“Cristo tenía otra lección que dar, especialmente relacionada con Pedro. La forma en que Pedro había negado a su Maestro había ofrecido un vergonzoso contraste con sus anteriores profesiones de lealtad. Había deshonrado a Cristo e incurrido en la desconfianza de sus hermanos. Ellos pensaban que no se le debía permitir asumir su posición anterior entre ellos, y él mismo sentía que había perdido su confianza. Antes de ser llamado a asumir de nuevo su obra apostólica, debía dar delante de todos ellos pruebas de su arrepentimiento. Sin esto, su pecado, aunque se hubiese arrepentido de él, podría destruir su influencia como ministro de Cristo. El Salvador le dio oportunidad de recobrar la confianza de sus hermanos y, en la medida de lo posible, eliminar el oprobio que había atraído sobre el Evangelio” (El Deseado de todas las gentes, pág. 751).
ACLARACIÓN Y
RESTAURACIÓN
1.....En esta ocasión, ¿qué preguntó Jesús a Pedro? ¿Qué
deberíamos entender de su pregunta y el mandato que le dio al discípulo?
Juan 21:15.- Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le
respondió: Sí, Señor; tú sabes que te
amo. Él le dijo: Apacienta
mis corderos.
“Mientras Cristo y los discípulos estaban
comiendo juntos a orillas del mar, el
Salvador dijo a Pedro, refiriéndose a sus hermanos: ‘Simón, hijo de Jonás, ¿me
amas más que éstos?’ Pedro había declarado una vez: ‘Aunque todos sean escandalizados en ti,
yo nunca seré escandalizado’. Pero ahora
supo estimarse con más verdad. ‘Sí,
Señor –dijo: – tú sabes que te amo’. No aseguró vehementemente que su amor fuese mayor que el de sus
hermanos. No expresó su propia opinión acerca de su devoción. Apeló a
Aquel que puede leer todos los motivos del corazón, para que juzgase de su
sinceridad: ‘Tú sabes que te amo’.
Y Jesús le ordenó: ‘Apacienta mis corderos’ ” (El Deseado de todas las gentes, pág. 751).
2.....Cuando Jesús le hizo a Pedro la misma pregunta por
segunda vez, ¿qué respondió él? ¿Tal vez Jesús estaba reprendiendo al discípulo
por su triple negación? ¿Qué había sucedido inmediatamente después que Pedro
negó a su Señor?
Juan 21:16.- Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Lucas 22:61, 62.- (61) Entonces, vuelto
el Señor, miró a Pedro; y Pedro
se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás
tres veces. (62) Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
“Esta
vez no preguntó a Pedro si le amaba más que sus hermanos. La segunda respuesta fue como la primera,
libre de seguridad extravagante:
‘Sí, Señor: tú sabes que te amo’.
Y Jesús le dijo: ‘Apacienta mis ovejas’ ” (El Deseado de
todas las gentes, pág. 752).
3.....¿Por qué Jesús repitió la misma pregunta tres veces? ¿Qué
cambio profundo demuestran las respuestas de este discípulo impulsivo?
Juan 21:17, primera parte.- Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me
amas?
“Tres
veces había negado Pedro abiertamente a su Señor, y tres veces Jesús obtuvo de él la
seguridad de su amor y lealtad… Delante
de los discípulos congregados, Jesús
reveló la profundidad del arrepentimiento de Pedro, y demostró cuán cabalmente humillado se hallaba el discípulo una vez jactancioso.
“Pedro
era naturalmente audaz e impulsivo, y Satanás se había valido de estas
características para vencerle. Precisamente antes de la caída de Pedro, Jesús le había dicho: ‘Satanás
os ha pedido para zarandaros como a trigo; más yo he rogado por ti que tu fe no falte: y tú, una vez vuelto, confirma a tus
hermanos’. Había llegado ese
momento, y era evidente la transformación realizada en Pedro. Las preguntas tan apremiantes por las
cuales el Señor le había probado,
no habían arrancado una sola
respuesta impetuosa o vanidosa; y a causa de su humillación y arrepentimiento, Pedro estaba mejor preparado que nunca
antes para actuar como pastor del rebaño” (El Deseado de
todas las gentes, pág. 752).
LA MISIÓN DE SU
VIDA
4.....¿Qué misión confió Jesús a Pedro después del profundo
arrepentimiento y transformación espiritual del discípulo? ¿Qué transformación
le capacitó para realizar este servicio?
Juan 21:17, última parte.- Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
“La
primera obra que Cristo confió a Pedro al restaurarle en su ministerio
consistía en apacentar a los corderos.
Era una obra en la cual Pedro tenía
poca experiencia. Iba a requerir gran
cuidado y ternura, mucha
paciencia y perseverancia… Hasta entonces Pedro no había sido apto para hacer esto, ni siquiera para
comprender su importancia. Pero ésta
era la obra que Jesús le ordenaba hacer ahora. Había sido preparado para ella por el sufrimiento y el arrepentimiento que había experimentado.
“Antes
de su caída, Pedro había tenido
la costumbre de hablar inadvertidamente, bajo el impulso del momento… Pero el Pedro convertido era muy diferente. Conservaba su fervor anterior, pero la gracia de Cristo regía su celo. Ya no era impetuoso, confiado
en sí mismo, ni vanidoso, sino sereno,
dueño de sí y dócil. Podía
entonces alimentar tanto a los corderos como a las ovejas del rebaño de Cristo”
(El Deseado de todas las gentes,
págs. 752, 753).
UN REQUISITO
ESENCIAL
5.....¿Cuál es uno de los requisitos esenciales para ser un
pastor del rebaño del Señor? ¿Qué perspectiva final hizo ver el Señor a Pedro
para que estuviese preparado para servir al Maestro?
Juan 21:18, 19.- (18)
De cierto, de cierto te digo: Cuando
eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro,
y te llevará a donde no quieras.
(19) Esto
dijo, dando a entender con qué muerte
había de glorificar a Dios. Y dicho
esto, añadió: Sígueme.
“Mencionó
sólo una condición para ser
discípulo y servir. ‘¿Me amas?’
dijo. Esta es la cualidad esencial.
Aunque Pedro poseyese todas las demás,
sin el amor de Cristo no podía ser
pastor fiel sobre el rebaño del Señor. El conocimiento, la
benevolencia, la elocuencia, la gratitud y el celo son todos valiosos
auxiliares en la buena obra; pero sin
el amor de Jesús en el corazón, la obra
del ministro cristiano fracasará seguramente.
“Antes
de su muerte, Jesús le había dicho:
‘Donde yo voy, no me puedes ahora
seguir; mas me seguirás
después’. A esto Pedro había
contestado: ‘Señor, ¿por qué no
te puedo seguir ahora? mi
alma pondré por ti’… Pedro
había fracasado cuando vino la prueba, pero volvía a tener oportunidad de probar su amor hacia Cristo. A
fin de que quedase fortalecido para
la prueba final de su fe, el Salvador le reveló lo que le esperaba. Le dijo que después de vivir una vida útil, cuando la vejez le restase fuerzas, habría de seguir de veras a su Señor” (El Deseado de todas las gentes, págs. 753).
LLEVANDO EL
EVANGELIO AL MARTIRIO
6.....Cuando Pedro preguntó sobre el futuro de un discípulo
compañero, ¿qué respondió Jesús? ¿Es la instrucción de seguirle sólo para Pedro
o para cada uno de nosotros?
Juan 21:20-22.- (20)
Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien
amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es
el que te ha de entregar? (21) Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? (22) Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo
venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
“Ahora estaba
preparado para participar de la misión de sacrificio de su Señor.
Cuando por fin fue llevado a la cruz,
fue, a petición suya, crucificado con la cabeza hacia abajo.
Pensó que era un honor demasiado
grande sufrir de la misma manera en que su Maestro había sufrido.
“Para Pedro
la orden ‘Sígueme’ estaba
llena de instrucción… No
corras delante de mí. Así no
tendrás que arrostrar solo las huestes de Satanás. Déjame ir delante de ti, y entonces no serás vencido por el enemigo…
“¡Cuántos
son hoy semejantes a Pedro! Se
interesan en los asuntos de los demás, y anhelan conocer su deber mientras que están en peligro de descuidar el propio. Nos incumbe mirar a Cristo y seguirle.
Veremos errores en la vida de los demás y defectos en su carácter. La humanidad está llena de flaquezas.
Pero en Cristo hallaremos perfección.
Contemplándole, seremos transformados”
(El Deseado de todas las gentes,
págs. 754, 755).
7.....¿Por cuánto tiempo realizó Pedro la misión evangélica que
el Señor le confió? ¿Hacia quién dirigió él la mirada de otros que, como él,
eran ancianos de iglesia?
1 Pedro 5:1-4.- (1) Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo,
que soy también participante de la
gloria que será revelada: (2) Apacentad la grey de Dios que está entre
vosotros, cuidando de ella,
no por fuerza, sino voluntariamente;
no por ganancia deshonesta, sino con
ánimo pronto; (3) no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. (4) Y cuando aparezca el Príncipe de los
pastores, vosotros recibiréis
la corona incorruptible de gloria.
“Pedro
había sido restaurado a su apostolado, pero la honra y la autoridad que recibió de Cristo no le dieron supremacía sobre sus
hermanos… Pedro no había de ser honrado como cabeza de la iglesia… La lección que Cristo le había enseñado
a orillas del mar de Galilea, la conservó
Pedro toda su vida” (El Deseado de
todas las gentes, pág. 755).
“Ahora, cuando su cuerpo una vez activo
estaba agobiado por el peso de los
años y el trabajo, podía
escribir: ‘Carísimos, no os
maravilléis cuando sois examinados por fuego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese;
antes bien gozaos de que sois
participantes de las aflicciones de Cristo; para que también en la revelación de su gloria os gocéis en
triunfo’… “Se necesitan
pastores –pastores fieles–
que no lisonjeen al pueblo de Dios ni
lo traten duramente, sino que lo
alimenten con el pan de vida; hombres
que sientan diariamente en sus vidas el poder transformador del Espíritu Santo,
y que abriguen un fuerte y desinteresado
amor hacia aquellos por los cuales trabajan” (Los hechos de los apóstoles, págs. 418, 419).
PARA ESTUDIO
ADICIONAL
“En esto es dada una
lección para todos los que siguen a Cristo. El Evangelio no transige con el
mal. No puede disculpar el pecado. Los pecados secretos han de ser confesados
en secreto a Dios. Pero el pecado abierto requiere una confesión abierta. El oprobio
que ocasiona el pecado del discípulo recae sobre Cristo. Hace triunfar a
Satanás, y tropezar a las almas vacilantes.
El discípulo debe,
hasta donde esté a su alcance, eliminar ese oprobio dando prueba de su
arrepentimiento” (El Deseado de
todas las gentes, pág. 751).
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