martes, 24 de enero de 2012

04 | Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia


“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” Mateo 5:6.

INTRODUCCIÓN
La justicia es santidad, semejanza a Dios; y ‘Dios es amor’. Es conformidad a la ley de Dios, porque ‘todos tus mandamientos son justicia’ y ‘el amor pues es cumplimiento de la ley’. La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios se  incorpora en Cristo. Al recibirle a Él, recibimos  la  justicia(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 20).

1.  ¿Cuál es el proceso por medio del cual se recibe justicia? Mateo 5:6; Sofonías 2:3, primera parte.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio.
“No es por conflictos penosos ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios, como se obtiene la justicia; sino que se concede gratuitamente a toda alma que tiene hambre y sed de recibirla. ‘A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed... sin dinero y sin precio’ (Isa. 55:1). ‘Su salvación de mí vendrá, dijo Jehová’. ‘Este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra’ (Isa. 54:17; Jer. 23:6)” (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 20, 21).

EL PAN DE VIDA
2.   ¿Qué sustenta la vida espiritual? Juan 6:35, 53-56.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
No hay agente humano que pueda proporcionar lo que satisfaga el hambre y la sed del alma. Pero dice Jesús: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a Él, y cenaré con Él, y Él conmigo’.  ‘Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás’ Apocalipsis 3:20; Juan 6:35.
Así como necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para mantener  la vida espiritual y para obtener energía con que hacer  las obras de Dios. Y de  la misma manera como el cuerpo recibe constantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a Él y dependiendo enteramente de Él.
“Al modo como el viajero fatigado que, hallando en el desierto la buscada fuente, apaga su sed abrasadora, el cristiano buscará y obtendrá el agua pura de  la vida, cuyo manantial es Cristo(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 21).

GUIADO POR EL DIOS TODO PODEROSO
3.   ¿Adónde será guiado el verdadero creyente en su sed de justicia? Isaías 55:2; Salmo 22:26.
¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
Si en nuestra alma sentimos necesidad, si tenemos hambre y sed de justicia, ello es una indicación de que Cristo influyó en nuestro corazón para que le pidamos que haga, por intermedio del Espíritu Santo, lo que nos es imposible a nosotros. Si ascendemos un poco más en el sendero de la fe, no necesitamos apagar la sed en riachuelos superficiales; porque tan sólo un poco más arriba de nosotros se encuentra el gran manantial de cuyas aguas abundantes podemos beber libremente. “Las palabras de Dios son las fuentes de la vida. Mientras buscamos estas fuentes vivas, el Espíritu Santo nos pondrá en comunión con Cristo. Verdades ya conocidas se presentarán a nuestra mente con nuevo aspecto; ciertos pasajes de las Escrituras revestirán nuevo significado, como iluminados por un relámpago; comprenderemos la relación entre otras verdades y la obra de redención, y sabremos que Cristo nos está guiando, que un Instructor divino está a nuestro lado(El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 21, 22).

CAMBIADO SEGÚN LA IMAGEN DIVINA
4. ¿A quién es dado el Espíritu Santo en gran medida? ¿Qué cambio milagroso produce? Efesios 1:13; 4:30.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
A Jesús, quien se entregó por entero para la salvación de la humanidad perdida, se le dio sin medida el Espíritu Santo. Así será dado también a cada seguidor de Cristo siempre que le entregue su corazón como morada. Nuestro Señor mismo nos ordenó: ‘Sed llenos de Espíritu’, y este mandamiento es también una promesa de su cumplimiento. Era la voluntad del Padre que en Cristo ‘habitase toda la plenitud’; y ‘vosotros estáis completos en Él’ Colosenses 1:19, 2:10” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 22).
Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para  tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su estela. Se da según las riquezas de la gracia de Cristo, y Él está listo para proporcionarla a toda alma según su capacidad para recibirla…” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 626).
Cuando el Espíritu de Dios toma posesión del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones  son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría sustituye a la tristeza, y el rostro releja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces, ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios…(Recibiréis Poder, pág. 17).

5.   ¿Únicamente de qué manera puede ser exitosa la actividad misionera, es decir el dar testimonio? 1 Samuel 10:6; Hechos 1:8; Hebreos 2:4; Santiago 2:26.
Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente el ministerio evangélico. Puede poseerse saber, talento, elocuencia, y todo don natural o adquirido; pero, sin la presencia del Espíritu de Dios, ningún corazón se conmoverá, ningún pecador será ganado para Cristo. Por otro lado, si sus discípulos más pobres y más ignorantes están vinculados con Cristo, y tienen los dones del Espíritu, tendrán un poder que se hará sentir sobre los corazones. Dios hará de ellos conductos para el derramamiento de la influencia más sublime del universo…. “El celo por Dios movió a los discípulos a dar testimonio de la verdad con gran poder.
¿No debiera este celo encender en nuestro corazón la resolución de contar la historia del amor redentor, de Cristo, y de éste crucificado? ¿No vendrá hoy el Espíritu de Dios en respuesta a la oración ferviente y perseverante, para llenar a los hombres de un poder que los capacite para servir? ¿Por qué es entonces la iglesia tan débil e inerte?” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 212).
Cuando se haya preparado el camino para el Espíritu de Dios, vendrá la bendición. Tan ciertamente como que Satanás no puede cerrar las ventanas del cielo para que no caiga lluvia sobre la tierra, no puede impedir que una lluvia de bendición caiga sobre el pueblo de Dios.  Ni los hombres perversos ni los demonios pueden obstaculizar la obra de Dios ni impedir su presencia en las asambleas de su pueblo, si éste, con corazón contrito y sumiso, confiesa y aparta sus pecados, y reclama con fe sus promesas(Mensajes para  Jóvenes, pág. 131).

GOZO SIN FIN
6.  ¿Cómo se consideraban a sí mismos el rey David y el profeta Isaías? ¿Qué es cierto sobre cada uno de nosotros? Salmo 143:2; Isaías 64:6; Romanos 3:10.
Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano. Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno. Esto es totalmente cierto.

7.   ¿Qué dio gozo a los hombres de Dios? Salmo 51:7, 10; Isaías 1:18.
Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
La oración de David debiera ser la petición de toda alma: ‘Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí’ (Sal. 51:10). Y habiendo sido hechos partícipes del don celestial, debemos proseguir hacia la perfección, siendo ‘guardados en la virtud de Dios por fe’ (1 Ped. 1:5)” (Patriarcas y Profetas, pág. 492).
El pueblo no tenía que confiar en sus propias obras, en su propia justicia, o en el los mismos, de ninguna manera, sino en el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; en Él fue revelado el Abogado ante el Padre. Por medio de Él se dio la invitación: ‘Venid, luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.’ Esta invitación llega a  nosotros hoy en día” (Fundamentals of Christian Education, pág. 239).
“…Vi un gran número de ángeles que traían de la ciudad gloriosas coronas: Una corona para cada santo, con su nombre escrito. A medida que Jesús requería las coronas, los ángeles se las presentaban, y con su propia mano derecha el amante Jesús colocaba las coronas sobre las cabezas de sus santos. De la misma manera los ángeles trajeron las arpas, y Jesús las presentó también a los santos(Maranata,  pág. 338).

CONCLUSIÓN
“‘Bienaventurados los que tienen hambre y sed de  justicia’. El sentimiento de su indignidad inducirá al corazón a tener hambre y sed de justicia, y este deseo no quedará frustrado. Los que den lugar a Jesús en su corazón, llegarán a sentir su amor. Todos los que anhelan poseer la semejanza del carácter de Dios quedarán satisfechos. El Espíritu Santo no deja nunca sin ayuda al alma que mira a Jesús. Toma de las cosas de Cristo y se las revela. Si la mirada se mantiene fija en Cristo, la obra del Espíritu no cesa hasta que el alma queda conformada a su imagen. El elemento puro del amor dará expansión al alma y la capacitará para llegar a un nivel superior, un conocimiento acrecentado de las cosas celestiales, de manera que alcanzará  la plenitud. ‘Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán hartos’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 269).

Lección 04 - Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

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