martes, 23 de julio de 2013

04 | Rico y aún pobre


Se nos presenta el trato de Cristo con el joven como una lección objetiva. Dios nos dio la regla de conducta que debe seguir cada uno de sus siervos. Es la obediencia a su ley, no sólo una obediencia legal, sino una obediencia que penetra en la vida y se ejemplifica en el carácter. Dios fijó su propia norma de carácter para todos los que quieren llegar a ser súbditos de su reino. Únicamente aquellos que lleguen a ser colaboradores con Cristo, únicamente aquellos que digan: Señor, todo lo que tengo y soy te pertenece, serán reconocidos como hijos e hijas de Dios. Todos deben considerar lo que significa desear el cielo, y sin embargo apartarse de él por causa de las condiciones impuestas. Pensemos en lo que significa decir no a Cristo” (DTG, pág. 481).

MOSTRANDO INTERÉS Y HUMILDAD
1.. ¿Qué pregunta hizo un joven gobernante al Salvador del mundo? ¿Qué tan respetuoso fue su discurso y conducta?
Mateo 19:16.- Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Lucas 18:18.- Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Marcos 10:17.- Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Era miembro del honorable concilio de los judíosEl joven que hizo esta pregunta era uno de los gobernantes. Tenía grandes posesiones y ocupaba un cargo de responsabilidad. Había visto el amor que Cristo manifestara hacia los niños que le trajeran; cuán tiernamente los recibiera y alzara en sus brazos, y su corazón ardía de amor por el Salvador. Sentía deseo de ser su discípulo. Se había conmovido tan profundamente que mientras Cristo iba por su camino, corrió tras él y arrodillándose a sus pies, le hizo con sinceridad y fervor esa pregunta de suma importancia para su alma y la de todo ser humano: “Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 480, 478).

2.   ¿A quién Jesús dirigió la mente del gobernante? ¿Cómo respondió a la pregunta del hombre?
Marcos 10:180- Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
Mateo 19:17.-  Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Jesús estuvo libre de todo pecado y error; no había ni un vestigio de imperfección en su vida o carácter. Mantuvo una pureza inmaculada en las más difíciles circunstancias. Es cierto que declaró que ‘Ninguno hay bueno sino uno: Dios’; pero también dijo: ‘Yo y el Padre uno somos.Jesús habla de sí mismo y del Padre como Dios, y afirma para sí perfecta justicia (MS 141, 1901)” (Comentario Bíblico Adventista, material suplementario, pág. 941).
¿Por qué me llamas bueno? —Dijo Cristo—, Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios’. Jesús deseaba probar la sinceridad del joven, y conseguir que expresara la manera en que lo consideraba bueno. ¿Se daba cuenta de que Aquel a quien hablaba era el Hijo de Dios? ¿Cuál era el verdadero sentimiento de su corazón?” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 478).

FUNDAMENTO Y META DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS
3.   ¿Qué tienen en común los cinco mandamientos que Jesús mencionó? ¿Por qué puso Él al final de su respuesta el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo?
Mateo 19:18, 19.- Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Romanos 13:8, 9.- No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’ (Mateo 19:17). Muchos que profesan ser discípulos de Cristo pasarán aparentemente con toda facilidad por este mundo, considerados como hombres rectos y piadosos, en circunstancias que en lo íntimo de su ser encierran una plaga que mancha todo su carácter y corrompe toda su experiencia religiosa. ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Esto nos prohíbe aprovecharnos de nuestro prójimo en beneficio personal. Se nos prohíbe perjudicar a nuestro prójimo, no importa en qué sea. No debemos observarlas cosas desde el punto de vista de los mundanos. Tratará nuestro prójimo en toda circunstancia tal como nos gustaría que nos trataran a nosotros, es una regla que debemos aplicar prácticamente. Las leyes de Dios deben ser literalmente obedecidas. En todas nuestras relaciones y nuestros tratos con nuestros semejantes, ya sean creyentes o incrédulos, debemos aplicar esta regla: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ ” (TI, tomo 2, pág. 20).

UNA COSA TE FALTA
4.   Por su respuesta, ¿Podríamos decir que el joven estaba satisfecho con su vida? ¿Entendió realmente el mensaje profundo de Jesús?
Marcos 10:20.- El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.
Mateo 19:20.- El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
Este príncipe tenía en alta estima su propia justicia. No suponía, en realidad, que fuese deficiente en algo, pero no estaba completamente satisfecho. Sentía la necesidad de algo que no poseía. ¿Podría Jesús bendecirle como había bendecido a los niñitos y satisfacer la necesidad de su alma?…
Su aserto de que había guardado la ley de Dios era falso. Demostró que las riquezas eran su ídolo. No podía guardar los mandamientos de Dios mientras el mundo ocupaba el primer lugar en sus afectos. Amaba los dones de Dios más que al Dador(El Deseado de Todas las Gentes, págs. 478, 481).

5.   ¿No era la obediencia a los diez mandamientos, a través de la gracia y ayuda de Dios, suficiente para darle a uno vida eterna? ¿Porque añadió Jesús un requerimiento adicional?
Mateo 19:21.- Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Mateo 10:21.- El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.
Cristo se sentía atraído a este joven. Sabía que era sincero en su aserto: ‘Todo esto guardé desde mi juventud’. El Redentor anhelaba crear en él un discernimiento que le habilitara para ver la necesidad de una devoción nacida del corazón y de la bondad cristiana. Anhelaba ver en él un corazón humilde y contrito, que, consciente del amor supremo que ha de dedicarse a Dios, ocultara su falta en la perfección de Cristo… Una cosa te falta’, dijo Jesús. ‘Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme’. Cristo leyó el corazón del príncipe. Una sola cosa le faltaba, pero ésta era un principio vital. Necesitaba el amor de Dios en el alma. Esta sola falta, si no era suplida, le resultaría fatal; corrompería toda su naturaleza. Tolerándola, el egoísmo se fortalecería. A fin de que pudiese recibir el amor de Dios, debía renunciar a su supremo amor a sí mismo. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 479).

IMPORTANCIA DE LA DECISIÓN DEL GOBERNANTE
6.  ¿Qué revela la decisión hecha por el joven cuando escuchó la respuesta del Salvador? ¿No estamos haciendo lo mismo cuando nos aferramos a nuestras propias ideas y actitudes?
Mateo 19:22.- Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Lucas 18:23.-  Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
Cristo dio a este hombre una prueba. Le invitó a elegir entre el tesoro celestial y la grandeza mundanal. El tesoro celestial le era asegurado si quería seguir a Cristo. Pero debía renunciar al yo; debía confiar su voluntad al dominio de Cristo. La santidad misma de Dios le fue ofrecida al joven príncipe. Tuvo el privilegio de llegar a ser hijo de Dios y coheredero con Cristo del tesoro celestial. Pero debía tomar la cruz y seguir al Salvador con verdadera abnegación(DTG, págs. 479, 480).
Las palabras de Cristo fueron en verdad para el príncipe la invitación: ‘Escogeos hoy a quién sirváis’ (Josué 24:15). Le fue dejada a él la decisión. Jesús anhelaba que se convirtiera. Le había mostrado la llaga de su carácter, y con profundo interés vigilaba el resultado mientras el joven pesaba la cuestión. Si decidía seguir a Cristo, debía obedecer sus palabras en todo. Debía apartarse de sus proyectos ambiciosos. Con qué anhelo ferviente, con qué ansia del alma, miró el Salvador al joven, esperando que cediese a la invitación del Espíritu de Dios(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 480).

7.   ¿Cuál es el problema serio de la gente rica? ¿Qué consejo dio Jesús para que uno pueda sobreponerse a esto y otros obstáculos en el camino al cielo?
Mateo 19:23.- Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.
Lucas 18:24, 25.- Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Mateo 6:20, primera parte, 21.- Sino haceos tesoros en el cielo,… Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:33, primera parte.- Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia.
Cristo presentó las únicas condiciones que pondrían al príncipe donde desarrollaría un carácter cristiano. Sus palabras eran palabras de sabiduría, aunque parecían severas y exigentes. En su aceptación y obediencia estaba la única esperanza de salvación del príncipe. Su posición exaltada y sus bienes ejercían sobre su carácter una sutil influencia para el mal. Si los prefiriese, suplantarían a Dios en sus afectos. El guardar poco o mucho sin entregarlo a Dios sería retener aquello que reduciría su fuerza moral y eficiencia; porque si se aprecian las cosas de este mundo, por inciertas e indignas que sean, llegan a absorberlo todo
Cuando los discípulos de Cristo devuelven lo suyo al Señor, acumulan tesoros que se les darán cuando oigan las palabras: ‘Bien, buen siervo y fiel;… entra en el gozo de tu señor’. ‘El cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse a la diestra del trono de Dios(Mateo 25:23; Hebreos 12:2)” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 480, 482).

PARA MEDITAR
Cristo había ofrecido su comunión al joven. ‘Sígueme’, le dijo. El Salvador no significaba tanto para él como sus bienes o su propia fama entre los hombres. Renunciar al visible tesoro terrenal por el invisible y celestial era un riesgo demasiado grande. Rechazó el ofrecimiento de la vida eterna y se fue, y desde entonces el mundo había de recibir su culto. Millares están pasando por esta prueba y pesan a Cristo contra el mundo; y muchos eligen el mundo. Como el joven príncipe, se apartan del Salvador diciendo en su corazón: No quiero que este hombre me dirija” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 481).



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