“Si no
oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantara
de los muertos’. Estas palabras demostraron ser ciertas en la historia de
la nación judía. El último y
culminante milagro de Cristo fue la resurrección de Lázaro de Betania,
después que había estado muerto durante cuatro días. Se les concedió a los judíos esta maravillosa evidencia de la divinidad
del Salvador, pero la rechazaron.
Lázaro se levantó de los muertos, y
presentó ante ellos su testimonio, pero endurecieron su corazón, contra toda evidencia, y hasta trataron de quitarle la vida” (Palabras de Vida del Gran
Maestro, págs. 209, 210).
EVIDENCIA DIVINA NO APRECIADA
1.
¿Fue la resurrección de Lázaro suficiente evidencia para convencer
a todos de la divinidad del Salvador? En vez de tener gratitud a Dios por la
maravillosa señal, ¿qué era lo que más les interesaba a los líderes judíos? NO.
Juan 11:46, 47.- Pero algunos
de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.
Entonces los principales sacerdotes y
los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque
este hombre hace muchas señales.
“Betania estaba tan cerca de Jerusalén que pronto llegaron a la ciudad las noticias de la resurrección de Lázaro.
Por medio de los espías que habían presenciado el milagro, los dirigentes judíos fueron puestos rápidamente al tanto de los hechos.
Convocaron inmediatamente una reunión
del Sanedrín, para decidir lo que debía hacerse. Cristo había demostrado ahora plenamente su dominio sobre la muerte
y el sepulcro. Este gran
milagro era la evidencia máxima que ofrecía Dios a los hombres en prueba de que
había enviado su Hijo al mundo para salvarlo… Muchos de los que presenciaron la resurrección de Lázaro fueron
inducidos a creer en Jesús. Pero el
odio de los sacerdotes contra él se intensificó. Habían rechazado todas las pruebas menores de su divinidad, y este
nuevo milagro no hizo sino enfurecerlos… Ningún sofisma podía destruir tal evidencia. Por esta misma razón, la enemistad de
los sacerdotes se hacía más mortífera. Estaban más determinados que nunca a detener la obra de Cristo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.
496).
2.
¿Porque temían los gobernantes judíos a la creciente
influencia de Jesús entre el pueblo? ¿Había algún peligro en sus acciones que
provocara una sangrienta intervención de los romanos?
Juan 11:48.- Si le dejamos así, todos creerán en Él; y vendrán
los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
“Los fariseos habían tratado
de incitar a los herodianos contra Él. Presentándoselo como procurando establecer un reino rival,
consultaron con ellos en cuanto a cómo matarlo. Para excitar a los romanos contra Él, se lo habían representado como
tratando de subvertir su autoridad. Habían ensayado todos los recursos para impedir que influyera en el
pueblo. Pero hasta entonces sus
tentativas habían fracasado. Las multitudes
que habían presenciado sus obras de misericordia y oído sus enseñanzas puras y
santas, sabían que los suyos no
eran los hechos y palabras de un violador del sábado o blasfemo. Aun los oficiales enviados por los
fariseos habían sentido tanto la influencia de sus palabras que no pudieron
echar mano de Él. En su desesperación, los judíos habían publicado finalmente un edicto decretando que
cualquiera que profesase fe en Jesús fuera expulsado de la sinagoga” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 497).
LA RESOLUCIÓN MÁS TERRIBLE EN LA HISTORIA
3.. ¿Cuál fue la propuesta final del orador más influyente
del Sanedrín? ¿Qué razonamiento presentó para presionar al concilio a fin de
alcanzar el consenso que él deseaba concerniente a Jesús?
Juan 11:49, 50.- Entonces Caifás, uno de ellos,
sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre
muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
“Mientras el concilio estaba en el colmo de la perplejidad, Caifás, el sumo sacerdote, se puso de pie.
Era un hombre orgulloso y cruel, despótico e intolerante… Caifás había estudiado las profecías y
aunque ignoraba su verdadero significado dijo con gran autoridad y aplomo. Aunque Jesús sea inocente, aseguraba el
sumo sacerdote, debía ser quitado del camino. Molestaba porque atraía
el pueblo a sí y menoscababa la autoridad de los gobernantes. Él era uno solo; y era mejor que muriese
antes de permitir que la autoridad de los gobernantes fuese debilitada.
En caso de que el pueblo llegara a
perder la confianza en sus gobernantes, el poder nacional sería destruido. Caifás afirmaba que después de este
milagro los adeptos de Jesús se levantarían probablemente en revolución.
Los romanos vendrán entonces —decía él,
y cerrarán nuestro templo; abolirán
nuestras leyes, y nos destruirán como nación. ¿Qué valor tiene la vida de este galileo en comparación con la vida
de la nación? Si él obstaculiza el bienestar de Israel, ¿no se presta
servicio a Dios matándole? Mejor es
que un hombre perezca, y no que toda la nación sea destruida” (El Deseado de Todas las Gentes, págs.
498, 499).
4.
¿Cómo se comprendió la segunda parte del argumento de Caifás?
¿Qué profundo significado vio el evangelista en la propuesta de condenar a
Jesús a la muerte?
Juan 11:51, 52.- Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el
sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de
morir por la nación; y no
solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios
que estaban dispersos.
“Al declarar que un hombre
moriría por toda la nación, Caifás
demostró que tenía cierto conocimiento de las profecías, aunque muy limitado. Pero Juan, al describir la escena, toma la
profecía y expone su amplio y profundo significado.
“En los labios de Caifás esta
preciosísima verdad se convertía en mentira. La idea que él defendía se basaba en un principio tomado del
paganismo. Entre los paganos, el
conocimiento confuso de que uno había de morir por la raza humana los había
llevado a ofrecer sacrificios humanos. Así, por el sacrificio de Cristo, Caifás proponía salvar a la nación culpable,
no de la transgresión, sino en la transgresión, a fin de que pudiera
continuar en el pecado. Y por este razonamiento, pensaba acallar las
protestas de aquellos que pudieran atreverse, no obstante, a decir que nada
digno de muerte habían hallado en Jesús” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 499).
5.. Basándose en esas ideas, ¿a qué conclusión llegó el
concilio al final de la reunión?
Juan 11:53.- Así que, desde
aquel día acordaron matarle.
“El Sanedrín no constituía
entonces un cuerpo legal. Existía sólo por tolerancia. Algunos de sus miembros ponían en duda la conveniencia de dar muerte
a Cristo. Temían que ello
provocara una insurrección entre el pueblo e indujera a los romanos a
retirar a los sacerdotes los favores que hasta ahora habían disfrutado y a
despojarlos del poder que todavía conservaban. “Satanás les insinuó que a fin de mantener su autoridad debían dar muerte
a Jesús. Ellos siguieron este consejo. El hecho de que pudieran perder el poder que entonces ejercían era
suficiente razón, pensaban, para que llegasen a alguna decisión. Con
excepción de algunos miembros que no osaron expresar sus convicciones, el Sanedrín recibió las palabras de
Caifás como palabras de Dios. El
concilio sintió alivio; cesó la discordia. Decidieron dar muerte a Cristo en la primera oportunidad favorable.
Al rechazar la prueba de la divinidad de
Jesús, estos sacerdotes y gobernantes se habían encerrado a sí mismos en
tinieblas impenetrables. Se
habían puesto enteramente bajo el dominio de Satanás, para ser
arrastrados por él al mismo abismo de la ruina eterna. Sin embargo, estaban tan engañados que estaban contentos
consigo mismos. Se consideraban patriotas que procuraban la salvación de la
nación” (El Deseado de
Todas las Gentes, págs. 498, 499).
QUÉ HACER EN CASO DE PELIGRO
6.
¿Era la intención de Cristo acelerar la crisis? De
acuerdo a las instrucciones que había dado a sus discípulos, ¿qué hizo Él bajo
esas circunstancias?
Mateo 10:23.- Cuando os
persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no
acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del
Hombre.
Juan 11:54.- Por tanto, Jesús
ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la
región contigua al desierto, a
una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
“Con todo, el Sanedrín temía
tomar medidas imprudentes contra Jesús, no fuese que el pueblo llegara a exasperarse y la violencia tramada
contra Él cayera sobre ellos mismos. En vista de esto, el concilio postergó la ejecución de la sentencia que había
pronunciado. El Salvador comprendía
las conspiraciones de los sacerdotes. Sabía que ansiaban eliminarle y que su
propósito se cumpliría pronto. Pero no le incumbía a él precipitar la crisis, y se retiró de esa región
llevando consigo a los discípulos. Así, mediante su ejemplo, Jesús
recalcó de nuevo la instrucción que les había dado: ‘Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra.’ Había un amplio campo en el cual trabajar
por la salvación de las almas; y a menos que la lealtad a él lo requiriera,
los siervos del Señor no debían poner
en peligro su vida” (El Deseado de
Todas las Gentes, págs. 500, 501).
7.
¿Qué orden se había dado para que el Salvador cayera en sus
manos? Mientras ellos le tentaban y conspiraban en su contra, ¿que gran
testimonio les dio durante sus años de ministerio?
Juan 11:55-57.- Y estaba
cerca la pascua de los judíos; y muchos
subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban
unos a otros: ¿Qué os parece?
¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los
fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo
manifestase, para que le prendiesen.
Hechos 10:38, 39.- Cómo Dios ungió con
el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo
éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y
nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea
y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero.
“Jesús había consagrado ahora
al mundo tres años de labor pública. Ante el mundo estaba su ejemplo de abnegación y desinteresada
benevolencia. Su vida de pureza,
sufrimiento y devoción era conocida por todos. Sin embargo, sólo durante ese corto período de tres años pudo el
mundo soportar la presencia de su Redentor” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.
501).
PARA MEDITAR
“Su vida
fue una vida sujeta a persecuciones e insultos. Arrojado de Belén por un rey celoso, rechazado por su propio pueblo en Nazaret, condenado a muerte sin causa en
Jerusalén, Jesús, con sus pocos discípulos fieles, halló temporariamente
refugio en una ciudad extranjera. El que se había conmovido siempre por el
infortunio humano, que había sanado al enfermo, devuelto la vista al ciego, el
oído al sordo y el habla al mudo, el que había alimentado al hambriento y
consolado al afligido, fue expulsado por
el pueblo al cual se había esforzado por salvar. El que anduvo sobre las agitadas olas y con una palabra acalló su
rugiente furia, el que echaba fuera demonios que al salir reconocían que era el
Hijo de Dios, el que interrumpió el sueño de la muerte, el que sostuvo a miles
pendientes de sus palabras de sabiduría, no podía alcanzar el corazón de aquellos que estaban cegados por el
prejuicio y el odio, y rechazaban tercamente la luz” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 501).
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