“Cuando Jesús hubo
tomado el vinagre, dijo: ‘Consumado es’. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu” Juan 19:30.
EL DOLOR DEL PECADO
1. ¿Qué causó a Jesús la mayor agonía en
Getsemaní y en la cruz? ¿Cómo podemos comparar su muerte con la de los
mártires? Mateo 26:38, 39; Marcos 15:34.
Entonces
Jesús
les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos
aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro,
orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta
copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Y a
la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?
que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
“No era el dolor ni la ignominia de la
cruz lo que le causaba agonía inefable. Cristo era el príncipe de los
dolientes. Pero su sufrimiento provenía del sentimiento de la malignidad del
pecado, del conocimiento de que por la familiaridad con el mal, el
hombre se había vuelto ciego a su enormidad. Cristo vio cuán terrible es el
dominio del pecado sobre el corazón humano, y cuán pocos estarían dispuestos a
desligarse de su poder. Sabía que sin la ayuda de Dios la
humanidad tendría que perecer, y vio a las multitudes perecer
teniendo a su alcance ayuda abundante” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 700,
701).
“La muerte de los mártires no se puede
comparar con la agonía sufrida por el Hijo de Dios. Debemos
adquirir una visión más amplia y profunda de la vida, los sufrimientos y la
muerte del amado Hijo de Dios. Cuando se considera correctamente la
expiación, se reconoce que la salvación de las almas es de valor infinito….
“Si los sufrimientos de Cristo consistieron solamente en
dolor físico, entonces su muerte no fue más dolorosa que la de algunos
mártires. Pero el dolor corporal fue tan sólo una pequeña parte de la agonía
que sufrió el amado Hijo de Dios. Los pecados del mundo pesaban sobre Él…” (Joyas de los
Testimonios, tomo 1, págs. 232, 231).
2. ¿Prevaleció Satanás de algún modo sobre
Jesús? ¿Por qué causó Satanás su crucifixión, sabiendo que sellaría su propia
derrota? Juan 8:46; 14:30; Hebreos 4:15.
NO. ¿Quién de vosotros me redarguye
(contradice) de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me
creéis? No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo,
y él nada tiene en mí. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado.
“Ahora el tentador había acudido a la última y terrible
lucha, para la cual se había estado preparando durante los tres años del
ministerio de Cristo. Para él, todo estaba en juego. Si fracasaba aquí, perdía su
esperanza de dominio; los reinos del mundo llegarían a ser finalmente de
Cristo; él mismo seria derribado y desechado. Pero si podía vencer a Cristo, la
tierra llegaría a ser el reino de Satanás, y la familia humana estaría
para siempre en su poder” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 636).
3. ¿Que causó el mayor dolor a Jesús? ¿Qué más
intensificó su sufrimiento? Lucas 22:48; Juan 13:38; Lucas 23:21, 23.
Entonces
Jesús
le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Jesús
le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De
cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas
negado tres veces. Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo:
¡Crucifícale,
crucifícale! Más ellos instaban a grandes voces, pidiendo
que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales
sacerdotes prevalecieron.
CONSUMADO ES
4. ¿Qué abarcó el clamor final de Jesús en la
cruz? Juan 19:30. ¿Qué se descubre cuando se comparan las palabras de Jesús en
la cruz con la afirmación de Satanás que la santa ley de Dios no podía ser
guardada? 1 Juan 5:3.
Cuando Jesús
hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu. Pues este es el amor a Dios,
que
guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
“Mientras la cruz del Calvario proclama el carácter
inmutable de la ley, declara al universo que la paga del pecado es
muerte. El grito agonizante del Salvador: ‘Consumado
es,’ fue el toque de agonía para Satanás. Fue entonces
cuando quedó zanjado el gran conflicto que había durado tanto tiempo y
asegurada la extirpación final del mal” (El Conflicto de los Siglos, pág.
557).
“Cuando Cristo clamó: ‘Consumado es’, todo el cielo
triunfó. Terminó el conflicto entre Cristo y
Satanás acerca de la ejecución del plan de salvación. El espíritu
de Satanás y sus obras se habían arraigado profundamente en las simpatías de
los hijos de los hombres. Si Satanás hubiese llegado a ocupar el
poder, eso hubiera significado muerte para el mundo. El implacable odio
que sentía por el Hijo de Dios se reveló en la forma en que lo trató mientras
estuvo en el mundo. Todo había sido ideado por el enemigo caído: la traición de que
fue objeto Cristo, su juicio y crucifixión. Su odio, consumado en la muerte del
Hijo de Dios, colocó a Satanás en el punto donde su verdadero carácter
diabólico fue revelado a todos los seres inteligentes que no habían caído en el
pecado” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1149).
“El amor de Dios se manifiesta al universo. El príncipe de este mundo es
echado fuera. Las acusaciones que Satanás había
presentado contra Dios son refutadas” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 579).
“Cristo llevó la maldición de la ley,
sufriendo
su castigo; llevando a su término el plan por el cual el hombre
había de ser puesto en condiciones de poder guardar la ley de Dios y ser
aceptado por medio de los méritos del Redentor; y mediante su sacrificio se
proyectó gloria sobre la ley” (The Review and Herald, 22 de Abril, 1902).
“Cristo lleva el castigo de las
transgresiones pasadas del hombre, e impartiendo a éste su justicia hace
posible que el hombre guarde la santa ley de Dios” (MS
126, 1901).
EL VALOR DE LA
SALVACIÓN
5. ¿Qué alto valor tiene la salvación a la luz
del sufrimiento de Cristo? Mateo 26:38, 39; Lucas 22:44.
Entonces Jesús
les dijo: Mi alma está muy
triste, hasta la muerte; quedaos
aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como
tú. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de
sangre que caían hasta la tierra.
“A fin de apreciar plenamente el valor de la salvación,
es necesario comprender cuál ha sido su costo. Como consecuencia de las ideas
limitadas referentes a los sufrimientos de Cristo, muchos estiman en poco la gran
obra de la expiación. El glorioso plan proyectado para la salvación
del hombre se puso por obra mediante el amor infinito de Dios Padre. En este
plan divino se ve la manifestación más admirable del amor de Dios hacia la
especie caída. Un amor como el que se manifiesta en el don
del amado Hijo de Dios asombraba a los ángeles…
“Mientras el Hijo de Dios se postraba en actitud de
oración en el huerto de Getsemaní, a causa de la agonía de su espíritu brotó
de sus poros sudor como grandes gotas de sangre. Allí fue donde le rodeó
el horror de densas tinieblas. Pesaban sobre Él los pecados del mundo.
Sufría en lugar del hombre, como transgresor de la ley de su Padre. Allí se produjo la escena de la
tentación. La divina luz de Dios desapareció de su vista
y Él pasó a manos de las potestades de las tinieblas. En su angustia mental cayó postrado
sobre las frías piedras. Se percataba del ceño de su Padre. Había
desviado la copa del sufrimiento de los labios del hombre culpable, y se
proponía beberla Él mismo, para dar al hombre en cambio la copa de la
bendición. La ira que habría recaído sobre el hombre recayó en ese
momento sobre Cristo. Allí fue donde la copa misteriosa tembló en su mano” (Joyas
de los Testimonios, tomo 1, págs. 217, 220).
6. ¿Qué nos aporta el sufrimiento y el dolor de
Cristo? Isaías 53:4, 5.
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado,
por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
“No fue sólo por su muerte en la cruz como Cristo realizó
su obra de salvar a los hombres. Ignominia, sufrimiento y humillación
fueron una parte de la misión: ‘El herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz fue sobre
Él, y por su llaga fuimos todos nosotros curados’. Cristo llevó este castigo por
los pecados del transgresor. Ha llevado el castigo por cada hombre y por
eso puede rescatar a cada alma, no importa cuán caída sea su condición,
si acepta la ley de Dios como su norma de justicia” (Comentario Bíblico Adventista,
tomo 6, pág. 1169).
“Cristo ha dado su Espíritu como poder
divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y
cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 625).
VICTORIA COMPLETA
7. ¿Qué resultado tuvo la victoria de Jesús para
el cielo y la tierra? Colosenses 2:15.
Y despojando
a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz.
“Satanás representa la divina ley de amor como una ley de
egoísmo.
Declara que nos es imposible obedecer sus preceptos. Imputa al Creador la caída de
nuestros primeros padres, con toda la miseria que ha provocado, e induce
a los hombres a considerar a Dios como autor del pecado, del
sufrimiento y de la muerte. Jesús había de desenmascarar este engaño.
Como
uno de nosotros, había de dar un ejemplo de obediencia. Para
esto tomó sobre sí nuestra naturaleza, y pasó por nuestras vicisitudes…
Soportó
toda prueba a la cual estemos sujetos. Y no ejerció en favor suyo
poder alguno que no nos sea ofrecido generosamente. Como hombre, hizo frente a la
tentación, y venció en la fuerza que Dios le daba… Su
vida testifica que para nosotros también es posible obedecer la ley de Dios”
(El
Deseado de Todas las Gentes, págs. 15, 16). “El hecho de que Cristo venció
debería inspirar valor a sus discípulos para sostener denodadamente la
lucha contra el pecado y Satanás” (El Conflicto de los Siglos, pág. 564).
8. ¿Cómo ganó Cristo la victoria sobre Satanás?
Lucas 23:46; Hebreos 5:8.
Entonces
Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Y aunque
era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.
“De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en
tonos claros, como de trompeta, que parecían repercutir por toda la creación, Jesús
exclamó: ‘Consumado es.’ ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.’ Una
luz circuyó la cruz y el rostro del Salvador brilló con una gloria como la del
sol. Inclinó entonces la cabeza sobre el pecho y murió. “Entre las terribles
tinieblas, aparentemente abandonado de Dios, Cristo había apurado las últimas
heces de la copa de la desgracia humana. En esas terribles horas había confiado
en la evidencia que antes recibiera de que era aceptado de su Padre. Conocía el
carácter de su Padre; comprendía su justicia, su misericordia y su gran amor.
Por la
fe, confió en Aquel a quien había sido siempre su placer obedecer.
Y mientras, sumiso, se confiaba a Dios, desapareció la sensación de haber
perdido el favor de su Padre. Por la fe, Cristo venció” (DTG, pág. 704).
REPASO Y MEDITACIÓN
· Considera
como difiere el dolor de Cristo de los mártires.
· ¿Qué gran
dolor causó en Cristo el abandono de los discípulos y la actitud del pueblo?
· ¿Qué
resultado produjo su vida sin pecado y su muerte?
REFLEXIÓN
“Satanás indujo a los hombres a pecar, y el plan
de la redención fue puesto en práctica. Durante cuatro mil años Cristo estuvo obrando
para elevar al hombre, y Satanás para arruinarlo y degradarlo. Y el universo
celestial lo contempló todo. “Cuando Jesús vino al mundo, el poder de
Satanás fue dirigido contra Él. Desde que apareció como niño en
Belén, el usurpador obró para lograr su destrucción. De toda manera
posible, procuró impedir que Jesús alcanzase una infancia perfecta, una
virilidad inmaculada, un ministerio santo, y un sacrificio sin mancha. Pero fue
derrotado. No pudo inducir a Jesús a pecar” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 707).
Lección 06 - La Victoria de la Cruz
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