miércoles, 21 de enero de 2015

Lección 04 | Convencido de pecado y de justicia


“Por medio de la poderosa acción del Espíritu Santo el gobierno de Satanás será sometido y subyugado. Es el Espíritu Santo quien convence de pecado y lo destierra del alma con el consentimiento del ser humano... Gracias a los méritos de Cristo el hombre puede poner en acción las más nobles facultades de su ser y desterrar el pecado de su alma(Cada día con Dios, pág. 125).

EL AGENTE QUE CONVENCE
1.....De acuerdo con la promesa de Jesús, cuando el Espíritu de verdad llegue, ¿de qué con­vencerá a la gente?
Juan 16:8-11.- (08) Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (09) De pecado, por cuanto no creen en mí; (10) de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; (11) y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
“El oficio del Espíritu Santo se espe­cifica claramente en las palabras de Cristo: ‘Cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio(Juan 16:8). Es el Espíritu San­to el que convence de pecado. Si el pecador responde a la influencia vivificadora del Espíritu, será inducido a arrepentirse y a comprender la impor­tancia de obedecer los requerimientos divinos” (Hechos de los Apóstoles, pág. 43).
El Espíritu Santo proporciona poder y capacita al hombre para vencer. El gobierno de Satanás debe ser subyu­gado mediante el poder del Espíritu. Es el Espíritu el que convence de pe­cado, y quien, con el consentimiento del ser humano, expele el pecado del corazón. La mente, entonces, es pues­ta bajo una nueva ley: la ley real de la libertad(Nuestra Elevada Vocación, pág. 154).

2.....¿A través de qué obra mara­villosa se iluminan los ojos de nuestro entendimiento?
Efesios 1:17-18.- (17)El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, (18) alumbrando los ojos de vuestro en­tendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos.
Como el Consolador ha de venir y os convencerá de pecado, de justicia y de juicio, cuidad de no resistir al Espíritu de Dios. ... Estad dispuestos a discernir lo que él os revele. Someted vuestra voluntad, los hábitos que por tanto tiempo habéis ido­latrado y que os son peculiares, para que podáis recibir los principios de la verdad” (Nuestra Elevada Vocación, pág. 154).
El Espíritu iba a ser dado como agen­te regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortalecien­do durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resisti­do y vencido únicamente por la pode­rosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíri­tu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para ven­cer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para gra­bar su propio carácter en su iglesia” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 625).

ARREPENTIMIENTO
3.....¿Cuál es el primer resultado por la acción del Espíritu Santo?
Zacarías 12:10 pp.- Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito,…
El arrepentimiento por el pecado son los primeros frutos de la obra del Espíritu Santo en la vida. Es el único proceso mediante el cual la pureza in­finita refleja la imagen de Cristo en sus redimidos. En Cristo habita toda pleni­tud. La ciencia que no está en armonía con él no tiene ningún valor. Él nos enseña a contar todas las cosas como pérdida por la excelencia del conoci­miento de Cristo Jesús, nuestro Señor. Este conocimiento es la ciencia más elevada que cualquier hombre puede alcanzar” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 6, pág. 1068).
Mediante la manifestación de su amor, mediante los ruegos de su Espíritu, invi­ta fervientemente a los hombres a que se arrepientan, pues el arrepentimiento es don de Dios; y a quienes él perdo­na, los hace arrepentirse previamente. El hombre disfruta del gozo más dul­ce debido a su sincero arrepentimien­to ante Dios por la transgresión de su ley, y debido a la fe en Cristo como el Redentor y Abogado de los pecadores(Mensajes Selectos, Tomo 1, pág. 380).

4.....¿Qué está haciendo el Señor constantemente para llevar al hombre al arrepentimiento?
Oseas 11:4, pp.- Con cuerdas huma­nas los atraje, con cuerdas de amor;…
Juan 12:32.- Y yo, si fuere levanta­do de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
La virtud proveniente de Cristo es la que nos induce a un arrepentimiento genui­noTan imposible es arrepentirse si el Espíritu de Cristo no despierta la con­ciencia como lo es obtener el perdón sin Cristo(El Camino a Cristo, pág. 26).
Se apartará de iniquidad toda alma que responde a esta invitación. Cristo puede salvar hasta lo último a todos los que vie­nen a él. El que viene a Jesús, coloca los pies en una escalera que va de la tierra al cieloLos que creen en Cristo, nunca perecerán, ni nadie los arrebatará de su mano(Mensajes Selectos, Tomo 1, pág. 213)

5.....¿Cómo considera Dios a todo aquel que es atraído y guiado por el Espíritu de verdad?
Romanos 8:13-16.- (13) Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. (14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. (15) Pues no habéis recibido el espíritu de es­clavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (16) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Gálatas 4:6.- Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Es el Espíritu el que hace resplandecer en las mentes entenebrecidas los bri­llantes rayos del Sol de justicia; el que hace arder el corazón de los hombres dentro de sí mismos con la recién des­pertada comprensión de las verda­des de la eternidad; el que presenta a la mente la gran norma de justicia, y convence de pecado; el que inspira fe en el Único que puede salvar del pe­cado; el que obra para transformar el carácter retirando los afectos de los hombres de aquellas cosas que son temporales y perecederas, y fijándolos en la herencia eterna. El Espíritu crea de nuevo, refina y santifica a los se­res humanos, preparándolos para ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial(Obreros Evangélicos, pág. 303).
La obra del Espíritu Santo es conven­cer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. El mundo sólo puede ser advertido al ver a aquellos que creen en la verdad santificados por la verdad, actuando conforme a los principios santos y elevados, mostrando un sen­tido alto y elevado, una línea de de­marcación entre los que guardan los mandamientos de Dios y los que los pisotean bajo sus pies” (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 7, pág. 992).

CONVERSIÓN
6.....¿Qué otra gran obra realiza el Espíritu Santo en el corazón humano si le es permitido? ¿Qué ejemplo de regenera­ción hecha por el Espíritu Santo muestra la Biblia?
Juan 3:5, 6.- (5) Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (6) Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
Tito 3:5.-No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renova­ción en el Espíritu Santo.
Al entregarse Saulo completamente al poder convincente del Espíritu Santo, vio los errores de su vida, y reconoció los abarcantes requerimientos de la ley de Dios. El que había sido un orgu­lloso fariseo, confiado en que lo jus­tificaban sus buenas obras, se postró ahora delante de Dios con la humildad y la sencillez de un niñito, confesando su propia indignidad, e invocando los méritos de un Salvador crucificado y resucitado. Saulo anhelaba ponerse en completa armonía y comunión con el Padre y el Hijo; y en la intensidad de su deseo de obtener perdón y acepta­ción, elevó fervientes súplicas al trono de la gracia. “Las oraciones del penitente fariseo no fueron inútiles. Sus recónditos pensa­mientos y emociones fueron transfor­mados por la gracia divina; y sus facul­tades más nobles fueron puestas en armonía con los propósitos eternos de Dios. Cristo y su justicia llegaron a ser para Saulo más que todo el mundo. “La conversión de Saulo es una impre­sionante evidencia del poder milagro­so del Espíritu Santo para convencer de pecado a los hombres(Los Hechos de los Apóstoles, pág. 97, 98).

7.....¿Cómo reacciona el enemi­go de las almas cuando una persona es transformada por el poder del Espíritu Santo? ¿Cómo se debe ver esta bata­lla espiritual?
1 Pedro 5:8-10.- (08) Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; (09) al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (10) Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
Filipenses 1:6.- Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vo­sotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
La misión del Espíritu Santo es revelar a la mente el carácter de la consagración que acepta Dios. Mediante el Espíritu Santo, el alma es iluminada y el carácter se renueva, santifica y exalta(Mensajes Se­lectos, Tomo 1, pág. 156).
Cuanto más son los esfuerzos de Sa­tanás por lograr nuestra destrucción, mayor es la victoria lograda al vencerlos. El Redentor del mundo presenta el plan de batalla, con todas las dificultades, y nos pide que calculemos el costo. Él no desea que sus seguidores sean ignoran­tes de las artimañas de Satanás. Estos deben saber con lo que se encontrarán, y la preparación que deberán tener para contrarrestar sus artimañas. Les muestra la vasta complicidad del mal dispuesta contra él mismo y sus seguidores, pero lo hace sencillo para que cuenten con la ayuda del Espíritu Santo en la batalla. Los ángeles de Dios, que no se ven a simple vista mortal, se mezclarán en sus filas. Como soldados de Jesús deben ponerse la armadura, porque ‘no luchan contra sangre y carne, sino contra prin­cipados, contra potestades, contra go­bernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes’ No podrían ha­cer nada contra enemigos tan formida­bles sin Cristo dirigiendo la guerra(Signs of the Times, December 21, 1891).
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La predicación de la palabra sería inútil sin la continua presencia y ayuda del Espíritu Santo. Este es el único maestro eficaz de la verdad divina. Únicamente cuando la verdad vaya al corazón acompañada por el Espíritu vivificará la conciencia o transformará la vida. Uno podría presentar la letra de la Palabra de Dios, estar familiarizado con todos sus mandamientos y promesas; pero a menos que el Espíritu Santo grabe la verdad, ninguna alma caerá sobre la Roca y será quebrantada. Ningún grado de edu­cación ni ventaja alguna, por grande que sea, puede hacer de uno un conducto de luz sin la cooperación del Espíritu de Dios. La siembra de la semilla del Evangelio no tendrá éxito a menos que esa semilla sea vivificada por el rocío del cielo. Antes que un solo libro del Nuevo Testamento fuese escrito, antes que se hubiese predicado un sermón evangélico después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles que oraban. Enton­ces el testimonio de sus enemigos fué: ‘Habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina’ (Hechos 5:28)” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 625).



   

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