jueves, 2 de enero de 2014

Lección 01 | La Justicia de Cristo


La justicia es santidad, semejanza a Dios; y ‘Dios es amor’. Es conformidad a la ley de Dios, ‘porque todos tus mandamientos son justicia’ y ‘el amor pues es el cumplimiento de la ley’. La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios está personificada en Cristo. Al recibirlo, recibimos la justicia–El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 20.

CARACTERÍSTICAS DE LA LEY DE DIOS
1.....¿Cuáles son algunas características esenciales de la ley de Dios? ¿Qué profundidad alcanzan sus principios?
Salmo 19:7, 8.- La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma. El testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón. El precepto de Jehová, puro, que alumbra los ojos”.
Romanos 7:12.- “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno”.
Mateo 5:28.- “Mas yo os digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Romanos 7:7 última parte.- “…Empero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás”.
La Ley de Dios, tal como se presenta en las Escrituras, es amplia en sus requerimientos. Cada principio es santo, justo y bueno. La ley impone a los hombres obligaciones frente a Dios. Alcanza hasta los pensamientos y sentimientos, y producirá una convicción de pecado en todo el que esté persuadido de haber transgredido sus requerimientos. Si la ley abarcara sólo la conducta externa, los hombres no serían culpables de sus pensamientos, deseos y designios erróneos. Pero la ley requiere que el alma misma sea pura y la mente santa, que los pensamientos y sentimientos estén de acuerdo con la norma de amor y justicia–Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 248.

2.....¿Qué otros elementos significativos caracterizan la ley?
Salmo 111:7, 8.- Las obras de sus manos son verdad y juicio. Fieles son todos sus mandamientos, afirmados por siglo de siglo. Hechos en verdad y en rectitud”.
Lucas 16:17.- “Empero más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que frustrarse un tilde de la ley”.
El Señor requiere en la actualidad exactamente lo que requirió de Adán en el Edén: la perfecta obediencia a la ley de Dios. Debemos poseer una rectitud sin ningún defecto, sin tacha alguna. Dios dio a su Hijo para que muriera por el mundo, pero Él no murió para abrogar la ley que era santa y justa y buena. El sacrificio de Cristo en el Calvario es un argumento incontestable que muestra la inmutabilidad de la ley. Su penalidad fue sufrida por el Hijo de Dios en favor del hombre culpable, para que mediante los méritos de Aquel, el pecador pudiera por la fe en su nombre obtener la virtud de su carácter inmaculado” –Fe y Obras, pág. 92.
Dios requirió de Adán antes de su caída una obediencia perfecta a su ley. Dios requiere ahora lo mismo que requirió de Adán: una obediencia perfecta, una rectitud sin defectos y sin fallas ante su vista. Que Dios nos ayude a darle todo lo que su ley requiere. Pero no podemos hacer esto sin esa fe que lleva la justicia de Cristo a la práctica diaria–Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 437.

JESUCRISTO OBEDECE A LA LEY EN TODO
3.....¿Quién cumplió la justicia de la ley perfectamente siendo obediente hasta la muerte?
Mateo 5:17.- No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido a abrogar, sino a cumplir”.
Filipenses 2:8.- “Y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
La ley requiere justicia, una vida justa, un carácter perfecto; y esto no lo tenía el hombre para darlo. No puede satisfacer los requerimientos de la santa ley de Dios. Pero Cristo, viniendo a la tierra como hombre, vivió una vida santa y desarrolló un carácter perfecto. Ofrece éstos como don gratuito a todos los que quieran recibirlos. Su vida reemplaza la vida de los hombres. Así tienen remisión de los pecados pasados, por la paciencia de Dios. Más que esto, Cristo imparte a los hombres atributos de Dios. Edifica el carácter humano a la semejanza del carácter divino y produce una hermosa obra espiritualmente fuerte y bella. Así la misma justicia de la ley se cumple en el que cree en Cristo. Dios puede ser ‘justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús’ ” –El Deseado de Todas las Gentes, págs. 710, 711.

LA FE Y EL DON DE LA JUSTICIA
4.....¿Qué nos proporciona la fe en la obediencia perfecta de Cristo demostrada en su humanidad?
Mateo 5:6.- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos”.
Romanos 3:21, 22.- Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas. La justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en Él; porque no hay diferencia”.
Filipenses 3:9.- Y ser hallado en Él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe”.
No se obtiene la justicia por conflictos penosos, ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios; es concedida gratuitamente a toda alma que tiene hambre y sed de recibirla. ‘A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed... sin dinero y sin precio’. ‘Su justicia es de mí, dice Jehová’. ‘Este será su nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA’.
No hay agente humano que pueda proporcionar lo que satisfaga el hambre y la sed del alma. Pero dice Jesús: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo’. ‘Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás’–El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 20, 21.

5.....¿Cuándo recibimos el don de su justicia?
Apocalipsis 3:19, 20.- Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé pues celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”.
1 Juan 1:9.- Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad”.
Juan 1:11-13.- A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Más a todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre. Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de Dios”.
Cuando el pecador penitente, contrito delante de Dios, comprende el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio como su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados. Esto es justificación por la fe. Cada alma creyente debe conformar enteramente su voluntad a la voluntad de Dios y mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en gloria” –Fe y Obras, pág. 107.
Cristo murió una muerte vergonzosa para traernos a Dios. Y cuando el alma se convence que Cristo puede salvar hasta lo sumo a los que por fe se allegan a Él; cuando se entrega a Él como un Salvador suficiente; cuando se aferra a las promesas y cree plenamente en Jesús, Dios lo declara uno con Cristo. Cuando el alma depende de Cristo con la simplicidad con que el niño depende de su madre, entonces es justificado porque llega a ser uno con su Substituto, que a su vez es su justificación y redención. Este es el amor, que las fibras de la voluntad y el corazón sean entretejidas en Cristo Jesús” –Hijas de Dios, pág. 195.

CRISTO, NUESTRA ÚNICA ESPERANZA
6.....¿Quién es, por lo tanto, nuestra única seguridad?
1 Pedro 1:18, 19.- Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
Hebreos 4:14-16.- “Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Lleguémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Hebreos 9:24.- Porque no entró Cristo en el Santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios”.
La única seguridad para los israelitas era la sangre rociada en los postes de sus puertas. Dios dijo: ‘Veré la sangre y pasaré de vosotros’ (Éxodo 12:13). Toda otra provisión para la seguridad de ellos no tenía valor alguno. Nada sino la sangre en los postes de las puertas impediría que entrara el ángel de la muerte. Sólo hay salvación para el pecador en la sangre de Jesús, que nos limpia de todo pecado. El hombre de intelecto cultivado puede tener un vasto acervo de conocimientos, puede empeñarse en especulaciones teológicas, puede ser grande y honrado por los hombres, y puede ser considerado el depósito del conocimiento; pero a menos que tenga un conocimiento salvador del Cristo crucificado por él, y por fe eche mano de la justicia de Cristo, está perdido. Cristo ‘herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él y por su llaga fuimos nosotros curados’ (Isaías 53:5). ‘Salvado por la sangre de Jesús’, será nuestra única esperanza para este tiempo y nuestro canto por la eternidad–Mensajes Selectos, tomo 3, págs. 195, 196.

PEDIDOS DE DIOS A SU PUEBLO
7.....Siendo salvos en Cristo, ¿qué desea el Señor de nosotros?
1 Corintios 6:20.- “Porque comprados sois por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Juan 14:21.- El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”.
1 Pedro 1:15, 16.- “Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación. Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”.
Ante el mundo, Dios nos está desarrollando como a testigos vivientes de lo que pueden llegar a ser los hombres y las mujeres por la gracia de Cristo. Se nos manda que nos esforcemos en procura de la perfección del carácter. Dice el Maestro divino: ‘Sed pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto’ (Mateo 5:48). ¿Nos martirizaría Cristo requiriéndonos una imposibilidad? ¡Nunca, nunca! Es un honor el que nos confiere al instarnos a ser santos en la espera de Él. Puede capacitarnos para lograrlo pues declara: ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra’ (Mateo 28:18). Tenemos el privilegio de pedir ese poder ilimitado…” –A Fin de Conocerle, pág. 132.
Si bien debemos estar en armonía con la ley de Dios, no somos salvados por las obras de la ley; sin embargo, no podemos ser salvados sin obediencia. La ley es la norma por la cual se mide el carácter. Pero no nos es posible guardar los mandamientos de Dios sin la gracia regeneradora de Cristo. Sólo Jesús puede limpiarnos de todo pecado. Él no nos salva mediante la ley, pero tampoco nos salvará en desobediencia a la ley–Fe y Obras, págs. 98, 99.

PARA MEDITAR
Génesis 15:5, 6; Salmos 36:10; 85:10, 11, 13; 119:142, 172.
El carácter de Cristo es el único modelo perfecto que hemos de copiar. El arrepentimiento y la fe, la entrega de la voluntad y la consagración de los afectos a Dios, son los medios señalados para la realización de esta obra” –Consejos para los Maestros, pág. 49.
Al modo como el viajero fatigado que, hallando en el desierto la buscada fuente, apaga su sed abrasadora, el cristiano buscará y obtendrá el agua pura de la vida, cuyo manantial es Cristo–El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 21.



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