“El que es ‘santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores,’ no se avergüenza de llamarnos hermanos.
En Cristo, la familia de la tierra y la
familia del cielo están ligadas. Cristo
glorificado es nuestro hermano. El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito”
(El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 17).
LOS HERMANOS DE JESÚS
1. ¿Quiénes, de acuerdo a las enseñanzas de
Jesús, son sus hermanos? Marcos
3:31-35; Mateo 7:21; Gálatas 3:26.
Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose
afuera, enviaron a llamarle. Y la
gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. El les respondió diciendo: ¿Quién
es mi madre y mis hermanos? Y mirando
a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He
aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi
hermana, y mi madre. No todo el
que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos. Todos
sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
“Mientras
Jesús estaba todavía enseñando a la gente, sus discípulos trajeron la noticia
de que su madre y sus hermanos estaban afuera y deseaban verle. Él sabía lo que
sentían ellos en su corazón, y ‘respondiendo Él al que le decía esto, dijo:
¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus
discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los
cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.’
“Todos los que quisieran recibir a Cristo
por la fe iban a estar unidos con Él por un vínculo más íntimo que el del parentesco
humano. Iban a ser uno con Él,
como Él era uno con el Padre. Al creer y hacer sus palabras, su madre
se relacionaba en forma salvadora con Jesús y más estrechamente que por su
vínculo natural con Él. Sus hermanos no
se beneficiarían de su relación con Él a menos que le aceptasen como su
Salvador personal” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 292).
EL AMOR DE NUESTRO HERMANO MAYOR
2. Siendo nuestro Hermano mayor, ¿cómo expresó
Jesús su maravilloso amor por nosotros? Filipenses 2:7, 8; Hebreos 2:17.
Sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos,
para venir a ser misericordioso y
fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del
pueblo.
“Si nuestra salvación dependiera de
nuestros propios esfuerzos, no podríamos ser salvos; pero ella depende de Uno que endosa todas las
promesas. Nuestro asimiento de Él puede parecer débil, pero su amor es como el de un hermano mayor;
mientras mantengamos nuestra unión
con Él, nadie podrá arrancarnos de su mano” (Los Hechos de los Apóstoles,
pág. 441).
SU PADRE, NUESTRO PADRE
3. ¿Qué seguridad tenemos de ser aceptados por
el Padre a través de Jesús? Hebreos
2:11, 12.
Porque el que
santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu
nombre, En medio de la congregación te alabaré.
“Jesús nos enseña a llamar a su Padre,
nuestro Padre. No se
avergüenza de llamarnos hermanos. Tan
dispuesto, y ansioso, está el corazón del Salvador a recibirnos como miembros
de la familia de Dios, que desde las primeras
palabras que debemos emplear para acercarnos a Dios Él expresa la seguridad de nuestra relación divina: ‘Padre nuestro’” (DMJ, pág. 89).
“En la apostasía, el hombre se separa de
Dios, la separación es amplia y terrible; pero Cristo ha hecho provisión de nuevo para relacionarnos consigo.
El poder del mal está tan identificado con la naturaleza humana que ningún
hombre puede vencerlo excepto por su unión con Cristo. Por medio de esta unión
recibimos poder moral y espiritual. Si
tenemos el espíritu de Cristo llevaremos el fruto de justicia, fruto que
honrará y bendecirá a los hombres, y glorificará a Dios” (Reavivamientos
Modernos, pág. 43).
4. ¿En qué ocasión se refirió Jesús a esta
relación especial con sus discípulos? Mateo 28:10; Marcos 16:7.
Entonces Jesús
les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis
hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán. Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro,
que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
“Pero
ahora, con su propia voz familiar, Jesús
le dijo: ‘¡María!’ Entonces supo que no era un extraño el que
se dirigía a ella y, volviéndose,
vio delante de sí al Cristo vivo. En
su gozo, se olvidó que había
sido crucificado. Precipitándose
hacia Él, como para abrazar sus pies, dijo: ‘¡Rabboni!’ Pero Cristo alzó la mano diciendo: No me
detengas; ‘porque aun no he subido a mi Padre: mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a
mi Dios y a vuestro Dios.’ Y
María se fue a los discípulos con el gozoso mensaje.… “La primera obra que
hizo Cristo en la tierra después de su resurrección consistió en convencer a
sus discípulos de su no disminuido amor y tierna consideración por ellos. Para probarles que era su Salvador vivo,
que había roto las ligaduras de la tumba y no podía ya ser retenido por el
enemigo de la muerte, para revelarles que tenía el mismo corazón lleno de amor que cuando estaba con ellos como
su amado Maestro, les apareció vez tras vez. Quería estrechar aun más en derredor de ellos los vínculos de su
amor. Id, decid a mis hermanos –dijo, que se encuentren conmigo en
Galilea” (DTG, págs 734, 736).
SER MIEMBROS DE LA FAMILIA CELESTIAL
5. ¿Cómo podemos ser hijos de Dios y hermanos de
Jesús? Juan 1:12:13; 1 Juan
5:1, 2; Romanos 8:14.
Mas a todos los
que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios; los cuales no
son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón,
sino de Dios. Todo aquel que
cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que
engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto
conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus
mandamientos. Porque todos los que
son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
“Si llamáis a Dios vuestro Padre os
reconocéis hijos suyos, para ser
guiados por su sabiduría y para darle obediencia en todas las cosas,
sabiendo que su amor es inmutable. Aceptaréis
su plan para vuestra vida. Como hijos de Dios, consideraréis como objeto de
vuestro mayor interés, su honor, su carácter, su familia y su obra. Vuestro
gozo consistirá en reconocer y honrar vuestra relación con vuestro Padre y con
todo miembro de su familia. Os gozaréis en realizar cualquier acción,
por humilde que sea, que contribuya a su gloria o al bienestar de vuestros
semejantes” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 91).
“Todos los que han nacido en la familia
celestial son en un sentido especial los hermanos de nuestro Señor. El amor de Cristo liga a los miembros de
su familia, y dondequiera que se hace manifiesto este amor se revela la filiación
divina” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 593).
6. ¿Qué deseo expresó Jesús en su oración
intercesora dirigida a su Padre en nuestro favor? Juan 17:21, 24.
Para que
todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en
nosotros; para que el mundo
crea que tú me enviaste. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos
estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado
desde antes de la fundación del mundo.
“El Señor desea que sus siervos escogidos
aprendan cómo unirse en un esfuerzo armonioso. Puede parecerles a algunos que el contraste entre sus dones y los dones
de sus colaboradores es demasiado grande para permitirles unirse en un
esfuerzo armonioso; pero cuando recuerden que
hay variedad de mentes que alcanzar, y que algunos rechazarán la verdad
como la presenta algún obrero, sólo para abrir sus corazones a la verdad de
Dios como la presenta de diferente manera otro obrero, se esforzarán llenos de
esperanza por trabajar juntamente en unidad. Sus talentos, aunque diversos, pueden estar bajo el control del mismo
Espíritu. En toda palabra y acto, se revelarán bondad y amor; y a medida que
todo obrero ocupe fielmente el lugar que le ha sido señalado, la oración de
Cristo por la unidad de sus seguidores será contestada, y el mundo sabrá que
éstos son sus discípulos” (El Evangelismo, pág. 77).
COHEREDEROS CON CRISTO
7. Sí somos hermanos de Jesús, ¿cuál será
nuestra herencia? Gálatas
3:29; Romanos 8:17; Mateo 25:34.
Y si vosotros
sois de Cristo, ciertamente
linaje de Abraham sois, y
herederos según la promesa. Y si hijos, también herederos; herederos
de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él,
para que juntamente con él seamos
glorificados. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo:
Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste.
“‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,
que seamos llamados hijos de Dios’ (Sal. 103:13; 1 Juan 3:1). ¡Cuán precioso privilegio es éste, que seamos hijos e hijas del Altísimo,
herederos de Dios y coherederos con Jesucristo!” (Joyas de los Testimonios, tomo
2, págs. 108, 109).
“Dios ama a sus hijos obedientes.
Tiene un reino preparado, no para súbditos desleales, sino para
sus hijos que Él ha probado y purificado en un mundo maleado y
corrompido por el pecado. Como hijos
obedientes tenemos el privilegio de tener relación con Dios. ‘Si hijos –dice Él– también herederos’ de
una herencia inmortal... Cristo y su pueblo son uno” (CBA, pág. 1077).
MEDITACIÓN
“Los que
aceptan a Cristo como su Salvador personal no son dejados huérfanos,
para sobrellevar solos las pruebas de la vida. Él los recibe como miembros de la familia celestial, los invita a
llamar a su Padre, Padre de
ellos también. Son sus
‘pequeñitos,’ caros al corazón de Dios, vinculados con Él por los
vínculos más tiernos y permanentes.… “Y si
sostenemos un vínculo de parentesco con Él, ¡con qué ternura debemos considerar
a los que son hermanos y hermanas de nuestro Señor! ¿No debiéramos estar
listos para reconocer los derechos de nuestra relación divina? Adoptados en la
familia de Dios, ¿no honraremos a
nuestro Padre y a nuestra parentela?” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 294).
ESTUDIO PERSONAL
“A los que le reciben les da potestad de ser hechos hijos
de Dios, para que al fin Dios los reciba como suyos, a fin de que vivan con Él
por toda la eternidad. Si durante esta
vida permanecen leales a Dios, al fin ‘verán su cara; y su nombre estará en sus
frentes.’(Apocalipsis 22:4.)
¿Y en qué
consiste la felicidad del cielo sino en ver a Dios? ¿Qué gozo mayor
puede haber para el pecador salvado por la gracia de Cristo que el de
contemplar la faz de Dios y conocerle como Padre?” (El Ministerio de Curación, pág.
328).
“Dios nos ama
como ama a su Hijo. Es lo que dijo Jesús en su postrera oración en
favor de sus discípulos: ‘Los has amado a ellos como también a mí me has
amado’” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 89).
·
Hebreos
1:2
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