“En la historia
del buen samaritano, Cristo
ilustra la naturaleza de la verdadera religión. Muestra que ésta no consiste en sistemas, credos, o ritos, sino en la realización de actos de amor, en hacer
el mayor bien a otros, en la bondad genuina” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 461).
UNA CUESTIÓN DE VIDA ETERNA
1. ¿Qué pregunta le hizo al Salvador un experto en la ley de
Moisés? ¿Con qué pregunta le respondió Jesús para evitar la trampa que le había
tendido?
Lucas 10:25, 26.- Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida
eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
“Con expectante atención, la
muchedumbre congregada esperó la respuesta. Los sacerdotes y rabinos habían pensado enredar a Cristo induciendo al doctor de la ley a dirigirle
esta pregunta. Pero el Salvador no
entró en controversia. Exigió la
respuesta al mismo interrogador.
“¿Qué está escrito en la ley?
—Dijo Él— ¿cómo lees?” Los judíos seguían acusando a Jesús de
tratar con liviandad la ley dada desde el Sinaí; pero él encausó el problema de la salvación hacia la observancia de los
mandamientos de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 461).
CONOCER Y HACER
2.
¿Le faltaba conocimiento u obediencia a este experto de la
ley? ¿Qué consejo le dio Jesús después de escuchar su respuesta?
Lucas 10:27, 28.- Aquél,
respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a
ti mismo. Y le dijo: Bien has
respondido; haz esto, y vivirás.
“El doctor de la ley no estaba
satisfecho con la opinión y las obras de los fariseos. Había estado
estudiando las escrituras con el deseo de conocer el significado real. Tenía vital interés en el asunto,
y había preguntado con sinceridad:
‘¿Haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?’ En su respuesta tocante a los requerimientos de la ley, pasó por
alto el cúmulo de preceptos ceremoniales y rituales. No les atribuyó ningún
valor, sino que presentó los dos grandes
principios de los cuales dependen la ley y los profetas. Esta respuesta, al ser elogiada por
Cristo, colocó al Salvador en un terreno ventajoso frente a los rabinos.
No podrían condenarle por haber
sancionado lo declarado por un expositor de la ley…
“El amor supremo a Dios y el amor imparcial al hombre son los principios
que deben practicarse en la vida. El
legista se reconoció transgresor de la ley. Bajo las palabras escrutadoras de Cristo, se vio culpable. No practicaba la justicia de la ley que
pretendía conocer. No había
manifestado amor hacia su prójimo” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 461, 462).
UNA PREGUNTA MUY DEBATIDA
3. ¿Qué otra pregunta hizo el hombre para justificar su
falta de amor por ciertas personas? ¿Qué ilustración usó Jesús para corregir su
opinión y conducta hacia su prójimo?
Lucas 10:29, 30.- Pero él,
queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo
Jesús, dijo: Un hombre descendía de
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e
hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
“Esta cuestión provocaba entre
los judíos interminables disputas. No
tenían dudas en cuanto a los paganos y los samaritanos; éstos eran extranjeros y enemigos. Pero
¿dónde debía hacerse la distinción
entre la gente de su propia nación, y entre las diferentes clases de la
sociedad? ¿A quiénes debían
considerar como prójimos el sacerdote, el rabino, el anciano? Se
pasaban la vida en un sin fin de ceremonias para purificarse. Enseñaban que el
trato con la multitud ignorante y descuidada causaba una contaminación cuya
supresión requería tedioso esfuerzo. ¿Debían
considerar a los ‘inmundos' como prójimos? “De nuevo Jesús rehusó ser arrastrado a una controversia. No denunció el fanatismo de aquellos que le
estaban vigilando para condenarle. Pero
relatando una sencilla historia expuso a sus oyentes un cuadro tal del
superabundante amor celestial, que tocó
todos los corazones, y arrancó del doctor de la ley una confesión de la verdad.
“El modo de disipar las tinieblas
consiste en dar entrada a la luz. La mejor manera de tratar con el
error consiste en presentar la verdad. Es
la revelación del amor de Dios lo que pone de manifiesto la deformidad y el
pecado de la egolatría” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 462).
MÁS QUE VER, ESTAR DISPUESTO A AYUDAR
4. ¿Qué enseñaba la ley en estos casos? ¿Mostraba el
comportamiento del sacerdote y del asistente del templo que entendían la
naturaleza y el propósito de su servicio?
Éxodo 23:4, 5.- Si encontrares el
buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le
dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.
Lucas 10:31, 32. - Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
Asimismo un levita, llegando cerca de
aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
“Esta no era una escena
imaginaria, sino un suceso reciente, conocido exactamente como fue
presentado. El sacerdote y el
levita que habían pasado de un lado estaban en la multitud que escuchaba las
palabras de Cristo.
“En su providencia, Dios había guiado al sacerdote y al levita a lo largo
del camino en el cual yacía el herido doliente, a fin de que pudieran ver que
necesitaba misericordia y ayuda. Todo
el cielo observaba para ver si el corazón de esos hombres sería movido por la
piedad hacia el infortunio humano. El
Salvador era el que había instruido a los hebreos en el desierto; desde la
columna de nube y de fuego había
enseñado una lección muy diferente de la que el pueblo estaba recibiendo ahora
de sus sacerdotes y maestros. Las
provisiones misericordiosas de la ley se extendían aun a los animales
inferiores, que no pueden expresar con palabras sus necesidades y
sufrimientos” (El Deseado de Todas las
Gentes, págs. 463, 464).
5.
¿Qué atención especial dio el samaritano despreciado a la
desafortunada víctima de los bandidos? ¿El benefactor solo ofreció palabras de
consuelo, su deseo de servir, o dio su tiempo, esfuerzo y medios?
Lucas 10:33-35.- Pero un
samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a
misericordia; y acercándose,
vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Otro día al partir, sacó dos
denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de
más, yo te lo pagaré cuando regrese.
“No preguntó si el extraño era
judío o gentil. Si fuera judío,
bien sabía el samaritano que, de haber sido los casos de ambos a la inversa, el
hombre le habría escupido en la cara y pasado de largo con desprecio.
Pero no vaciló por esto. No
consideró que él mismo se exponía a la violencia al detenerse en ese lugar. Le bastaba el hecho de que había delante de
él un ser humano víctima de la necesidad y el sufrimiento. Se quitó sus propias vestiduras para
cubrirlo. Usó para curar y
refrescar al hombre herido la provisión de aceite y vino que llevaba para el
viaje. Lo alzó sobre su propia
bestia y lo condujo lentamente a paso uniforme, de modo que el extraño no fuera
sacudido y sus dolores no aumentaran. Lo llevó a un mesón y lo cuidó
durante la noche, vigilándolo con ternura. Por
la mañana, cuando el enfermo había mejorado, el samaritano se propuso seguir su
camino. Pero antes de hacerlo, lo
encomendó al huésped, pagó los gastos y dejó un depósito en su favor; y no
contento aún con esto, hizo provisión para cualquier necesidad adicional”
(El Deseado de Todas las Gentes, pág.
465).
TRAS UN BUEN EJEMPLO
6....Después de escuchar la historia del buen samaritano, ¿qué
tan difícil es identificar a nuestro prójimo? ¿Qué deberíamos aprender de la
generosa actitud del hombre que pasó por alto el prejuicio social?
Lucas 10:36.- ¿Quién, pues, de estos
tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
“Así la pregunta: ‘¿Quién es
mi prójimo?' está para siempre
contestada. Cristo demostró que
nuestro prójimo no es meramente quien pertenece a la misma iglesia o fe que
nosotros. No tiene que ver con distinción
de raza, color o clase. Nuestro prójimo es toda persona que necesita nuestra
ayuda. Nuestro prójimo es
toda alma que está herida y magullada por el adversario. Nuestro prójimo es todo aquel que
pertenece a Dios.
“Mediante la historia del buen
samaritano, Jesús pintó un cuadro de sí mismo y de su misión. El hombre había sido engañado,
estropeado, robado y arruinado por Satanás, y abandonado para que pereciese;
pero el Salvador se compadeció de
nuestra condición desesperada. Dejó
su gloria, para venir a redimirnos. Nos
halló a punto de morir, y se hizo cargo de nuestro caso. Sanó nuestras heridas. Nos cubrió con su
manto de justicia. Nos proveyó un refugio seguro e hizo completa provisión para
nosotros a sus propias expensas. Murió
para redimirnos. Señalando su propio ejemplo, dice a sus seguidores: ‘Esto os mando: Que os améis los unos a los otros’. ‘Como os he amado, que
también os améis los unos a los otros’ (Juan 15:17; 13:34)” (El Deseado de Todas las Gentes, págs.
465, 466).
7.
Por lo tanto ¿qué repitió Jesús al experto de la ley?
¿Qué lección especial se nos insta aprender de la ilustración del buen
samaritano?
Lucas 10:28 última parte.- Haz esto, y vivirás.
Lucas 10:37.- Él dijo: El
que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
“El samaritano había obedecido
los dictados de un corazón bondadoso y amante, y con esto había dado pruebas de ser observador de la ley.Cristo le ordenó al doctor de la ley:
‘Ve, y haz tú lo mismo’. Se
espera que los hijos de Dios hagan, y no meramente digan. ‘El que dice que está en él, debe andar
como él anduvo' (1 Juan 2:6).
“La lección no
se necesita menos hoy en el mundo que cuando salió de los labios de Jesús. El egoísmo y la fría formalidad casi han
extinguido el fuego del amor y disipado las gracias que podrían hacer fragante
el carácter. Muchos de los que
profesan su nombre han perdido de vista el hecho de que los cristianos deben
representar a Cristo. A menos
que practiquemos el sacrificio personal para bien de otros, en el círculo familiar, en el vecindario, en la
iglesia, y en donde quiera que podamos, cualquiera sea nuestra profesión, no
somos cristianos” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 465).
PARA MEDITAR
“Si somos cristianos, no
pasaremos de un lado, manteniéndonos tan lejos como nos sea posible de aquellos
que más necesitan nuestra ayuda. Cuando veamos un ser humano en angustia, sea por la aflicción o por el pecado,
nunca diremos: Esto no me incumbe. “Por la fe y la oración, haced
retroceder el poder del enemigo. Hablad palabras
de fe y valor que serán como bálsamo sanador para el golpeado y herido.
Muchos son los que han desmayado y están desanimados en la gran lucha de la
vida, cuando una palabra de bondadoso estímulo los hubiera fortalecido para
vencer. Nunca debemos pasar junto a
un alma que sufre sin tratar de impartirle el consuelo con el cual somos
nosotros consolados por Dios.
“Todo esto no es sino el cumplimiento del principio
de la ley el principio ilustrado en la historia del buen samaritano y
manifestado en la vida de Jesús. Su
carácter revela el verdadero significado de la ley, y muestra qué es amar al
prójimo como a nosotros mismos. Y cuando los hijos de Dios manifiestan
misericordia, bondad y amor hacia todos los hombres, también atestiguan el
carácter de los estatutos del cielo” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 466, 467).
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