“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová” Levítico 23:27.
EL DÍA DE EXPIACIÓN
1.
¿A qué parte del santuario iba el sumo sacerdote una vez al año para
realizar el servicio especial de purificación? Levítico 16:2; Hebreos 9:3.
Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario
detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el
propiciatorio. Tras el segundo
velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo.
“Una vez al año, en el gran día de la
expiación, el sacerdote
entraba en el lugar santísimo para limpiar el santuario. La obra que se
llevaba a cabo allí completaba el ciclo
anual de ceremonias” (Patriarcas y Profetas, pág. 368).
“Jesús está en el Lugar Santísimo,
para comparecer por nosotros ante la presencia
de Dios. Allí, no cesa de
presentar a su pueblo momento tras momento, como completo en Él. Pero,
por estar así representados delante del Padre, no hemos de imaginar que podemos
abusar de su misericordia y volvernos descuidados, indiferentes y licenciosos. Cristo no es el ministro del pecado. Estamos completos en Él, aceptados en el
Amado, únicamente si permanecemos en Él por fe” (Fe y Obras, págs. 111, 112).
2. ¿Qué tenía de especial el propiciatorio? ¿Qué revelación se impartía? Éxodo
25:22; Números 7:89.
Y de allí me
declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre
el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de
Israel. Y cuando entraba Moisés en el
tabernáculo de reunión, para hablar
con Dios, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que
estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y hablaba con
él.
“El
arca de Dios era un cofre sagrado,
confeccionado para contener los Diez
Mandamientos, que eran una manifestación de Dios mismo. Se consideraba que esta arca era la gloria y la
fortaleza de Israel” (La Historia de la Redención, pág. 187).
“En el tabernáculo y el templo, su gloria
moraba en la santa shekina sobre el propiciatorio. Él manifestaba constantemente en su favor las riquezas de su amor y
paciencia” (Patriarcas y Profetas, pág.11).
“Allí había manifestado Jehová su presencia
en la nube de gloria, sobre el
propiciatorio. Allí se había
asentado la base de la escalera mística que unía el cielo con la tierra
(Génesis
28:12; S. Juan 1:51), que Jacob
viera en sueños y por la cual los ángeles subían y bajaban, mostrando así
al mundo el camino que conduce al lugar santísimo” (El Conflicto de los Siglos, pág.
21). “Cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar
santísimo una vez al año, para ejercer su ministerio delante del arca
en la abrumadora presencia de Dios, consultaba
al Señor, y éste a menudo respondía con voz audible. Cuando no lo hacía de viva voz, los
sagrados rayos de su gloria
descansaban sobre el querubín que se encontraba al lado derecho del arca,
en señal de aprobación o favor. Si rechazaba el requerimiento, una nube envolvía al querubín de la izquierda”
(Historia
Redención, pág. 187).
3. Durante la realización del servicio especial del sumo sacerdote en el lugar
santísimo el día de la expiación, ¿qué hacia el pueblo? Levítico 16:29, 31;
23:27-31.
Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes,
afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora
entre vosotros. Día de reposo es
para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo. A los diez días de este mes séptimo
será el día de expiación; tendréis
santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo
haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de
Jehová vuestro Dios. Porque toda
persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y
cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la
tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo
es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.
“Toda la ceremonia estaba destinada a
inculcar a los israelitas una idea de la santidad de Dios y de su odio al
pecado; y además hacerles ver que no
podían ponerse en contacto con el pecado sin contaminarse. Se requería de
todos que afligiesen sus almas mientras se celebraba el servicio de expiación. Toda ocupación debía dejarse a un lado,
y toda la congregación de Israel debía pasar el día en solemne humillación ante
Dios, con oración, ayuno y examen profundo del corazón” (Conflicto
Siglos, pág. 472).
EL LUGAR SANTÍSIMO
4.
Considera la profecía de los 2.300 días y la purificación del santuario, el
día de expiación y la entrada de Cristo en el lugar santísimo celestial de
acuerdo a la luz en Apocalipsis 11:19.
Y el templo de
Dios fue abierto en el cielo, y el
arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.
“Tal
como fue predicho en las Escrituras,
el ministerio de Cristo en el lugar
santísimo comenzó al final de los días proféticos en 1844. A ese
momento se aplican las palabras del revelador: ‘El templo de Dios fue abierto
en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo’ (Apoc. 11: 19). El arca del testamento de Dios está en el
segundo compartimento del santuario. Cuando
Cristo entró allí, para oficiar
en favor de los pecadores, el templo interior fue abierto, y el arca de
Dios quedó a la vista. La majestad y
el poder de Dios fueron revelados a quienes por la fe contemplaban al Salvador
mientras llevaba a cabo su obra de intercesión. Cuando la estela de su
gloria llenaba el templo, una luz procedente del lugar santísimo se esparció
sobre su pueblo que aguardaba en la tierra” (La Historia de la Redención,
pág. 398).
5.
¿Qué separaba los dos departamentos del santuario y qué se encontraba en el
lugar santísimo? Éxodo 26:33; 2 Crónicas 5:7.
Y pondrás el
velo debajo de los corchetes, y meterás
allí, del velo adentro, el arca
del testimonio; y aquel velo os
hará separación entre el lugar santo y el santísimo. Y los sacerdotes
metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa,
en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines.
“Más
allá del velo interior estaba el lugar
santísimo que era el centro del servicio de expiación e intercesión,
y constituía el eslabón que unía el
cielo y la tierra. En este departamento estaba el arca, que
era un cofre de madera de acacia, recubierto de oro por dentro y por fuera,
y que tenía una cornisa de oro encima. Era
el repositorio de las tablas de piedra, en las cuales Dios mismo había
grabado los diez mandamientos. Por consiguiente, se lo llamaba arca del
testamento de Dios, o arca de la alianza, puesto que los diez mandamientos eran
la base de la alianza hecha entre Dios e Israel. “La cubierta del arca sagrada se llamaba ‘propiciatorio.’ Estaba hecha de una sola pieza de oro,
y encima tenía dos querubines de oro,
uno en cada extremo. Un ala de
cada ángel se extendía hacia arriba, mientras la otra permanecía plegada sobre
el cuerpo (véase Eze. 1: 11) en
señal de reverencia y humildad. La posición de los querubines, con la
cara vuelta el uno hacia el otro y mirando reverentemente hacia abajo sobre el
arca, representaba la reverencia con la cual la hueste celestial mira la ley de
Dios y su interés en el plan de redención” (Patriarcas y Profetas, pág. 360).
LA SANGRE DE CRISTO
6.
En el servicio del santuario terrenal, ¿que llevaba consigo el sumo
sacerdote cuando entraba en el lugar santísimo? Hebreos 9:7.
Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez
al año, no sin sangre, la cual ofrece
por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo.
“Entraba al lugar santísimo el día de la
expiación, ‘no sin sangre,’ como mediador en pro de todo Israel” (Patriarcas
y Profetas, pág. 452).
“En ambos servicios, el típico y el real,
la purificación debe efectuarse con sangre; en aquél con sangre de animales; en éste, con la sangre de Cristo”
(El
Conflicto de los Siglos, pág. 470).
7. ¿Cómo era purificado el pueblo de Israel de toda impureza en el día de la
expiación? ¿De qué eran un símbolo estos sacrificios? Hebreos 9:13; Levítico
16:15, 16.
Porque si la
sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la
carne. Después degollará el
macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro,
y hará de la sangre como hizo con la
sangre del becerro, y la
esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de
Israel, de sus rebeliones y de
todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de
reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.
“Mediante este servicio anual le eran
enseñadas al pueblo importantes verdades acerca de la expiación. En la ofrenda por el pecado que se ofrecía
durante el año, se había aceptado
un substituto en lugar del pecador; pero la sangre de la víctima no había hecho completa expiación por
el pecado. Sólo había provisto un medio en virtud del cual el pecado se
transfería al santuario. Al ofrecerse la sangre, el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba la culpa de su transgresión y expresaba su fe en Aquel que
había de quitar los pecados del mundo; pero
no quedaba completamente, exonerado de la condenación de la ley. “El
día de la expiación, el sumo sacerdote, llevando una ofrenda por la
congregación, entraba en el lugar santísimo con la sangre, y la rociaba sobre
el propiciatorio, encima de las tablas de la ley. En esa forma los
requerimientos de la ley, que exigían la vida del pecador, quedaban
satisfechos” (Patriarcas y Profetas, pág. 369).
“Las ofrendas de sacrificios, presentadas
por los judíos, se consideraban un símbolo de Cristo, cuya sangre sería vertida por la salvación
del mundo. En el sistema de sacrificios la verdad de la expiación debía ser
impresionada ante el mundo, para que todos
supieran que sin el derramamiento de sangre no hay remisión de pecados”
(Signs
of the Times, 28 de Agosto, 1893).
REPASO Y MEDITACIÓN
· ¿Cuándo
se iniciaba el día antitípico de la expiación?
· ¿Qué
actitud debería tener el pueblo que vive en el tiempo de la expiación?
· Considera
lo que la sangre de Cristo capacita a su pueblo para hacer.
Lección 04 - El Día de la Expiación
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