“La
sabiduría que proviene de Dios es el pan de vida. Son las hojas del árbol de la vida las que se usan para la sanidad de
las naciones. La corriente de vida
espiritual estremece al alma cuando las palabras de Cristo se creen y se
ponen en práctica. Así es como somos
hechos uno con Cristo. La
experiencia débil y enfermiza se vuelve fuerte. Significa la vida eterna para nosotros, si mantenemos
nuestra confianza firme desde el comienzo hasta el final. “Toda verdad ha de recibirse como la vida de Jesús. Ella nos purifica de toda impureza y prepara
el alma para la presencia de Jesús. Cristo, la esperanza de gloria, se forma en
el interior” (Alza tus Ojos, pág. 222).
EL PAN DE LA PRESENCIA
1. ¿Qué simbolizaba el pan de la presencia en los servicios del santuario? Éxodo 25:30.
Y pondrás sobre la mesa el pan de la
proposición delante de mí continuamente.
“El pan
de la proposición se conservaba siempre ante la presencia del Señor como una ofrenda
perpetua. De manera que formaba
parte del sacrificio diario, y se llamaba ‘el pande la proposición’ o el
pan de la presencia, porque estaba
siempre ante el rostro del Señor (Éxo. 25:30). Era un reconocimiento de que el hombre depende de Dios tanto para su
alimento temporal como para el espiritual, y de que se lo recibe únicamente en virtud de la mediación de Cristo.
En el desierto Dios había alimentado a
Israel con el pan del cielo, y el pueblo seguía dependiendo de su
generosidad, tanto en lo referente a las bendiciones temporales como a las
espirituales. El maná, así como el
pan de la proposición, simbolizaba a Cristo, el pan viviente, quien
está siempre en la presencia de Dios para interceder por nosotros” (Patriarcas y Profetas, pág. 366).
EL PAN VIVO
2. ¿Cómo se llamó Cristo a sí mismo cuando las personas estaban interesadas
en seguirle para obtener alimento temporal? Juan 6:35, 51.
Jesús les dijo: Yo
soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo;
si alguno comiere de este pan, vivirá
para siempre; y el pan que yo
daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
“El que
había dado el maná estaba entre ellos. Era Cristo mismo quien había
conducido a los hebreos a través del desierto, y los había alimentado diariamente con el pan del
cielo. Este alimento era una
figura del verdadero pan del cielo. El Espíritu que fluye dela infinita
plenitud de Dios y da vida es el verdadero maná. Jesús dijo: ‘El pan de
Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.’“Pensando
todavía que Jesús se refería al alimento temporal, algunos de sus oyentes exclamaron:
‘Señor, danos siempre este pan.’ Jesús
habló entonces claramente: ‘Yo soy el pan de vida’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 349).
3. Después de pasar cuarenta días en el desierto, ¿qué respuesta dio Jesús
a la tentación de Satanás? Mateo
4:4.
Él respondió y dijo: Escrito
está: No sólo de pan vivirá
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
“Toda
promesa de la Palabra de Dios nos pertenece. Hemos de vivir de ‘toda palabra que sale de la boca de Dios.’
Cuando nos veamos asaltados por las
tentaciones, no miremos las
circunstancias o nuestra debilidad, sino el poder de la Palabra. Toda
su fuerza es nuestra…
“La vida de
Cristo, que da vida al mundo, está en su palabra. Fue por su palabra como Jesús sanó la enfermedad y echó los demonios;
por su palabra calmó el mar y
resucitó los muertos; y la gente dio testimonio de que su palabra era
con autoridad. Él hablaba la palabra de
Dios, como había hablado por medio
de todos los profetas y los maestros del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de
Cristo, y el Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra.
Cuando su presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de
poder para ellos. Como su Maestro,
habían de vivir ‘con toda palabra que sale de la boca de Dios’” (DTG, págs. 99, 354).
4. Así como el pan sostiene la existencia terrena, ¿cuál es la nutrición
espiritual para la vida eterna? Juan
6:47-50.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el
desierto, y murieron.Este es el
pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
“El Salvador dijo: ‘Yo soy el pan de vida. Vuestros
padres comieron el maná en el desierto, y son muertos. Este es el pan que
desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera. Yo soy el pan vivo que he descendido del
cielo: si alguno comiere de este
pan, vivirá para siempre.’ Cristo añadió luego otra figura a ésta. Únicamente muriendo podía impartir vida a
los hombres, y en las palabras que siguen señala su muerte como el medio de
salvación. Dice: ‘El pan que yo
daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.
352).
“Así como
necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del
cielo, para mantener la vida
espiritual y para obtener energía
con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo
recibe constantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con
Cristo, sometiéndose a ‘Él y dependiendo enteramente de Él” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág.
21).
SANTA COMUNIÓN
5. ¿En qué ocasión invitó Jesús a sus discípulos a comer pan? ¿Qué
representaba el pan de la cena del Señor? 1 Corintios 11:23, 24.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he
enseñado: Que el Señor Jesús, la
noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad,
comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de
mí.
“¡Y cuánto más ciertas son las palabras de Cristo en cuanto a nuestra naturaleza
espiritual! Él declara: ‘El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna.’ Es recibiéndola
vida derramada por nosotros en la cruz del Calvario como podemos vivir la vida
santa.Y esta vida la recibimos recibiendo su Palabra, haciendo aquellas
cosas que Él ordenó.Así llegamos a ser
uno con Él. ‘El que come mi carne
–dice Él, –y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así mismo el
que me come, él también vivirá por mí.’ Este pasaje se aplica en un sentido especial a la santa comunión.
Mientras la fe contempla el gran sacrificio de nuestro Señor, el alma asimila
la vida espiritual de Cristo. Y esa alma
recibirá fuerza espiritual de cada comunión. El rito forma un eslabón
viviente por el cual el creyente está
ligado con Cristo, y así con el Padre. En un sentido especial, forma un vínculo entre Dios y los seres
humanos que dependen de Él” (El
Deseado de Todas las Gentes, págs. 615, 616).
6. ¿Qué significa comer la carne y beber sangre de Jesús? Juan 6:52-54, 40, 47; 1 Corintios
11:26.
Entonces los
judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del
Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero.De cierto, de cierto os digo: El que cree
en mí, tiene vida eterna. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y
bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
“Comer la carne y beber
la sangre de Cristo es recibirle como Salvador personal, creyendo que perdona
nuestros pecados, y que somos completos en Él. Contemplando
su amor, y espaciándonos en Él, absorbiéndolo, es como llegamos a participar de
su naturaleza. Lo que es el alimento para el cuerpo, debe serlo Cristo para
el alma. El alimento no puede
beneficiarnos a menos que lo comamos; a menos que llegue a ser parte de
nuestro ser. Así también Cristo no
tiene valor para nosotros si no le conocemos como Salvador personal. Un conocimiento teórico no nos beneficiará.
Debemos alimentarnos de Él, recibirle
en el corazón, de tal manera que su vida llegue a ser nuestra vida.
Debemos asimilarnos su amor y su gracia” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 353).
“Si
practicamos las enseñanzas que nos dejó en su Palabra, estos principios se
hacen carne en nuestra vida. Esto
es lo que significa comer la carne de Cristo y beber su sangre. Diariamente
hemos de prepararnos para la vida gloriosa, y cuando nos unamos con la familia
de lo alto, no se nos darán lecciones nuevas, sino la continuación de las que
Cristo dio a sus discípulos cuando estuvo aquí” (Alza tus Ojos, pág. 244).
COMPARTAMOS NUESTRO PAN
7. ¿Es suficiente pedir a nuestro Padre celestial el pan de cada día?
Cuando recibimos nuestro pan diario, ¿qué debemos hacer? Mateo 6:11, 33; Eclesiastés 11:1, 2.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.Echa tu pan sobre las aguas;
porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho;
porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
“La
oración por el pan cotidiano incluye no solamente el alimento para sostener el cuerpo,
sino también el pan espiritual que nutrirá el alma para vida eterna. Nos
dice Jesús: ‘Trabajad, no por la
comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece’. ‘Yo soy el pan vivo que descendió del cielo;
si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre’. “Hemos de orar día
tras día para que, mientras leemos su Palabra, Dios nos envíe su Espíritu con
el fin de revelarnos la verdad que fortalecerá nuestras almas para las
necesidades del día.
“Al
enseñarnos a pedir cada día lo que necesitamos, tanto las bendiciones
temporales como las espirituales, Dios desea alcanzar un propósito para
beneficio nuestro. Quiere que sintamos cuánto dependemos de su cuidado
constante, porque procura atraernos a una comunión íntima con Él” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág.
96).
“El acto de
Cristo al suplir las necesidades temporales de una muchedumbre hambrienta, entraña
una profunda lección espiritual para todos los que trabajan para Él. Cristo
recibía del Padre; Él impartía a los discípulos; ellos impartían a la multitud;
y las personas unas a otras. Así,
todos los que están unidos a Cristo, recibirán de Él el pan de vida, el alimento
celestial, y lo impartirán a otros” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 337).
MEDITACIÓN
“Así
como nuestra vida física es sostenida por el alimento, nuestra vida espiritual
es sostenida por la palabra de Dios. Y cada alma ha de recibir vida de la Palabra de Dios para sí. Como
debemos comer por nosotros mismos a fin de recibir alimento, así hemos de recibir
la Palabra por nosotros mismos. No hemos
de obtenerla simplemente por medio de otra mente. Debemos estudiar
cuidadosamente la Biblia, pidiendo a Dios la ayuda del Espíritu Santo a fin de
comprender su Palabra. Debemos tomar
un versículo, y concentrar el intelecto en la tarea de discernir el pensamiento
que Dios puso en ese versículo para nosotros. Debemos espaciarnos en el
pensamiento hasta que venga a ser nuestro y sepamos ‘lo que dice Jehová’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág.
354).
ESTUDIO PERSONAL
“No hay agente humano que pueda proporcionar lo que
satisfaga el hambre y la sed del alma. Pero dice Jesús: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo’. ‘Yo soy el pan de vida; el que a mí viene,
nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás’.
“Así como necesitamos alimentos para sostener
nuestras fuerzas físicas, también necesitamos
a Cristo, el pan del cielo, para mantener la vida espiritual y para obtener energía
con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo recibe
constantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe
comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a Él y dependiendo enteramente
de Él” (El Discurso Maestro de
Jesucristo, pág. 21).
“Ajustarse a principios correctos significa
poner en práctica fielmente los primeros cuatro y los últimos seis
mandamientos. En obediencia a estos mandatos divinos comemos la carne y bebemos
la sangre de Cristo, apropiándonos de todo lo que incluye la expiación llevada
a cabo en el Calvario. Cristo permanecerá al lado de todos los que lo reciban
como Salvador. A ellos les dará poder para convertirse en hijos de Dios” (Alza tus Ojos, pág.194).
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