“La
doctrina de la encarnación de Cristo en carne humana es un misterio, ‘el
misterio que había estado oculto desde los siglos y edades’ (Col.
1:26). Es el grande y profundo misterio de la piedad. ‘Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros’ (Juan 1:14). Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a su naturaleza
celestial. No hay nada que demuestre tanto como esto la maravillosa
condescendencia de Dios. ‘De tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito’ (Juan 3:16)” (Mensajes
Selectos, tomo 1, pág. 289).
ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS
1. ¿Cómo se convirtió el Hijo de Dios en Hijo
del hombre? Juan 1:14; Hebreos
2:14; 10:5-7.
Y aquel Verbo
fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de
gracia y de verdad. Así que, por
cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo, para destruir por medio
de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Por
lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me
preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no
te agradaron. Entonces dije: He
aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del
libro está escrito de mí.
“Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo
una voz de significado misterioso que, partiendo del trono de Dios, decía: ‘He aquí yo vengo.’ Sacrificio y ofrenda, no los quisiste;
empero un cuerpo me has preparado... He aquí yo vengo (en el rollo del libro
está escrito de mí), para hacer, oh Dios, tu voluntad.’ En estas palabras se
anunció el cumplimiento del propósito que había estado oculto desde las edades
eternas. Cristo estaba por visitar
nuestro mundo, y encarnarse. Él
dice: ‘Un cuerpo me has preparado.’ Si
hubiese aparecido con la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo
fuese, no podríamos haber soportado la luz de su presencia. A fin de
que pudiésemos contemplarla y no ser destruidos, la manifestación de su gloria
fue velada. Su divinidad fue cubierta
de humanidad, la gloria invisible tomó forma humana visible” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 14).
2. ¿Cómo se anunció la encarnación del Hijo de
Dios? Mateo 1:21-23; Lucas
1:30-35.
Y dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre JESÚS,
porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor
por medio del profeta, cuando dijo:
He aquí, una virgen concebirá y dará
a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado
gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su
nombre JESÚS. Este será
grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá
fin. Entonces María dijo al ángel:
¿Cómo será esto? pues no conozco
varón. Respondiendo el ángel,
le dijo: El Espíritu Santo vendrá
sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual
también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
“Cristo no tomó la naturaleza humana en
forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana. ‘Por cuanto los hijos
participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo’ (Heb. 2:14). Era el hijo de María; era de la simiente de
David de acuerdo con la ascendencia humana. Se declara de Él que era
hombre, el hombre Cristo Jesús.…” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 290).
“Cristo trajo a los hombres y a las mujeres
poder para vencer. Vino a este
mundo en forma humana para vivir como un hombre entre los hombres. Tomó las flaquezas de la naturaleza humana
para ser probado y examinado. En su humanidad, era participante de la
naturaleza divina. En su encarnación,
ganó un nuevo sentido el título de Hijo de Dios. Dijo el ángel a María:
‘El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo
Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios’ (Luc. 1:35). Si bien era el Hijo de
un ser humano, llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios. Así estuvo en
nuestro mundo: el Hijo de Dios, y sin embargo unido a la raza humana por su
nacimiento” (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 265).
SU FILIACIÓN
3. Durante su infancia, ¿a quién reconoció Jesús
como su Padre? Lucas 2:49.
Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi
Padre me es necesario estar?
“Con profundo interés, la madre de Jesús
miraba el desarrollo de sus facultades, y contemplaba la perfección de su carácter. Con deleite trataba de estimular esa
mentalidad inteligente y receptiva. Mediante el Espíritu Santo recibió sabiduría para cooperar con los agentes
celestiales en el desarrollo de
este niño que no tenía otro padre que Dios” (DTG, pág. 49).
“En la escuela de los rabinos,
encontraron a Jesús. Aunque llenos de regocijo, no podían olvidar su
pesar y ansiedad. Cuando estuvo otra vez reunido con ellos, la madre le dijo,
con palabras que implicaban un reproche: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con
dolor.’“‘¿Por qué me buscabais?’
–Contestó Jesús– ‘¿No sabíais que en los negocios de mi
Padre me conviene estar?’ Y como
no parecían comprender sus palabras, Él
señaló hacia arriba. En su
rostro había una luz que los admiraba. La divinidad fulguraba a través de la humanidad… pero [María] sabía
que había negado que fuera hijo de José y se había declarado Hijo de Dios” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 60).
4. Como Hijo del hombre, ¿cómo reveló Jesús ser
Hijo de Dios? Mateo 11:27;
Juan 15:9, 10; 20:17.
Todas las
cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie
conoce al Hijo, sino el Padre, ni
al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido
a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro
Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
“El Hijo de Dios descendió del cielo para
manifestar al Padre. ‘A Dios nadie
jamás le ha visto: el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, Él le ha
dado a conocer’ (S. Juan 1:18). ‘Ni
al Padre conoce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere
revelar’ (S. Mateo 11:27). Cuando uno de sus discípulos le dijo: ‘Muéstranos al Padre’, Jesús respondió: ‘Tanto tiempo hace que
estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre: ¿Cómo pues dices
tú: Muéstranos al Padre?’ (S. Juan 14:8, 9)” (El Camino a Cristo, pág. 9).
“Por su humanidad, Cristo tocaba a la
humanidad; por su divinidad,
se asía del trono de Dios. Como Hijo
del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos
imparte poder para obedecer” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 16).
EL HIJO DEL HOMBRE, SEÑOR DEL SÁBADO
5. ¿Cómo se menciona el día de reposo en las
Sagradas Escrituras? ¿Cómo confirmó Jesús que el sábado le pertenecía? Isaías
58:13, primera parte; Mateo 12:8.
Si
retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares
delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares. Porque el Hijo del Hombre es Señor del
día de reposo.
“‘El Hijo del hombre es Señor aun del
sábado.’ Estas palabras rebosan instrucción y consuelo. Por haber sido hecho el sábado para el
hombre, es el día del Señor. Pertenece
a Cristo. Porque ‘todas las cosas
por Él fueron hechas; y sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho.’ y como lo
hizo todo, creó también el sábado. Por Él fue apartado como un monumento recordativo de la obra
de la creación. Nos presenta a
Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas
las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen,
es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 255).
EL HIJO DEL HOMBRE PERDONA Y SANA
6. ¿Cómo podría afirmar el Hijo del hombre su
poder para perdonar pecados y sanar enfermos? Marcos 2:10-12.
Pues para que sepáis
que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo
al paralítico): A ti
te digo: Levántate, toma tu lecho, y
vete a tu casa. Entonces él se
levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera
que todos se asombraron, y
glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
“Jesús vino para ‘deshacer las obras del
diablo.’ ‘En Él estaba la vida,’ y Él
dice: ‘Yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia.’ Él es un ‘espíritu vivificante.’ Y tiene
todavía el mismo poder vivificante que, mientras estaba en la tierra, sanaba a los enfermos y perdonaba al
pecador. Él ‘perdona todas
tus iniquidades,’ Él ‘sana todas tus dolencias’” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 236).
“Los
ángeles de Dios pasan siempre de la tierra al cielo, y del cielo a la tierra. Los milagros de Cristo, en favor de los
afligidos y dolientes, fueron realizados por el poder de Dios mediante el
ministerio de los ángeles. Y es
por medio de Cristo, por el ministerio de sus mensajeros celestiales,
como nos llega toda bendición de Dios. Al
revestirse de la humanidad, nuestro Salvador une sus intereses con los de los
caídos hijos e hijas de Adán, mientras que por su divinidad se aferra al trono de Dios. Y así es Cristo el medio de
comunicación de los hombres con Dios y de Dios con los hombres” (Deseado
de Todas las Gentes, pág. 177).
EL HIJO DEL HOMBRE REALIZA MILAGROS
7. Como Hijo del hombre, ¿cómo realizó Jesús el
milagro de calmar la tempestad? ¿Cómo le reconocieron los discípulos al verle
caminando sobre el mar y calmando los vientos? Mateo 8:27; 14:32, 33; Juan 5:30, primera parte.
Y los hombres se
maravillaron, diciendo: ¿Qué
hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó
el viento. Entonces los que estaban
en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente
eres Hijo de Dios. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así
juzgo; y mi juicio es justo.
“Pero Él no confiaba en la posesión de la
omnipotencia. No era en calidad de ‘dueño de la tierra, del mar y del
cielo’ cómo descansaba en paz. Había depuesto ese poder, y aseveraba: ‘No puedo yo
de mí mismo hacer nada.’ Jesús
confiaba en el poder del Padre; descansaba
en la fe– la fe en el amor y cuidado de Dios, y el poder de aquella palabra
que calmó la tempestad era el poder de Dios.
“Así como Jesús reposaba por la fe en el
cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de
nuestro Salvador” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 302).
MEDITACIÓN
“‘Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito’. Lo dio no solamente
para que viviese entre los hombres, no sólo para que llevase los pecados de
ellos y muriese como su sacrificio; lo dio a la raza caída. Cristo debía identificarse con los
intereses y necesidades de la humanidad. Él que era uno con Dios se ha unido con los hijos de los hombres con
lazos que jamás serán quebrantados. Jesús ‘no se avergüenza de llamarlos hermanos’ (Hebreos 2:11). Es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado,
nuestro Hermano, lleva nuestra
forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será
uno con la raza que ha redimido: es el Hijo
del hombre. Y todo esto para
que el hombre fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que
relejase el amor de Dios y participase del gozo de la santidad” (El
Camino a Cristo, pág. 12).
ESTUDIO PERSONAL
· Marcos 2:28.
· Mateo 9:6.
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