jueves, 14 de mayo de 2015

Lección 20 | El Espíritu Santo comparado con la lluvia y el rocío


En aquel entonces había una fe que atraía respuestas del Cielo a las oracio­nes, una fe que se atenía a la recompensa. Como los aguaceros que caen en tierra sedienta, el Espíritu de gracia descendió sobre los que le buscaban con sinceridad. Los que esperaban verse pronto cara a cara con su Redentor sintie­ron una solemnidad y un gozo indecibles. El poder suavizador y sojuzgador del Espíritu Santo cambiaba los corazones, pues sus bendiciones eran dispen­sadas abundantemente sobre los fieles creyentes”. C. Siglos, pág. 454.

GERMINACIÓN, CRECIMIENTO Y MADURACIÓN
1.....¿Qué parábola explica cómo el poder de Dios produce germinación, crecimiento y fructificación?
Marcos 4:26-29.- (26) Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hom­bre echa semilla en la tierra; (27) y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. (28) Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; (29) y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.
1 Corintios 3:6.- Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
La parábola de la semilla revela que Dios obra en la naturaleza. La semilla tiene en sí un principio germinativo, un principio que Dios mismo ha implan­tado; y, sin embargo, si se abandonara la semilla a sí misma, no tendría po­der para brotar. El hombre tiene una parte que realizar para promover el crecimiento del grano. Debe prepa­rar y abonar el terreno y arrojar en él la simiente. Debe arar el campo. Pero hay un punto más allá del cual nada puede hacer. No hay fuerza ni sabi­duría humana que pueda hacer brotar de la semilla la planta viva. Después de emplear sus esfuerzos hasta el lími­te máximo, el hombre debe depender aún de Aquel que ha unido la siembra a la cosecha con eslabones maravillo­sos de su propio poder omnipotente”. Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 43.

AISLAMIENTO Y PROTECCIÓN
2.....¿Qué elemento es absoluta­mente esencial para el creci­miento y maduración de una planta? ¿Qué poder es tam­bién esencial para que crezca­mos en Cristo?
Deuteronomio 11:14.- Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.
Juan 20:22.- Y habiendo dicho esto, so­pló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
La germinación de la semilla repre­senta el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta es una figu­ra del desarrollo del carácter. No pue­de haber vida sin crecimiento.
La planta crece, o muere. Del mismo modo que su crecimiento es silencio­so, imperceptible pero continuo, así es también el crecimiento del carácter. En cualquier etapa del desarrollo, nuestra vida puede ser perfecta; sin embargo, si se cumple el propósito de Dios para con nosotros, habrá un progreso constante.
La planta crece porque recibe lo que Dios ha provisto para mantener su vida. Del mismo modo se logra el crecimiento espiritual por medio de la cooperación con los agentes divi­nos. Así como la planta se arraiga en el suelo, nosotros debemos arraigarnos en Cristo. Así como la planta recibe la luz del sol, el rocío y la lluvia, noso­tros debemos recibir el Espíritu Santo”. La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 197.

3.....¿Qué provee el Señor constan­temente en el mundo natural para la vida? ¿Cómo proporcio­nan la lluvia temprana y la tar­día elementos esenciales para la vida?
Isaías 55:10-11.- (10) Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, (11) así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será pros­perada en aquello para que la envié.
Joel 2:23.- Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará des­cender sobre vosotros lluvia tempra­na y tardía como al principio.
En el Oriente la lluvia temprana cae en el tiempo de la siembra. Es necesaria para que la semilla germine. Gracias a la influencia de estas precipitaciones ferti­lizantes, aparecen los tiernos brotes. La lluvia tardía, que cae hacia el fin de la temporada, madura el grano y lo prepara para la siega. El Señor emplea estos fenó­menos naturales para ilustrar la obra del Espíritu Santo. Así como el rocío y la lluvia caen al principio para que la semilla ger­mine, y luego para que la cosecha madu­re, se da el Espíritu Santo para que lleve a cabo a través de sus etapas el proceso del crecimiento espiritual. La maduración del grano representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en el alma. Me­diante el poder del Espíritu Santo se ha de perfeccionar en el carácter la imagen moral de Dios. Debemos ser totalmente transformados a la semejanza de Cristo”. Testimonios para Ministros, pág. 506.

EL ESPÍRITU SANTO EN FORMA DE LLUVIA
4.....¿Qué necesitamos pedir al Se­ñor constantemente? ¿Qué re­presentan la lluvia temprana y tardía?
Zacarías 10:1.- Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.
Bajo la figura de la lluvia temprana y tardía que cae en los países orientales al tiempo de la siembra y la cosecha, los profetas hebreos predijeron el de­rramamiento de la gracia espiritual en una medida extraordinaria sobre la iglesia de Dios. El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fué el comienzo de la lluvia temprana, y gloriosos fueron los resultados. Hasta el fin del tiempo, la presencia del Espí­ritu ha de morar con la iglesia fiel.
“Pero acerca del fin de la siega de la tie­rra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hom­bre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticio­nes al Señor de la mies ‘en la sazón tar­día(Zacarías 10:1). En respuesta, ‘Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abun­dante’ ‘Hará descender sobre voso­tros lluvia temprana y tardía’ (Joel 2:23)”. Los Hechos de los Apóstoles, pág. 44, 45.

5.....Al igual que el agricultor que suplica al Señor por lluvia para que sus plantas crezcan y los frutos maduren, ¿qué tenemos que hacer para recibir el Espíri­tu Santo?
Santiago 5:7.- Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguar­dando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
Efesios 6:18.- Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíri­tu, y velando en ello con toda perseve­rancia y súplica por todos los santos.
“‘Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía’. No os conforméis con la idea de que la lluvia va a caer a su debido tiempo. Pedidla. El crecimiento y la ma­duración de la semilla no dependen del agricultor. Sólo Dios puede madurar la cosecha. Pero se requiere la coope­ración del hombre. La obra de Dios en favor de nosotros demanda la actividad de nuestra mente, y que ejerzamos fe. Debemos requerir sus favores con todo el corazón si deseamos que las lluvias de gracia desciendan sobre nosotros. De­biéramos aprovechar toda oportunidad de ubicarnos en el canal de bendición. Cristo dijo: ‘Donde están dos o tres con­gregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’. Las convocaciones de la iglesia, tales como las asambleas generales, las reuniones de la iglesia local, y todas las oportunidades en que se trabaja personalmente por las almas, son las ocasiones señaladas por Dios para dar la lluvia temprana y la tardía”. Testimonios para los Ministros, pág. 508.

ESPERANDO LAS LLUVIAS DE BENDICIONES DEL ESPÍRITU
6.....¿Por qué poder necesitamos orar? ¿Nuestra participación en las reuniones de la iglesia es suficiente para que el Señor nos dé su Espíritu Santo?
Judas 20-21.- Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, con­servaos en el amor de Dios, esperan­do la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
Salmos 119:1-3.- (1) Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová. (2) Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan; (3) Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
Pero nadie piense que por asistir a esas reuniones su deber ya está cumplido. El asistir solamente a todas las reuniones que se realizan, no implicará bendición para el alma… Por lo tanto, no debemos escatimar la súplica. No debemos con­fiar en la forma en que comúnmente actúa la providencia. Debemos orar para que Dios abra las fuentes de las aguas de vida. Y nosotros mismos de­bemos recibirlas. Oremos con corazón contrito y con el mayor fervor para que ahora, en el tiempo de la lluvia tardía, los aguaceros de la gracia caigan so­bre nosotros. Cada vez que asistamos a una reunión, deben ascender nuestras plegarias para que en ese mismo mo­mento Dios imparta calor y humedad a nuestras almas. Al buscar a Dios para que nos conceda el Espíritu Santo, él producirá en nosotros mansedumbre, humildad de mente, y una consciente dependencia de Dios con respecto a la lluvia tardía que trae perfección. Si ora­mos con fe por esa bendición, la recibi­remos tal como Dios lo ha prometido”. Testimonios para los Ministros, pág. 509.

7.....¿La promesa del Espíritu San­to es para todos los creyentes en general? ¿Quién tendrá el privilegio de recibir el cumpli­miento de esta promesa?
Amós 4:7.- También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó.
Sólo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A menos que estemos avanzando dia­riamente en la ejemplificación de las virtudes cristianas activas, no recono­ceremos las manifestaciones del Espí­ritu Santo en la lluvia tardía. Podrá estar derramándose en los corazones de los que están en torno de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos.
“Podemos estar seguros de que cuan­do el Espíritu Santo sea derramado, los que no recibieron y apreciaron la lluvia temprana no verán ni entenderán el valor de la lluvia tardía”. Testimonios para los Ministros, pág. 507, 399.
*******
Hay vida en la semilla, hay poder en el terreno; pero a menos que se ejerza día y noche el poder infinito, la semilla no dará frutos. Deben caer las lluvias para dar humedad a los campos sedientos, el sol debe impartir calor, debe co­municarse electricidad a la semilla enterrada. El Creador es el único que puede hacer surgir la vida que él ha implantado. Cada semilla crece, cada planta se desarrolla por el poder de Dios”. Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 44.

“Cuando las iglesias lleguen a ser iglesias vivientes y laboriosas, se les dará el Es­píritu Santo en respuesta a su sincero pedido…. Entonces se abrirán las ventanas del cielo para los aguaceros de la lluvia tardía” (Eventos de los Últimos Días, pág. 165).




No hay comentarios:

Publicar un comentario