martes, 17 de enero de 2012

03 | Bienaventurados los mansos


“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” Mateo 5:5.

INTRODUCCIÓN
“‘Porque el alto Jehová atiende al humilde’. Los que revelan el espíritu manso y humilde de Cristo, son considerados tiernamente por Dios. El mundo puede mirarlos con desprecio, pero son de gran valor ante los ojos de Dios. No sólo los sabios, los grandes, los benefactores, obtendrán entrada en los atrios celestiales; no sólo el activo trabajador, lleno de celo y actividad incesante. No; el pobre de espíritu que anhela la presencia permanente de Cristo, el humilde de corazón, cuya más alta ambición es hacer la voluntad de Dios, éstos obtendrán abundante entrada. Se hallarán entre aquellos que habrán lavado sus ropas y las habrán blanqueado en la sangre del Cordero. ‘Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos’ (Apocalipsis 7:15)” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 269).

PRIMERA CALIFICACIÓN PARA EL REINO DE JESÚS
1.  ¿Qué demostró y explicó Jesús acerca del significado de la humildad? Mateo 11:29.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
“Los que lloraban por causa del pecado y aprendieron de Cristo en la escuela de la aflicción, adquirirán mansedumbre del Maestro divino.
El conservarse paciente y amable al ser maltratado no era característica digna de aprecio entre los gentiles o entre los judíos. La declaración que hizo Moisés por inspiración del Espíritu Santo, de que fue el hombre más manso de la tierra, no habría sido considerada como un elogio entre las gentes de su tiempo; más bien habría excitado su compasión o su desprecio. Pero Jesús incluye la mansedumbre entre los requisitos principales para entrar en su reino. En su vida y carácter se reveló la belleza divina de esta gracia preciosa.
Jesús, resplandor de la gloria de su Padre, ‘no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo’. Consintió en pasar por todas las experiencias humildes de la vida y en andar entre los hijos de los hombres, no como, un rey que exigiera homenaje, sino como quien tenía por misión servir a los demás. No había en su conducta mancha de fanatismo intolerante ni austeridad indiferente. El Redentor del mundo era de una naturaleza muy superior a la de un ángel, pero unidas a su majestad divina, había mansedumbre y humildad que atraían a todos a Él” (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 17, 18).

2.   ¿Por qué es tan destructivo el egocentrismo? ¿Cuál será la experiencia de todos aquellos que se convierten en siervos de Dios? Filipenses 2:3, 4; Lucas 14:11.
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
El espíritu de independencia y predominio de que nos gloriamos se revela en su verdadera vileza, como marca de nuestra sujeción a Satanás. La naturaleza humana pugna siempre por expresarse; está siempre lista para luchar. Más el que aprende de Cristo renuncia al yo, al orgullo, al amor por la supremacía, y hay silencio en su alma. El yo se somete a la voluntad del Espíritu Santo. No ansiaremos entonces ocupar el lugar más elevado. No pretenderemos destacarnos ni abrirnos paso por la fuerza, sino que sentiremos que nuestro más alto lugar está a los pies de nuestro Salvador.  Miraremos a Jesús, aguardaremos que su mano nos guíe y escucharemos su voz que nos dirige…. “‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo’; renuncie a todo sentimiento de egoísmo para que éste no tenga más dominio sobre el alma....
Es el egoísmo el que destruye la paz. Mientras viva el yo, estaremos siempre dispuestos a protegerlo contra los insultos y la mortificación; pero cuando hayamos muerto al yo y nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios, no tomaremos a pecho los desdenes y desaires. Seremos sordos a los vituperios y ciegos al escarnio y al ultraje(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 19).
 
RECIBIR A CRISTO EN EL CORAZÓN
3.   ¿Qué requiere Dios? Miqueas 6:8.
Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Las palabras y la ley de Dios, escritas en el alma y exhibidas en una vida consagrada y santa tienen un poder poderoso para convencer al mundo. La codicia, que es idolatría, la envidia y el amor al mundo serán erradicados de los corazones de los que son obedientes a Cristo. Será un placer para ellos actuar con justicia, amar la misericordia, y caminar humildemente ante Dios. ¡Oh, cuánto comprende este caminar humildemente ante Dios! Si la ley de Dios está escrita en el corazón hará que la mente y la voluntad se sujeten a la obediencia a Cristo” (Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pág. 201).
Cuando recibimos a Cristo como huésped permanente en el alma, la paz de Dios que sobrepuja a todo entendimiento guardará nuestro espíritu y nuestro corazón por medio de Cristo Jesús. La vida terrenal del Salvador, aunque transcurrió en medio de conflictos, era una vida de paz. Aun cuando lo acosaban constantemente enemigos airados, dijo: ‘El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada’. Ninguna tempestad de la ira humana o satánica podía perturbar la calma de esta comunión perfecta con Dios. Y Él nos dice: ‘La paz os dejo, mi paz os doy’. ‘Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso’. Llevad conmigo el yugo de servicio para gloria de Dios y elevación de la humanidad, y veréis que es fácil el yugo y ligera la carga” (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 18, 19).

4.   ¿Qué ejemplo dio Jesús a lo largo de su vida? ¿Qué experimentarán todos los que le sigan? Juan 13:4, 5, 14, 15; Filipenses 2:8, 9.
Se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
Jesús se vació a sí mismo, y en todo lo que hizo jamás se manifestó el yo. Todo lo sometió a la voluntad de su Padre. Al acercarse el final de su misión en la tierra, pudo decir: ‘Yo te he glorificado en la tierra: he acabado la obra que me diste que hiciese’. Y nos ordena: ‘Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón’…
La mansedumbre de Cristo manifestada en el hogar hará felices a los miembros de la familia; no incita a los altercados, no responde con ira, sino que calma el mal humor y difunde una amabilidad que sienten todos los que están dentro de su círculo encantado.
Dondequiera que se la abrigue, hace de las familias de la tierra una parte de la gran familia celestial(D.M.J., p. 18, 19).

5.  ¿Cuál es la enseñanza de Dios con respecto a la venganza? ¿Cómo tratan los hijos de Dios a sus enemigos? Romanos 12:19-21; Proverbios 25:21, 22.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, Y si tuviere sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, Y Jehová te lo pagará.
Mucho mejor sería para nosotros sufrir bajo una falsa acusación que infligirnos la tortura de vengarnos de nuestros enemigos. El espíritu de odio y venganza tuvo su origen en Satanás, y sólo puede reportar mal a quien lo abrigue. La humildad del corazón, esa mansedumbre resultante de vivir en Cristo, es el verdadero secreto de la bendición. ‘Hermoseará a los humildes con la salvación’ (Salmo 149:4)” (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 19, 20).

UN LUGAR DE JUSTICIA.
6.   ¿Cuál será la herencia de los mansos? Mateo 5:5; Salmo 37:9, 11.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz.
La tierra prometida a los mansos no será igual a ésta, que está bajo la sombra de la muerte y de la maldición. ‘Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia’. ‘Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán’ 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 22:3.
No habrá contratiempo, ni dolor, ni pecado; no habrá quien diga: Estoy enfermo. No habrá entierros, ni luto, ni muerte, ni despedidas, ni corazones quebrantados; mas Jesús estará allá, y habrá paz. ‘No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas’ (Isaías 49:10)” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 20).

7.   Comparar el hogar celestial con esta tierra. Isaías 49:10.
No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.
El dolor no puede existir en el ambiente del cielo. Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo. ‘Y la muerte no será más; ni habrá más gemido ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya’ ‘No dirá más el habitante: Estoy enfermo; al pueblo que mora en ella le habrá sido perdonada su iniquidad’ (Apocalipsis 21:4; Isaías 33:24, V.M.).…
En la ciudad de Dios ‘no habrá ya más noche’. Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la  voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará
“‘No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella’ (Apocalipsis 21:22, V.M.). El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo(El Gran Conflicto, págs. 734, 735).

CONCLUSIÓN
“La felicidad derivada de fuentes mundanales es tan mudable como la pueden hacer las circunstancias variables; pero la paz de Cristo es constante, permanente. No depende de las circunstancias de la vida, ni de la cantidad de bienes materiales ni del número de amigos que se tenga en esta tierra. Cristo es la fuente de agua viva, y la felicidad que proviene de Él no puede agotarse jamás” (D.M.J., pág. 19).

Lección 03 - Bienaventurados los mansos

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