miércoles, 8 de agosto de 2012

06 | La Victoria de la Cruz


“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: ‘Consumado es’. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” Juan 19:30.

EL DOLOR DEL PECADO
1.   ¿Qué causó a Jesús la mayor agonía en Getsemaní y en la cruz? ¿Cómo podemos comparar su muerte con la de los mártires? Mateo 26:38, 39; Marcos 15:34.
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
No era el dolor ni la ignominia de la cruz lo que le causaba agonía inefable. Cristo era el príncipe de los dolientes. Pero su sufrimiento provenía del sentimiento de la malignidad del pecado, del conocimiento de que por la familiaridad con el mal, el hombre se había vuelto ciego a su enormidad. Cristo vio cuán terrible es el dominio del pecado sobre el corazón humano, y cuán pocos estarían dispuestos a desligarse de su poder. Sabía que sin la ayuda de Dios la humanidad tendría que perecer, y vio a las multitudes perecer teniendo a su alcance ayuda abundante” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 700, 701).
La muerte de los mártires no se puede comparar con la agonía sufrida por el Hijo de Dios. Debemos adquirir una visión más amplia y profunda de la vida, los sufrimientos y la muerte del amado Hijo de Dios. Cuando se considera correctamente la expiación, se reconoce que la salvación de las almas es de valor infinito….
“Si los sufrimientos de Cristo consistieron solamente en dolor físico, entonces su muerte no fue más dolorosa que la de algunos mártires. Pero el dolor corporal fue tan sólo una pequeña parte de la agonía que sufrió el amado Hijo de Dios. Los pecados del mundo pesaban sobre Él” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 232, 231).

2.   ¿Prevaleció Satanás de algún modo sobre Jesús? ¿Por qué causó Satanás su crucifixión, sabiendo que sellaría su propia derrota? Juan 8:46; 14:30; Hebreos 4:15.
NO. ¿Quién de vosotros me redarguye (contradice) de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
“Ahora el tentador había acudido a la última y terrible lucha, para la cual se había estado preparando durante los tres años del ministerio de Cristo. Para él, todo estaba en juego. Si fracasaba aquí, perdía su esperanza de dominio; los reinos del mundo llegarían a ser finalmente de Cristo; él mismo seria derribado y desechado. Pero si podía vencer a Cristo, la tierra llegaría a ser el reino de Satanás, y la familia humana estaría para siempre en su poder” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 636).

3.   ¿Que causó el mayor dolor a Jesús? ¿Qué más intensificó su sufrimiento? Lucas 22:48; Juan 13:38; Lucas 23:21, 23.
Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces. Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Más ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.

CONSUMADO ES
4.   ¿Qué abarcó el clamor final de Jesús en la cruz? Juan 19:30. ¿Qué se descubre cuando se comparan las palabras de Jesús en la cruz con la afirmación de Satanás que la santa ley de Dios no podía ser guardada? 1 Juan 5:3.
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
“Mientras la cruz del Calvario proclama el carácter inmutable de la ley, declara al universo que la paga del pecado es muerte. El grito agonizante del Salvador: ‘Consumado es,’ fue el toque de agonía para Satanás. Fue entonces cuando quedó zanjado el gran conflicto que había durado tanto tiempo y asegurada la extirpación final del mal(El Conflicto de los Siglos, pág. 557).
“Cuando Cristo clamó: ‘Consumado es’, todo el cielo triunfó. Terminó el conflicto entre Cristo y Satanás acerca de la ejecución del plan de salvación. El espíritu de Satanás y sus obras se habían arraigado profundamente en las simpatías de los hijos de los hombres. Si Satanás hubiese llegado a ocupar el poder, eso hubiera significado muerte para el mundo. El implacable odio que sentía por el Hijo de Dios se reveló en la forma en que lo trató mientras estuvo en el mundo. Todo había sido ideado por el enemigo caído: la traición de que fue objeto Cristo, su juicio y crucifixión. Su odio, consumado en la muerte del Hijo de Dios, colocó a Satanás en el punto donde su verdadero carácter diabólico fue revelado a todos los seres inteligentes que no habían caído en el pecado” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1149).
“El amor de Dios se manifiesta al universo. El príncipe de este mundo es echado fuera. Las acusaciones que Satanás había presentado contra Dios son refutadas(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 579).
Cristo llevó la maldición de la ley, sufriendo su castigo; llevando a su término el plan por el cual el hombre había de ser puesto en condiciones de poder guardar la ley de Dios y ser aceptado por medio de los méritos del Redentor; y mediante su sacrificio se proyectó gloria sobre la ley(The Review and Herald, 22 de Abril, 1902).
Cristo lleva el castigo de las transgresiones pasadas del hombre, e impartiendo a éste su justicia hace posible que el hombre guarde la santa ley de Dios (MS 126, 1901).

EL VALOR DE LA SALVACIÓN
5.   ¿Qué alto valor tiene la salvación a la luz del sufrimiento de Cristo? Mateo 26:38, 39; Lucas 22:44.
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
“A fin de apreciar plenamente el valor de la salvación, es necesario comprender cuál ha sido su costo. Como consecuencia de las ideas limitadas referentes a los sufrimientos de Cristo, muchos estiman en poco la gran obra de la expiación. El glorioso plan proyectado para la salvación del hombre se puso por obra mediante el amor infinito de Dios Padre. En este plan divino se ve la manifestación más admirable del amor de Dios hacia la especie caída. Un amor como el que se manifiesta en el don del amado Hijo de Dios asombraba a los ángeles
“Mientras el Hijo de Dios se postraba en actitud de oración en el huerto de Getsemaní, a causa de la agonía de su espíritu brotó de sus poros sudor como grandes gotas de sangre. Allí fue donde le rodeó el horror de densas tinieblas. Pesaban sobre Él los pecados del mundo. Sufría en lugar del hombre, como transgresor de la ley de su Padre. Allí se produjo la escena de la tentación. La divina luz de Dios desapareció de su vista y Él pasó a manos de las potestades de las tinieblas. En su angustia mental cayó postrado sobre las frías piedras. Se percataba del ceño de su Padre. Había desviado la copa del sufrimiento de los labios del hombre culpable, y se proponía beberla Él mismo, para dar al hombre en cambio la copa de la bendición. La ira que habría recaído sobre el hombre recayó en ese momento sobre Cristo. Allí fue donde la copa misteriosa tembló en su mano” (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 217, 220).

6.   ¿Qué nos aporta el sufrimiento y el dolor de Cristo? Isaías 53:4, 5.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
“No fue sólo por su muerte en la cruz como Cristo realizó su obra de salvar a los hombres. Ignominia, sufrimiento y humillación fueron una parte de la misión: ‘El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos todos nosotros curados’. Cristo llevó este castigo por los pecados del transgresor. Ha llevado el castigo por cada hombre y por eso puede rescatar a cada alma, no importa cuán caída sea su condición, si acepta la ley de Dios como su norma de justicia” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1169).
Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 625).

VICTORIA COMPLETA
7.   ¿Qué resultado tuvo la victoria de Jesús para el cielo y la tierra? Colosenses 2:15.
Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
“Satanás representa la divina ley de amor como una ley de egoísmo. Declara que nos es imposible obedecer sus preceptos. Imputa al Creador la caída de nuestros primeros padres, con toda la miseria que ha provocado, e induce a los hombres a considerar a Dios como autor del pecado, del sufrimiento y de la muerte. Jesús había de desenmascarar este engaño. Como uno de nosotros, había de dar un ejemplo de obediencia. Para esto tomó sobre sí nuestra naturaleza, y pasó por nuestras vicisitudesSoportó toda prueba a la cual estemos sujetos. Y no ejerció en favor suyo poder alguno que no nos sea ofrecido generosamente. Como hombre, hizo frente a la tentación, y venció en la fuerza que Dios le dabaSu vida testifica que para nosotros también es posible obedecer la ley de Dios(El Deseado de Todas las Gentes, págs. 15, 16).El hecho de que Cristo venció debería inspirar valor a sus discípulos para sostener denodadamente la lucha contra el pecado y Satanás” (El Conflicto de los Siglos, pág. 564).

8.   ¿Cómo ganó Cristo la victoria sobre Satanás? Lucas 23:46; Hebreos 5:8.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.
“De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en tonos claros, como de trompeta, que parecían repercutir por toda la creación, Jesús exclamó: ‘Consumado es.’ ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.’ Una luz circuyó la cruz y el rostro del Salvador brilló con una gloria como la del sol. Inclinó entonces la cabeza sobre el pecho y murió. “Entre las terribles tinieblas, aparentemente abandonado de Dios, Cristo había apurado las últimas heces de la copa de la desgracia humana. En esas terribles horas había confiado en la evidencia que antes recibiera de que era aceptado de su Padre. Conocía el carácter de su Padre; comprendía su justicia, su misericordia y su gran amor. Por la fe, confió en Aquel a quien había sido siempre su placer obedecer. Y mientras, sumiso, se confiaba a Dios, desapareció la sensación de haber perdido el favor de su Padre. Por la fe, Cristo venció” (DTG, pág. 704).

REPASO Y MEDITACIÓN
·       Considera como difiere el dolor de Cristo de los mártires.
·   ¿Qué gran dolor causó en Cristo el abandono de los discípulos y la actitud del pueblo?
·       ¿Qué resultado produjo su vida sin pecado y su muerte?

REFLEXIÓN
“Satanás indujo a los hombres a pecar, y el plan de la redención fue puesto en práctica. Durante cuatro mil años Cristo estuvo obrando para elevar al hombre, y Satanás para arruinarlo y degradarlo. Y el universo celestial lo contempló todo.Cuando Jesús vino al mundo, el poder de Satanás fue dirigido contra Él. Desde que apareció como niño en Belén, el usurpador obró para lograr su destrucción. De toda manera posible, procuró impedir que Jesús alcanzase una infancia perfecta, una virilidad inmaculada, un ministerio santo, y un sacrificio sin mancha. Pero fue derrotado. No pudo inducir a Jesús a pecar” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 707).

Lección 06 - La Victoria de la Cruz

No hay comentarios:

Publicar un comentario