jueves, 3 de enero de 2013

01 | El hijo de Dios


Dios es el Padre de Cristo; Cristo es el Hijo de Dios. A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para su Hijo” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266).

SU PREEXISTENCIA
1. ¿Dónde encontramos testimonios en las Escrituras relacionados con la preexistencia del Hijo de Dios? Juan 1:1, 2; Miqueas 5:2; Colosenses 1:16.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel;  y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo... Al hablar de esta preexistencia, Cristo hace retroceder  la mente hacia las edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando Él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese momento había estado junto a Dios” (El Evangelismo, pág. 446).
Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios. ‘Y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios  fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz’ ‘sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo’ (Isa. 9:6; Miq. 5:2)” (Patriarcas y Profetas, pág. 12).

2.   ¿Qué declaraciones confirman que Jesús es Hijo de Dios? Lucas 3:22; Salmo 2:7; Hebreos 1:5.
Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo?
Las Escrituras indican claramente la relación que hay entre Dios y Cristo, y hacen resaltar muy claramente la personalidad individual de cada uno. “‘Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,... el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré a Él Padre, y Él me será a mí hijo?’  (Hebreos 1:1-5)” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266).

UN DON INCALCULABLE
3.   ¿Cómo expresó Dios su amor supremo por la raza humana caída? Juan 3:16; 1 Juan 4:9, 10, 14.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
“Tenemos todo lo que pudiéramos pedir para inspirarnos fe y confianza en Dios. En las cortes terrenales, cuando un rey quiere dar la máxima garantía que asegure su veracidad, da a su hijo como rehén, para ser rescatado cuando se cumpla la promesa del rey. Y he aquí, qué prenda de la fidelidad del Padre, porque cuando quiso asegurar a los hombres de la inmutabilidad de su consejo, dio a su unigénito Hijo para que viniera a la tierra y tomara la naturaleza humana, no sólo por los cortos años de vida, sino para retener esa naturaleza en las cortes celestiales como garantía eterna de la fidelidad de Dios. ¡Oh, la profundidad de las riquezas tanto de la sabiduría como del amor de Dios! ‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios’ (1 Juan 3:1)” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 302).

EL ENEMIGO DEL HIJO DE DIOS
4.  Así como Satanás no aceptó la autoridad del Hijo de Dios en el cielo, ¿cómo continuó su lucha contra Cristo en la tierra y por qué? Mateo 4:3, 6.
Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
“Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria. Volvió a su deseo de supremacía, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo.… ¿Por qué –se preguntaba el poderoso ángel– debe Cristo tener la supremacía? ¿Por qué se le honra más que a mí?” (Patriarcas y Profetas, pág. 16).
Si la confianza de Cristo en Dios podía ser quebrantada, Satanás sabía que obtendría la victoria en todo el conflicto. Vencería a Jesús. Esperaba que bajo el imperio de la desesperación y el hambre extrema, Cristo perdería la fe en su Padre, y obraría un milagro en su propio favor. Si lo hubiera hecho habría malogrado el plan de salvación” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 94).

EL HIJO DE DIOS EN LA TIERRA
5.   ¿En qué ocasiones reveló Dios su parentesco con Cristo? Mateo 3:16, 17; 17:5.
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
En ocasión del bautismo y de la transiguración, se había oído la voz de Dios proclamar a Cristo como su Hijo… “Entre la vasta muchedumbre que estaba congregada a orillas del Jordán, pocos, además de Juan, discernieron la visión celestial. Sin embargo, la solemnidad de la presencia divina embargó la asamblea. El pueblo se quedó mirando silenciosamente a Cristo. Su persona estaba bañada de la luz que rodea siempre el trono de Dios. Su rostro dirigido hacia arriba estaba glorificado como nunca antes habían visto ningún rostro humano. De los cielos abiertos, se oyó una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.’
Estas palabras de confirmación fueron dadas para inspirar fe a aquellos que presenciaban la escena, y fortalecer al Salvador para su misión. A pesar de que los pecados de un mundo culpable pesaban sobre Cristo, a pesar de la humillación que implicaba el tomar sobre sí nuestra naturaleza caída, la voz del cielo lo declaró Hijo del Eterno(DTG, págs. 696, 86, 87).

6.   ¿A quién le fue dado conocer y creer que Jesús era el Hijo de Dios? Juan 1:49; Mateo 16:15-17; 14:33.
Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Jesús hizo entonces una segunda pregunta relacionada con los discípulos mismos: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy?’ Pedro respondió: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.’ “Desde el principio, Pedro había creído que Jesús era el Mesías.… Él no esperó que los honores regios coronasen a su Señor, sino que le aceptó en su humillación.… “La verdad que Pedro había confesado es el fundamento de la fe del creyente. Es lo que Cristo mismo ha declarado ser, vida eterna” (DTG, págs. 379, 380).

CONDENADO A MUERTE
7.   Habiéndose declarado a sí mismo Hijo de Dios, ¿qué le esperaba a Jesús? Mateo 26:63, 64; Juan 10:36; 19:7.
Más Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de DiosJesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. ¿Al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios
Cristo no podía callar ante esta demanda. Había tiempo en que debía callar, y tiempo en que debía hablar. No habló hasta que se le interrogó directamente. Sabía que el contestar ahora aseguraría su muerte(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 653).
“Y así, por la tercera condena de las autoridades judías, Jesús había de morir(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 661).
El enemigo esperaba que tanta burla y violencia arrancara del Hijo de Dios alguna queja o murmuración; o que manifestara su poder divino y se librara de la multitud y que de esa manera fracasara el plan de salvación” (La Historia de la Redención, pág. 220).

MEDITACIÓN
“Los que con irrisión dijeron: ‘Confió en Dios: líbrele ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios,’ no pensaron que su testimonio repercutiría a través de los siglos. Pero aunque fueron dichas en son de burla, estas palabras indujeron a los hombres a escudriñar las Escrituras como nunca lo habían hecho antes. Hombres sabios oyeron, escudriñaron, reflexionaron y oraron. Hubo quienes no descansaron hasta que, por la comparación de un pasaje de la Escritura con otro, vieron el significado de la misión de Cristo. Nunca antes hubo un conocimiento tan general de Jesús como una vez que fue colgado de la cruz. En el corazón de muchos de aquellos que presenciaron la crucifixión y oyeron las palabras de Cristo resplandeció la luz de la verdad” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 696, 697).

ESTUDIO PERSONAL
·       2 Pedro 1:16-18
·       Juan 12:28-30; 11:27; 5:36, 37

“Era igual a Dios, infinito y omnipotente… Es el Hijo eterno y existente por sí mismo” (El Evangelismo, pág. 446).
“El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. ‘Porque por Él fueron criadas todas las cosas,… sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por Él y para Él’ (Col. 1:16)” (Patriarcas y Profetas, pág. 12).

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