miércoles, 17 de abril de 2013

16 | El pan de vida


La sabiduría que proviene de Dios es el pan de vida. Son las hojas del árbol de la vida las que se usan para la sanidad de las naciones. La corriente de vida espiritual estremece al alma cuando las palabras de Cristo se creen y se ponen en práctica. Así es como somos hechos uno con Cristo. La experiencia débil y enfermiza se vuelve fuerte. Significa la vida eterna para nosotros, si mantenemos nuestra confianza firme desde el comienzo hasta el final. “Toda verdad ha de recibirse como la vida de Jesús. Ella nos purifica de toda impureza y prepara el alma para la presencia de Jesús. Cristo, la esperanza de gloria, se forma en el interior” (Alza tus Ojos, pág. 222).

EL PAN DE LA PRESENCIA
1.  ¿Qué simbolizaba el pan de la presencia en los servicios del santuario? Éxodo 25:30.
Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente.
El pan de la proposición se conservaba siempre ante la presencia del Señor como una ofrenda perpetua. De manera que formaba parte del sacrificio diario, y se llamaba ‘el pande la proposición’ o el pan de la presencia, porque estaba siempre ante el rostro del Señor (Éxo. 25:30). Era un reconocimiento de que el hombre depende de Dios tanto para su alimento temporal como para el espiritual, y de que se lo recibe únicamente en virtud de la mediación de Cristo. En el desierto Dios había alimentado a Israel con el pan del cielo, y el pueblo seguía dependiendo de su generosidad, tanto en lo referente a las bendiciones temporales como a las espirituales. El maná, así como el pan de la proposición, simbolizaba a Cristo, el pan viviente, quien está siempre en la presencia de Dios para interceder por nosotros(Patriarcas y Profetas, pág. 366).

EL PAN VIVO
2.   ¿Cómo se llamó Cristo a sí mismo cuando las personas estaban interesadas en seguirle para obtener alimento temporal? Juan 6:35, 51.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
El que había dado el maná estaba entre ellos. Era Cristo mismo quien había conducido a los hebreos a través del desierto, y los había alimentado diariamente con el pan del cielo. Este alimento era una figura del verdadero pan del cielo. El Espíritu que fluye dela infinita plenitud de Dios y da vida es el verdadero maná. Jesús dijo: ‘El pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.’“Pensando todavía que Jesús se refería al alimento temporal, algunos de sus oyentes exclamaron: ‘Señor, danos siempre este pan.’ Jesús habló entonces claramente: ‘Yo soy el pan de vida’(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 349).

3.  Después de pasar cuarenta días en el desierto, ¿qué respuesta dio Jesús a la tentación de Satanás? Mateo 4:4.
Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Toda promesa de la Palabra de Dios nos pertenece. Hemos de vivir de ‘toda palabra que sale de la boca de Dios.’ Cuando nos veamos asaltados por las tentaciones, no miremos las circunstancias o nuestra debilidad, sino el poder de la Palabra. Toda su fuerza es nuestra…
La vida de Cristo, que da vida al mundo, está en su palabra. Fue por su palabra como Jesús sanó la enfermedad y echó los demonios; por su palabra calmó el mar y resucitó los muertos; y la gente dio testimonio de que su palabra era con autoridad. Él hablaba la palabra de Dios, como había hablado por medio de todos los profetas y los maestros del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de poder para ellos. Como su Maestro, habían de vivir ‘con toda palabra que sale de la boca de Dios’” (DTG, págs. 99, 354).

4.  Así como el pan sostiene la existencia terrena, ¿cuál es la nutrición espiritual para la vida eterna? Juan 6:47-50.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eternaYo soy el pan de vidaVuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera
“El Salvador dijo: ‘Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera. Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre.’ Cristo añadió luego otra figura a ésta. Únicamente muriendo podía impartir vida a los hombres, y en las palabras que siguen señala su muerte como el medio de salvación. Dice: ‘El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo’(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 352).
Así como necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para mantener la vida espiritual y para obtener energía con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo recibe constantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a ‘Él y dependiendo enteramente de Él” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 21).

SANTA COMUNIÓN
5.   ¿En qué ocasión invitó Jesús a sus discípulos a comer pan? ¿Qué representaba el pan de la cena del Señor? 1 Corintios 11:23, 24.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí
“¡Y cuánto más ciertas son las palabras de Cristo en cuanto a nuestra naturaleza espiritual! Él declara: ‘El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna.’ Es recibiéndola vida derramada por nosotros en la cruz del Calvario como podemos vivir la vida santa.Y esta vida la recibimos recibiendo su Palabra, haciendo aquellas cosas que Él ordenó.Así llegamos a ser uno con Él. ‘El que come mi carne dice Él, y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así mismo el que me come, él también vivirá por mí.’ Este pasaje se aplica en un sentido especial a la santa comunión. Mientras la fe contempla el gran sacrificio de nuestro Señor, el alma asimila la vida espiritual de Cristo. Y esa alma recibirá fuerza espiritual de cada comunión. El rito forma un eslabón viviente por el cual el creyente está ligado con Cristo, y así con el Padre. En un sentido especial, forma un vínculo entre Dios y los seres humanos que dependen de Él(El Deseado de Todas las Gentes, págs. 615, 616).

6.   ¿Qué significa comer la carne y beber sangre de Jesús? Juan 6:52-54, 40, 47; 1 Corintios 11:26.
Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carneJesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotrosEl que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
“Comer la carne y beber la sangre de Cristo es recibirle como Salvador personal, creyendo que perdona nuestros pecados, y que somos completos en Él. Contemplando su amor, y espaciándonos en Él, absorbiéndolo, es como llegamos a participar de su naturaleza. Lo que es el alimento para el cuerpo, debe serlo Cristo para el alma. El alimento no puede beneficiarnos a menos que lo comamos; a menos que llegue a ser parte de nuestro ser. Así también Cristo no tiene valor para nosotros si no le conocemos como Salvador personal. Un conocimiento teórico no nos beneficiará. Debemos alimentarnos de Él, recibirle en el corazón, de tal manera que su vida llegue a ser nuestra vida. Debemos asimilarnos su amor y su gracia” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 353).
Si practicamos las enseñanzas que nos dejó en su Palabra, estos principios se hacen carne en nuestra vida. Esto es lo que significa comer la carne de Cristo y beber su sangre. Diariamente hemos de prepararnos para la vida gloriosa, y cuando nos unamos con la familia de lo alto, no se nos darán lecciones nuevas, sino la continuación de las que Cristo dio a sus discípulos cuando estuvo aquí” (Alza tus Ojos, pág. 244).

COMPARTAMOS NUESTRO PAN
7. ¿Es suficiente pedir a nuestro Padre celestial el pan de cada día? Cuando recibimos nuestro pan diario, ¿qué debemos hacer? Mateo 6:11, 33; Eclesiastés 11:1, 2.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra
La oración por el pan cotidiano incluye no solamente el alimento para sostener el cuerpo, sino también el pan espiritual que nutrirá el alma para vida eterna. Nos dice Jesús: ‘Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece’. ‘Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre’. “Hemos de orar día tras día para que, mientras leemos su Palabra, Dios nos envíe su Espíritu con el fin de revelarnos la verdad que fortalecerá nuestras almas para las necesidades del día.
Al enseñarnos a pedir cada día lo que necesitamos, tanto las bendiciones temporales como las espirituales, Dios desea alcanzar un propósito para beneficio nuestro. Quiere que sintamos cuánto dependemos de su cuidado constante, porque procura atraernos a una comunión íntima con Él(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 96).
El acto de Cristo al suplir las necesidades temporales de una muchedumbre hambrienta, entraña una profunda lección espiritual para todos los que trabajan para Él. Cristo recibía del Padre; Él impartía a los discípulos; ellos impartían a la multitud; y las personas unas a otras. Así, todos los que están unidos a Cristo, recibirán de Él el pan de vida, el alimento celestial, y lo impartirán a otros(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 337).

MEDITACIÓN
Así como nuestra vida física es sostenida por el alimento, nuestra vida espiritual es sostenida por la palabra de Dios. Y cada alma ha de recibir vida de la Palabra de Dios para sí. Como debemos comer por nosotros mismos a fin de recibir alimento, así hemos de recibir la Palabra por nosotros mismos. No hemos de obtenerla simplemente por medio de otra mente. Debemos estudiar cuidadosamente la Biblia, pidiendo a Dios la ayuda del Espíritu Santo a fin de comprender su Palabra. Debemos tomar un versículo, y concentrar el intelecto en la tarea de discernir el pensamiento que Dios puso en ese versículo para nosotros. Debemos espaciarnos en el pensamiento hasta que venga a ser nuestro y sepamos ‘lo que dice Jehová’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 354).

ESTUDIO PERSONAL
“No hay agente humano que pueda proporcionar lo que satisfaga el hambre y la sed del alma. Pero dice Jesús: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo’. ‘Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás’.
“Así como necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para mantener la vida espiritual y para obtener energía con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo recibe constantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a Él y dependiendo enteramente de Él” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 21).
“Ajustarse a principios correctos significa poner en práctica fielmente los primeros cuatro y los últimos seis mandamientos. En obediencia a estos mandatos divinos comemos la carne y bebemos la sangre de Cristo, apropiándonos de todo lo que incluye la expiación llevada a cabo en el Calvario. Cristo permanecerá al lado de todos los que lo reciban como Salvador. A ellos les dará poder para convertirse en hijos de Dios” (Alza tus Ojos, pág.194).



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