“Nuestro gran Sumo Sacerdote completó la ofrenda expiatorio de sí mismo cuando sufrió
fuera de la puerta. Entonces se hizo
una perfecta expiación por los pecados de la gente. Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo
Sacerdote, nuestro Intercesor;
por lo tanto, nuestra situación actual
es como la de los israelitas que estaban en el atrio exterior, esperando y buscando esa bendita
esperanza, el glorioso aparecimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo…
El símbolo se encontró con la realidad simbolizada en la muerte de Cristo, el
Cordero muerto por los pecados del mundo. El
gran Sumo Sacerdote ha hecho el único sacrificio que es de valor” (Comentario
Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 924).
DESIGNADO PARA EL SACERDOCIO
1. ¿Quién designó a Jesús como el gran Sumo
Sacerdote? Hebreos 5:5, 6, 9,
10.
Así tampoco Cristo
se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le
dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te
he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú
eres sacerdote para siempre, Según el orden de
Melquisedec. Y habiendo
sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le
obedecen; y fue declarado
por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
“Cristo no
se glorificó a sí mismo al ser hecho Sumo Sacerdote. Dios lo designó para el sacerdocio. Debía ser un ejemplo para toda la familia humana. Él se calificó para ser no sólo el
representante de la raza humana, sino su Abogado, de modo que cada
alma, si así lo desea, pudiera decir: Tengo un Amigo en el tribunal. Es un Sumo Sacerdote que puede
conmoverse con el sentimiento de
nuestras flaquezas” (Comentario
Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 942).
EL NUEVO PACTO
2. ¿Sobre qué base se estableció el nuevo pacto
por medio del cual Jesús se convirtió en el mayor Sumo Sacerdote para el ser
humano? Hebreos 8:5, 6; 7:21,
22.
Los cuales sirven
a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a
Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo
que se te ha mostrado en el monte. Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes;
pero éste, con el juramento
del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú
eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Por tanto, Jesús es hecho fiador de un
mejor pacto.
“Aunque este pacto fue hecho con Adán, y más
tarde se le renovó a Abrahán, no
pudo ratificarse sino hasta la muerte de Cristo. Existió en virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por
primera vez la posibilidad de redención. Fue aceptado por fe no obstante,
cuando Cristo lo ratificó fue llamado
el pacto nuevo. La ley de
Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para
restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en
situación de poder obedecer la ley de Dios… “El nuevo pacto se estableció sobre ‘mejores promesas’, la promesa
del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón”
(La
Maravillosa Gracia, págs. 133, 136).
3. Aunque tentado como nosotros, ¿cómo resurgió
nuestro Sumo Sacerdote de su conflicto con el pecado? Habiendo realizado experiencias, ¿qué es capaz de hacer? Hebreos 4:15; 2:18; 7:26.
Porque no tenemos
un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. Porque tal sumo sacerdote nos convenía:
santo, inocente, sin mancha, apartado de
los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.
“Jesús se interesa en cada uno como si no
hubiese otra persona en toda la tierra. Como Dios, ejerce gran poder en
nuestro favor, mientras que como
Hermano mayor nuestro, siente
todas nuestras desgracias. La Majestad
del cielo no se mantuvo alejada de la humanidad degradada y pecaminosa. No
tenemos un Sumo Sacerdote tan ensalzado y encumbrado, que no pueda fijarse en
nosotros o simpatizar con nosotros, sino que fue tentado en todas las cosas
como nosotros, aunque sin pecar” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs.
115, 116).
“Así
también Cristo, el gran Sumo
Sacerdote, al ofrecer su sangre
ante el Padre en favor de los pecadores, lleva sobre el corazón el nombre de toda alma arrepentida y creyente.
El salmista dice: ‘Aunque afligido yo y
necesitado, Jehová pensará en mí’ (Sal. 40:17)” (Patriarcas y Profetas, pág 363).
EN EL SANTUARIO CELESTIAL
4. ¿Cuándo entró Jesús en el santuario celestial
para desarrollar su cargo como Sumo Sacerdote? Marcos 16:19; Hebreos 8:1, 2.
Y el Señor,
después que les habló, fue
recibido arriba en el cielo, y se
sentó a la diestra de Dios. Ahora bien, el punto principal de lo que
venimos diciendo es que tenemos tal sumo
sacerdote, el cual se sentó a la
diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó
el Señor, y no el hombre.
“Después de su ascensión, nuestro Salvador iba a principiar su
obra como nuestro Sumo Sacerdote. El apóstol Pablo dice: ‘No entró
Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora
por nosotros en la presencia de Dios’
(Heb. 9:24)… Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la presencia de Dios para ofrecer su sangre en beneficio
de los creyentes arrepentidos…
“Aunque la sangre de Cristo habría de librar
al pecador arrepentido de la condenación de la ley, no había de anular el pecado;
éste queda registrado en el santuario hasta la expiación final;…
“En el gran día del juicio final…, en virtud de la sangre expiatoria de
Cristo, los pecados de todos
los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros
celestiales” (Patriarcas y Profetas, pág 372).
5. Después de su ascensión, nuestro gran Sumo
Sacerdote inició su ministerio en el lugar santo y después se transfirió al
lugar santísimo en 1844. Además de presentar los méritos de su sangre en favor
de los pecadores arrepentidos, ¿qué otra labor inició pronta a finalizar? 2 Timoteo 4:1; 1 Pedro 4:17.
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos
en su manifestación y en su reino. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y
si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no
obedecen al evangelio de Dios?
“Estamos en el gran día de la expiación,
cuando mediante la confesión y el
arrepentimiento nuestros pecados han de ir de antemano al juicio… “En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote
entró en el lugar santísimo del santuario celestial para comenzar la obra del
juicio investigador. Han estado
siendo examinados delante de Dios los casos de los muertos justos. Cuando
se complete esa obra, se pronunciará juicio sobre los vivientes. ¡Cuán
preciosos, cuán importantes son estos solemnes momentos! Cada uno de nosotros tiene un caso pendiente en el tribunal celestial.
Individualmente hemos de ser juzgados
de acuerdo con lo que hicimos en el cuerpo” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág.
145).
EL MINISTERIO DE NUESTRO GRAN SUMO
SACERDOTE
6. ¿Por qué es tan importante que Jesús sea
nuestro gran Sumo Sacerdote? Apocalipsis
8:3, 4.
Otro ángel
vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio
mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre
el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del
incienso con las oraciones de los santos.
“Los servicios religiosos, las oraciones, la
alabanza, la confesión arrepentida del pecado ascienden desde los verdaderos
creyentes como incienso ante el santuario celestial, pero al pasar por los canales corruptos de la
humanidad, se contaminan de tal manera que, a menos que sean purificados por sangre, nunca pueden ser de valor
ante Dios. No ascienden en pureza
inmaculada, y a menos que el
Intercesor, que está a la diestra de Dios, presente y purifique todo por su
justicia, no son aceptables ante Dios. Todo el incienso de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido
con las purificadoras gotas de la sangre de Cristo. Él sostiene delante del Padre el incensario
de sus propios méritos, en los cuales no
hay mancha de corrupción terrenal. Recoge en ese incensario las oraciones,
la alabanza y las confesiones de su pueblo, y a ellas les añade su propia justicia inmaculada. Luego, perfumado con los méritos de la
propiciación de Cristo, asciende el incienso delante de Dios plena y
enteramente aceptable. Así se obtienen respuestas benignas” (Mensajes
Selectos, tomo 1, pág. 404).
7. ¿Durante cuánto tiempo intercederá Jesús en
el santuario a favor de los pecadores? ¿Qué sucederá cuando cese de interceder
por su pueblo? Apocalipsis
16:7; 22:11; 6:17.
También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus
juicios son verdaderos y justos. El
que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía;
y el que es justo, practique la
justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién
podrá sostenerse en pie?
“Cuando termine el mensaje del tercer
ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de
la tierra… Entonces Jesús dejará
de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá ‘Hecho es,’… Cristo ha hecho propiciación por su pueblo
y borrado sus pecados…
“Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote
está haciendo propiciación por nosotros, debemos tratar de llegar a la
perfección en Cristo… Cuando Cristo deje de interceder en el santuario,
se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben
su marca (Apocalipsis 14:9, 10)” (CS, págs. 671, 680, 685).
MEDITACIÓN
“Los que vivan en
la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial
deberán estar en pie en la presencia del
Dios santo sin mediador. Sus vestiduras
deberán estar sin mácula; sus caracteres,
purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia de
Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha
con el mal. Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes
arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de
liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra” (CS,
pág. 478).
ESTUDIO PERSONAL
· Hebreos 5:9
· Efesios
1:20
“Así como
el sumo sacerdote ponía a un lado sus magníficas ropas pontificias, y oficiaba
en la ropa blanca de lino del sacerdote común, así también Cristo
tomó forma de siervo, y ofreció
sacrificio, siendo Él mismo a la vez el sacerdote y la víctima” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 16).
“Los
sacrificios y las ofrendas del ritual
mosaico señalaban siempre hacia adelante, hacia un servicio mejor, el
celestial. El santuario terrenal ‘era figura
de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios’
(Heb. 9:9) y sus dos lugares santos
eran ‘figuras de las cosas celestiales’ (Heb. 9:23) pues Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, es hoy
‘ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor
asentó, y no hombre’ (Heb. 8:2)” (Profetas y Reyes, pág. 505).
“Todos pueden acercarse a Dios ahora por
medio de los méritos de Cristo. Debido a que el velo ha sido rasgado,
los hombres pueden acercarse a Dios. No
necesitan depender ni de sacerdote ni de sacrificio ceremonial. Se da
libertad a todos para ir directamente a Dios por medio de un Salvador personal”
(La
Maravillosa Gracia, pág. 155).
“Ojalá comprendieran todos que toda obediencia, todo
arrepentimiento, toda alabanza y todo agradecimiento deben ser colocados sobre
el fuego ardiente de la justicia de Cristo. La fragancia de esa justicia
asciende como una nube en torno del propiciatorio” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág.
404). “Cristo es la fragancia, el incienso santo que hace aceptables
nuestras peticiones ante el Padre” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 390).
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