jueves, 9 de abril de 2015

Lección 15 | El Espíritu Santo en la proclamación del evangelio


“Se necesita la influencia del Espíritu Santo para que la obra esté debida­mente equilibrada, y que pueda progresar sólidamente en todo ramo”. Testimonios para la Iglesia, Tomo 6, pág. 294.

EL CONSOLADOR
1.....¿Quién es el Consolador para todos aquellos que procla­man sinceramente la verdad en este tiempo?
Hebreos 1:14.- ¿No son todos espí­ritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?…
Hebreos 2:4.- Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repar­timientos del Espíritu Santo según su voluntad.
El Señor desea que proclamemos el mensaje del tercer ángel con poder en estas ciudades... Mientras trabajemos con toda la fuerza que el Señor nos concede, y con humildad de corazón, colocando nuestra entera confianza en él, nuestras labores no serán infruc­tíferas. Nuestros resueltos esfuerzos para traer a las almas al conocimien­to de la verdad para este tiempo serán secundados por los santos ángeles, y muchas almas serán salvadas. El Señor nunca olvida a sus fieles mensajeros. Él manda en su auxilio los agentes ce­lestiales y acompaña sus labores con el poder de su Espíritu Santo para con­vencer y convertir. Todo el cielo res­paldará vuestras súplicas a la gente”. El Evangelismo, pág. 32.
Si buscáis al Señor, descartando todo mal hablar y todo egoísmo, y conti­nuáis perseverando en oración, el Se­ñor se acercará a vosotros. Es el poder del Espíritu Santo lo que concede efi­cacia a vuestros esfuerzos y a vuestras invitaciones. Humillaos ante Dios, para que con el poder divino podáis eleva­ros a una norma más alta”. (Manuscrito 20, 1905) El Evangelismo, pág. 211.

2.....¿Qué ejemplos en el Antiguo Testamento muestran que la Palabra de Dios debe ser estu­diada cuidadosamente antes de ser impartida a los demás?
Esdras 7:10.- Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
Nehemías 8:8.- Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
Nadie puede explicar las Escrituras sin la ayuda del Espíritu Santo. Pero cuando recibáis la Palabra de Dios con un corazón humilde y dócil, los án­geles de Dios estarán a vuestro lado para impresionaros con las eviden­cias de la verdad. Cuando el Espíritu de Dios descanse sobre vosotros, no habrá sentimientos de envidia o celos al examinar la posición ajena. No ha­brá un espíritu de acusación y crítica, tal como Satanás inspiró en el cora­zón de los dirigentes judíos contra Cristo. Como Cristo dijo a Nicodemo, así también os digo: ‘Os es necesario nacer de nuevo’. ‘El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios’ (Juan 3:7, 3). Debéis tener el mol­de divino antes de que podáis discer­nir los sagrados requerimientos de la verdad. A menos que el maestro sea estudiante en la escuela de Cristo, no es idóneo para enseñar a otros”. M.S, Tomo 1, pág. 481.

3.....¿Qué experiencia de los após­toles puede ser la nuestra?
1 Corintios 2:12-13.- (12) Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que provie­ne de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, (13) lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, aco­modando lo espiritual a lo espiritual.
En su ministerio, el apóstol Pablo ha­bía enseñado a la gente no ‘con pala­bras persuasivas de humana sabiduría, más con demostración del Espíritu y de poder’. Las verdades que procla­maba le habían sido reveladas por el Espíritu Santo; ‘porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios... Lo cual —decla­ró Pablo— también hablamos, no con doctas palabras de humana sabiduría, más con doctrina del Espíritu, aco­modando lo espiritual a lo espiritual’ (1 Corintios 2:4, 10-13). –Los Hechos de los Apóstoles, pág. 322.
Su enseñanza era una segunda edi­ción de las enseñanzas de Cristo, la expresión de grandes verdades sim­ples, que destellaban luz en las men­tes oscurecidas, y convirtió a miles en un día. Los discípulos comenzaron a entender que Cristo era su Abogado en las cortes celestiales, y que Él fue glorificado. Podían hablar porque el Espíritu Santo les daba que hablasen(Manuscript 32, 1900) (Seventh-day Adventist Bible Commentary, vol. 6, p. 1056).

PREPARANDO CORAZONES PARA EL MENSAJE
4.....¿Cómo obra el Espíritu Santo en las almas recién instruidas para que reciban la verdad?
Hechos 16:14.- Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
2 Corintios 4:5.- Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
1 Tesalonicenses 2:13.- Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando reci­bisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.
Es la eficiencia impartida por el Espíritu Santo lo que hace eficaz el ministerio de la palabra. Cuando Cristo habla por medio del predicador, el Espíritu Santo prepara los corazones de los oyentes para recibir la palabra. El Espíritu San­to no es un siervo, sino un poder que dirige. Hace resplandecer la verdad en la mente, y habla en todo discurso cuando el predicador se entrega a la operación divina. El Espíritu es lo que rodea al alma de una atmósfera san­ta, y habla a los impenitentes palabras de amonestación, para señalarles a Aquel que quita el pecado del mundo”. Obreros Evangélicos, pág. 162.

EL CELO ES ESENCIAL
5.....¿Qué hacían los cristianos dia­riamente? Sabiendo que esta­mos trabajando con la ayuda de Dios para metas eternas, ¿cuán diligentes deberíamos ser en la actividad misionera?
Hechos 2:46-47.- (46) Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, (47) alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Isaías 52:7.- ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!
El celo por la gloria de Dios impulsó a los discípulos a presentar un tes­timonio de la verdad con grandioso poder. ¿No debiera este celo inflamar nuestros corazones con un anhelo de contar la historia del amor redentor de Cristo y de éste crucificado? ¿No debe este poder de Dios ser revelado en for­ma aún más notable hoy en día de lo que fue en el tiempo de los apóstoles”? (The Signs of the Times, 17 de febrero de 1914) El Evangelismo, pág. 506.
El Espíritu Santo habilitó a los discí­pulos para exaltar solamente al Se­ñor, y guió la pluma de los historia­dores sagrados, para que el mundo tuviese registradas las palabras y las obras de Cristo. Hoy día este Espí­ritu está obrando constantemente, tratando de atraer la atención de los hombres al gran sacrificio hecho en la cruz del Calvario, para revelar al mundo el amor de Dios al hombre, y para dar al alma convencida acceso a las promesas de la Escritura(Obreros Evangélicos, pág. 303).

6.....¿Cómo preparó Dios a cada uno de sus discípulos para la obra evangélica? ¿Cuán agra­decidos con Dios deberíamos estar por el talento que nos ha dado para su servicio supremo?
Santiago 1:17.- Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
1 Corintios 12:4-7.- (4) Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. (5) Y hay diversidad de mi­nisterios, pero el Señor es el mismo. (6) Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en to­dos, es el mismo. (7) Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
1 Pedro 4:10.- Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
Antes de dejar a sus discípulos, Cris­to ‘sopló, y díjoles: Tomad el Espíri­tu Santo’. Otra vez dijo: ‘He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre so­bre vosotros(Juan 20:22; Lucas 24:49). Sin embargo, este don no fue recibido en su plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derra­mamiento del Espíritu hasta que, me­diante la fe y la oración, los discípu­los se consagraron plenamente para efectuar la obra de Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a los segui­dores de Cristo… “Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las bendiciones y los dones imparti­dos por el Espíritu Santotodos los hombres no reciben los mismos do­nes, pero se promete algún don del Espíritu a cada siervo del Maestro”. Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 262.

7.....¿Cuál será el fruto de la obra de los siervos del Señor? ¿Cómo beneficiará a su Iglesia?
Santiago 5:20.- Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
Daniel 12:3.- Los entendidos res­plandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la jus­ticia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
A medida que los hijos de Dios se dediquen a esta obra, muchos se asirán de la mano extendida para salvarlos. Serán constreñidos a apar­tarse de sus malos caminos. Algunos de los rescatados podrán, por la fe en Cristo, ascender a elevados pues­tos de servicio, y llevar responsabi­lidades en la obra de salvar almas. Conocen por experiencia propia las necesidades de aquellos por quienes trabajan, y saben cómo ayudarles; saben cuáles son los mejores medios para recobrar a los que perecen. Es­tán agradecidos a Dios por las bendi­ciones recibidas. El amor vivifica sus corazones y sus energías se fortale­cen para levantar a otros que no po­drían hacerlo sin ayuda. Aceptando la Biblia como guía y al Espíritu Santo como su ayudador y consolador ha­llan nuevas oportunidades. Cada una de esas almas que se añade al equipo de los obreros, provista de materiales e instrucción que le permita conver­tir a otras personas para Cristo; cola­borará con los que le llevaron la luz de la verdad. Así se honrará a Dios y progresará su verdad”. Testimonios para la Iglesia, Tomo 6, pág. 262.
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La promesa del Espíritu no se aprecia como se debiera. Su cumplimiento no se comprende como se podría. La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente el ministerio evangé­lico. Se puede poseer sabiduría, talentos, elocuencia, todo don natural o adquirido; pero sin la presencia del Espíritu de Dios no se conmoverá a ningún corazón ni ningún pecador será ganado para Cristo. Por el otro lado, si están relacionados con Cristo, si los dones del Espíritu son suyos, los más pobres y los más ignorantes de sus discípulos tendrán un poder que hablará a los corazones. Dios los convierte en los instrumentos que ejercen la más elevada influencia en el universo”. Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 263.
Debemos cooperar con los tres poderes más elevados del cielo: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y estos poderes trabajarán mediante nosotros convirtiéndonos en obreros juntamente con Dios”. El Evangelismo, pág. 448.


            

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