“El hombre es la hechura de Dios, su obra maestra, creado para un alto y
santo propósito; y en cada parte del tabernáculo humano Dios desea
escribir su ley. Cada nervio y
músculo, cada facultad mental y física debe ser guardada pura. “Dios quiere que el cuerpo sea un templo
para su Espíritu. Cuán solemne, entonces, es la responsabilidad que descansa
sobre cada alma” (La Temperancia, pág. 125).
UNA MORADA PARA DIOS
1.....¿Qué escribió el apóstol Pablo sobre nuestros cuerpos?
1 Corintios 6:15, p.p.- ¿No sabéis que vuestros cuerpos son
miembros de Cristo?
1 Corintios 6:19-20.- (19) ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de
Dios, y que no sois vuestros? (20) Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
“Nuestros cuerpos son la propiedad adquirida por Cristo, y no estamos en libertad de hacer con
ellos como nos parezca. El
hombre ha hecho esto. Ha tratado su
cuerpo como si las leyes que lo rigen no tuvieran ninguna penalidad. Debido al apetito pervertido, sus
órganos y facultades se han debilitado, se han enfermado y se han inutilizado. Y estos resultados
que Satanás ha producido con sus
propias tentaciones especiosas, los usa para vituperar a Dios. Él presenta ante Dios el cuerpo humano
que Cristo ha comprado como su propiedad; ¡y qué repugnante representación de su Creador es el hombre! Debido a
que el hombre ha pecado contra su cuerpo, y ha corrompido sus costumbres, Dios
resulta deshonrado” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio,
pág. 19).
2.....¿Qué consejo dio el apóstol Juan acerca de glorificar a
Dios en nuestros cuerpos y emociones?
1 Juan 2:15-17.- (15) No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del
Padre no está en él. (16) Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo. (17) Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el
que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
“Cuando los hombres y las mujeres se convierten
de verdad, respetan concienzudamente
las leyes de la vida que Dios ha establecido en su ser, y así tratan de
evitar la debilidad física, mental y moral. La obediencia a estas leyes ha de convertirse en un deber personal.
Nosotros mismos debemos sufrir los males
producidos por la violación de la ley. Debemos
dar cuenta a Dios por nuestros hábitos y prácticas. Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos no es: ‘¿Qué dirá el mundo?’ sino ‘¿Cómo
trataré yo, que pretendo ser un cristiano, la habitación que Dios me ha dado?
¿Trabajaré para lograr mi más alto bien
temporal y espiritual al guardar mi cuerpo como templo para la morada del
Espíritu Santo, o me abandonaré a las ideas y prácticas del mundo’”? (Consejos Sobre el
Régimen Alimenticio, pág. 19).
3.....¿Qué ruega el apóstol Pablo que hagan los hijos de Dios?
Romanos 12:1-2.- (1) Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. (2) No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
“Dios exige que el cuerpo le sea presentado como
sacrificio vivo, no como sacrificio muerto o moribundo. Las ofrendas de los antiguos hebreos debían ser sin tacha, ¿y será agradable para Dios aceptar una
ofrenda humana llena de enfermedad y corrupción? Él nos dice que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo;
y nos exige que cuidemos este templo, a
fin de que sea una habitación adecuada para su Espíritu. El apóstol Pablo nos da esta amonestación:
‘No sois vuestros, porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios’ (1 Corintios 6:19, 20). Todos deben ser muy cuidadosos para
preservar el cuerpo en la mejor condición de salud posible, a fin de que
puedan rendir a Dios un servicio perfecto, y cumplir su deber en la familia y
en la sociedad” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, pág. 22).
“La carne, en la cual tiene su morada el espíritu, pertenece a Dios.
Cada tendón, cada músculo, es suyo.
En ningún caso debemos, por descuido o
abuso, debilitar un solo órgano. Debemos cooperar con Dios manteniendo
el cuerpo en la mejor condición posible de salud, para que sea un templo en el
que el Espíritu Santo pueda morar, y amoldar cada facultad física o espiritual
de acuerdo con la voluntad de Dios” (Mensajes para los Jóvenes, pág. 48).
NUESTRA CONDUCTA
4.....¿Cuál debe ser nuestro objetivo al comer, beber o hacer
cualquier cosa?
1 Corintios 10:31.- Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la
gloria de Dios.
Colosenses 3:17.- Y todo lo que hacéis, sea de palabra o
de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a
Dios Padre por medio de él.
“El pueblo al cual
Dios está guiando será peculiar. Sus
miembros no serán como el mundo. Pero
si siguen la dirección de Dios, realizarán
los propósitos del Señor, y rendirán su voluntad a la suya. Cristo morará en su corazón. El templo
de Dios será santo. Vuestro cuerpo, dice el apóstol, es el templo del
Espíritu Santo.
“Dios no exige que sus hijos se nieguen a sí mismos para perjuicio
de sus fuerzas físicas. Les
exige que obedezcan la ley natural, para preservar su salud física. El sendero de la naturaleza es el camino
que él señala, y es lo suficientemente ancho para cualquier cristiano. Dios
nos ha provisto con mano pródiga de ricas y variadas bendiciones para nuestra
subsistencia y nuestro gozo. Pero para
que podamos disfrutar del apetito natural, que preservará la salud y
prolongará la vida, él restringe el apetito. ´Él dice: Tened cuidado; refrenaos, negaos a satisfacer el apetito antinatural.
Si creamos un apetito pervertido,
violamos las leyes de nuestro ser, y asumimos la responsabilidad por abusar de nuestros cuerpos y por
acarrearnos enfermedades” (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio,
pág. 85).
5.....¿Qué demuestra que mucha gente ignora las consecuencias
negativas de los estilos de vida que eligieron? ¿Qué pasará con los que no respeten
el templo del Espíritu Santo?
Isaías 56:12.- Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o
mucho más excelente…
Isaías 22:13.- Y he aquí gozo y alegría, matando vacas
y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo:
Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
1 Corintios 3:17 Pp.- Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él;…
“El castigo físico por pasar por alto las leyes naturales aparecerá
en forma de enfermedad, un
organismo arruinado, y aun la muerte. Pero
también tiene que hacerse pronto un arreglo con Dios. Él registra cada trabajo, si es para el
bien o para el mal, y en el día del
juicio cada hombre recibirá de acuerdo con su obra. Cada transgresión de las leyes de la vida física es una transgresión
de las leyes de Dios; y el castigo debe seguir, y seguirá a cada una de
tales transgresiones” (La Temperancia, pág. 126).
6.....¿Qué exhortación del apóstol Pablo se aplica hoy y
siempre?
1 Corintios 15:33-34.- (33)
No erréis; las malas conversaciones corrompen
las buenas costumbres.
(34) Velad debidamente, y no pequéis;
porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
“Cuando los hombres siguen una conducta que consume innecesariamente
su vitalidad o entenebrece su intelecto, pecan contra Dios; no lo glorifican en su cuerpo y en su
espíritu, que son de Dios. “Sin embargo, a pesar del insulto que el hombre ha inferido a Dios, el amor
divino todavía se extiende a la humanidad; y él permite que brille la luz, habilitando a los hombres a ver que,
a fin de vivir una vida perfecta, deben obedecer las leyes naturales que gobiernan
su ser. ¡Cuán importante es, pues,
que el hombre ande en esta luz, ejercitando
todas sus facultades, tanto las del cuerpo como las de la mente, para la gloria
de Dios”! (Consejos Sobre el Régimen Alimenticio, pág. 139).
VIDA ETERNA EN LA MIRA
7.....¿Cuál será el resultado tanto en esta vida como en la
eternidad si conservamos nuestro cuerpo como el templo del Espíritu Santo?
Colosenses 3:23-24.- (23)
Y todo lo que
hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; (24) sabiendo que del Señor recibiréis la
recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
Filipenses 3:20-21.- (20)
Más nuestra
ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo; (21) el cual transformará el cuerpo de la
humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria
suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las
cosas.
“El templo sagrado del cuerpo debe mantenerse puro y sin
contaminación, para que el Espíritu Santo de Dios habite en él. Tenemos que proteger fielmente la
propiedad del Señor, porque cualquier abuso de nuestros poderes acorta el
tiempo en que nuestras vidas se puedan utilizar para la gloria de Dios.
Tened en cuenta que debemos consagrar
todo: alma, cuerpo y espíritu a Dios. Nuestro ser entero es su posesión adquirida, y debe ser utilizado de
manera inteligente, a fin de que podamos preservar el talento de la vida. Al usar correctamente nuestros poderes en
toda su extensión, empleándolos en la manera más útil, manteniendo todos los órganos con buena salud, y preservando cada órgano para que la mente,
nervios y músculo trabajen en armonía, podemos hacer el servicio más precioso
para Dios. “Cuando hacemos todo lo que podemos de nuestra parte para tener
salud, entonces podremos esperar benditos resultados, y podremos pedir a Dios
con fe que bendiga nuestros esfuerzos para preservar nuestra salud” (My Life Today, p.
134).
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“La casa humana, el edificio de Dios,
requiere una estrecha y vigilante custodia... La vida física debe ser cuidadosamente educada, cultivada, y
desarrollada para que mediante los hombres y las mujeres sea revelada la
naturaleza divina en su plenitud. Dios
espera que los hombres usen el intelecto que les ha dado. Que empleen cada poder del raciocinio para él.
Han de dar a la conciencia el lugar de supremacía que se le ha asignado. Las facultades mentales y físicas, junto
con los afectos, tienen que ser cultivados para que puedan alcanzar la más alta
eficiencia (La Temperancia, pág. 127).
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