Un día de entre tantos
Dios me conversó
y en un momento en esa
charla un poema me pidió
no sabía que decir,
hasta que él me recordó
que deseaba para
hablarle de las maravillas que creó.
Le hablé del sol… y mi
vida la cambió,
pues con sus manos tan
perfectas mi cuerpo abrigó,
le hablé de la noche… y
mi camino alumbró,
con un manto de
estrella él me protegió.
Le hablé del fuego… y
mis penas las quemó,
con cada llama
encendida, él me alivió,
le hablé del mar… y mi
sed me la sació,
pues cada gota de agua
viva me fortaleció.
Le hablé de todo lo
verde… que también creó,
y sentí un soplo de
esperanza, que me abrigó,
le hablé del aire... que
nos regaló,
y sentí una brisa
suave, que mi cuerpo refrescó.
Le presenté todo lo
escrito… y él me agregó
que faltaba que le
hablará, de algo más que él creó,
le hablé de los
animales... y me lo agradeció,
pero me dijo que eso
no era, lo que me faltó.
Estaba recordando… que
es lo que faltó,
hasta que en un
instante, mi mente se aclaró
es el hombre y la
mujer que del barro los formó,
y un soplo de vida, a
sus cuerpos regaló.
(Rosa Beatriz Moreno Dávalos)
lindo poema...saber que Dios es nuestra inspiracion!!! oh que buena autora
ResponderEliminarohh... Gracias amiga, y así es. Dios ha sido y es la inspiración de cada uno de mis poemas y sobre todo es mi fortaleza en este mundo tan incierto. Que Dios te bendiga.
EliminarRosa Beatriz Moreno Dávalos
Dios le bendiga hermana y sea el Espiritu Santo su inspiración..
ResponderEliminarSaludos,
Mónica