“Él edificará el templo de Jehová, y
Él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y
consejo de paz habrá entre ambos” Zacarías 6:13.
LA PROMESA DEL EVANGELIO
1. Sí, fuese como Satanás afirma, que es imposible ser perdonado cuando se
transgrede la ley de Dios, ¿cómo podría ser salvo Adán? Génesis 3:15, 21;
49:10; Job 33:24.
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer
túnicas de pieles, y los vistió. No será quitado el cetro de Judá, Ni el
legislador de entre sus pies. Hasta que venga Siloh; Y a él se
congregarán los pueblos. Que le diga que Dios tuvo de él
misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló
redención.
“Al
principio de la gran controversia, Satanás había declarado que la ley de Dios
no podía ser obedecida, que la justicia no concordaba con la
misericordia y que, si la ley había sido violada, era imposible que el pecador fuese
perdonado” (D.T.G., págs. 709, 710).
“… El instante en que el hombre acogió bien las
tentaciones de Satanás e hizo las mismas cosas que Dios le había dicho que no
hiciera, Cristo, el Hijo de Dios, se colocó entre los vivos y los muertos,
diciendo: ‘Caiga el castigo sobre mí. Estaré en el lugar de hombre. Él
tendrá otra oportunidad’” (Carta 22, 13 de Febrero, 1900).
“Dios
retuvo por un tiempo la plena ejecución de la sentencia de muerte pronunciada
sobre el hombre. Satanás se lisonjeaba que para
siempre había roto el vínculo entre el cielo y la tierra. Pero en esto estaba
grandemente equivocado y quedaría chasqueado. El Padre había puesto el mundo
en las manos de su Hijo para que lo redimiera de la maldición y la ignominia
del fracaso y la caída de Adán” (Redemption or the Temptation of
Christ, pág. 17).
2.
Aunque cada cual es responsable de sus acciones, ¿qué principio ha aplicado
el Señor a nuestra redención? ¿Por qué no era posible que un ángel muriera en
lugar de Adán y pagará la culpa de su pecado? Ezequiel 18:20; Isaías 53:4-6.
El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni
el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre
él, y la impiedad del impío será sobre él. Ciertamente llevó
él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por
su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
“Los
ángeles se postraron de hinojos ante su Soberano y se ofrecieron ellos mismos
como sacrificio por el hombre. Pero la vida de un ángel no podía satisfacer
la deuda; solamente Aquel que había creado al
hombre tenía poder para redimirlo” (Patriarcas y Profetas, pág. 50).
“Los ángeles estaban tan interesados por la salvación del hombre que no
faltaban entre ellos quienes quisieran renunciar a su gloria y dar su vida por
el hombre que había de perecer. ‘Pero dijo mi ángel acompañante– eso no
serviría de nada’. La transgresión fue tan enorme que la vida de un ángel no pagaría la
deuda. Únicamente la muerte y las intercesiones de su Hijo podían saldar
esa deuda y salvar al hombre perdido de su desesperada tristeza y miseria”
(Primeros
Escritos, pág. 151).
“La
quebrantada ley de Dios exigía la vida del pecador. En
todo el universo sólo existía uno que podía satisfacer sus exigencias en lugar
del hombre. Puesto que la ley divina es tan sagrada como el mismo Dios,
sólo uno igual a Dios podría expiar su transgresión” (Patriarcas y Profetas, pág. 48).
EL CONSEJO DE PAZ
3.
¿Qué reunión se celebró en el cielo después de la transgresión de Adán? Zacarías
6:13, última parte.
Y se sentará y dominará en su trono, y
habrá
sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos.
“Cristo
intercedió ante el Padre en favor del pecador, mientras la
hueste celestial esperaba los resultados con tan intenso interés que la
palabra no puede expresarlo. Mucho tiempo duró aquella misteriosa
conversación, el ‘consejo de paz’ (Zac.
6: 13.) en favor del hombre caído. El plan de la salvación había sido
concebido antes de la creación del mundo; pues Cristo es ‘el
Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo.’ (Apoc. 13: 8.) Sin
embargo, fue una lucha, aun para el mismo Rey del universo, entregar a su Hijo a
la muerte por la raza culpable. ¡Oh, el misterio de la redención! ¡El
amor de Dios hacia un mundo que no le amaba! ¿Quién puede comprender la profundidad
de ese amor ‘que excede a todo conocimiento’?
A través de los siglos sin fin, las mentes inmortales, tratando de entender el
misterio de ese incomprensible amor, se maravillarán y adorarán a Dios” (P.P,
págs. 48, 49).
4.
¿Cómo se compara el dolor del ser humano con el que soportó Dios a causa
del pecado? Léase Isaías 53 y el Salmo 22 y medítese.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto;
y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente
llevó
él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros
le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados… Abrieron sobre mí su boca como león rapaz y
rugiente. He sido derramado como
aguas, Y todos mis huesos se
descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis
entrañas. Como un tiesto se secó
mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi
paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque
perros me han rodeado; Me ha
cercado cuadrilla de malignos; Horadaron
mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me
observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y
sobre mi ropa echaron suertes. Mas
tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, Del poder
del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los
búfalos…
“Dijo el
ángel: ‘¿Creéis que el Padre entregó sin lucha a su amado Hijo? No,
no. Aun el Dios del cielo tuvo que luchar para
decidir entre dejar que el hombre culpable pereciese o entregar a
su amado Hijo para que muriese por la raza humana’” (P.E, pág. 151).
“Pero
no fue el lanzazo, no fue el padecimiento de la cruz, lo que causó la muerte de
Jesús. Ese clamor, pronunciado ‘con grande voz,’ en el momento de
la muerte, el raudal de sangre y agua que fluyó de su costado, declaran que
murió por quebrantamiento del corazón. Su corazón fue quebrantado por la
angustia mental. Fue muerto por el pecado del mundo”
(D.T.G,
pág. 717).
LA GRACIA DE DIOS REVELADA
5.
El pecado no puede limpiarse sin el derramamiento de la sangre de Cristo.
¿De qué se dio cuenta Adán después de su caída? Levítico 17:11, última parte;
Hebreos 9:22.
Y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar
por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Y casi
todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no
se hace remisión.
“Los
ángeles celestiales explicaron más completamente a nuestros primeros padres el
plan que había sido concebido para su redención. Se les aseguró a Adán y a su
compañera que a pesar de su gran pecado, no se les abandonaría a merced de
Satanás. El Hijo de Dios había ofrecido expiar, con su propia vida, la
transgresión de ellos. Se les otorgaría un tiempo de gracia y,
mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo, podrían llegar a ser de nuevo
hijos de Dios.
“El
sacrificio exigido por su transgresión reveló a Adán y a Eva el carácter
sagrado de la ley de Dios; y comprendieron mejor que nunca la culpa
del pecado y sus horrorosos resultados. En medio
de su remordimiento y angustia pidieron que la pena no cayese sobre Aquel cuyo
amor había sido la fuente de todo su regocijo; que más bien cayera sobre ellos
y su descendencia” (Patriarcas y Profetas, pág. 52). “En el plan de redención tiene
que haber derramamiento de sangre, pues la muerte sobreviene como
consecuencia del pecado del ser humano. Los animales de las ofrendas
para los sacrificios prefiguraban a Cristo…. Y el derramamiento de la sangre de
la víctima significaría también expiación. No había virtud alguna en la
sangre de los animales; pero el derramamiento de la sangre de los
animales prefiguraba al Redentor que vendría un día al mundo y moriría por los
pecados del ser humano….
“El
arrepentimiento de Adán, demostrado por el dolor de su transgresión y su
esperanza de salvación por medio de Cristo, revelado por su obra en la
presentación de los sacrificios, fue una decepción para Satanás” (Confrontation,
pág. 22).
6.
¿Por qué no murió Adán el día que comió del fruto prohibido, como Dios dijo
que sucedería? Génesis 2:16, 17; 3:17-19.
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De
todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de
tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita
será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días
de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás
plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta
que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo
volverás.
“Adán
escuchó las palabras del tentador, y cayó en el pecado al rendirse a sus
insinuaciones. En su caso, ¿por qué no se puso en vigor la pena de
muerte inmediatamente? Porque se encontró una manera de rescatarlo.
El
unigénito Hijo de Dios se ofreció como voluntario para tomar sobre sí mismo el
pecado del hombre y para hacer la expiación de la raza caída. No
podría haber habido perdón para el pecado si no se hubiera hecho esta expiación.
Si Dios hubiera perdonado el pecado de Adán sin expiación, el pecado se habría
inmortalizado y se habría perpetuado con una osadía que no habría tenido
restricciones” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 1082).
“Tan
pronto como hubo pecado, se manifestó el Salvador. Cristo
sabía que tenía que sufrir, no obstante llegó a ser el sustituto del hombre.
Tan
pronto como Adán pecó, el Hijo de Dios se presentó a sí mismo como la garantía
de la raza humana, con tanto poder para desviar la condenación
pronunciada sobre el pecador como cuando murió en la cruz del Calvario”
(Comentario
Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 1084).
JUSTIFICACIÓN POR LA FE
7.
¿Qué hizo el Señor para cubrir a Adán y a su esposa? Génesis 3:21. Siendo
testigo de la muerte de una criatura inocente, ¿qué impresionó a Adán?
Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer
túnicas de pieles, y los vistió.
“El
sacrificio de animales fue ordenado por Dios para que fuese para el hombre un
recuerdo perpetuo, un penitente reconocimiento de su pecado
y una confesión de su fe en el Redentor prometido. Tenía por objeto
manifestar a la raza caída la solemne verdad de que el pecado era lo que
causaba la muerte. Para Adán el ofrecimiento del primer sacrificio fue una ceremonia
muy dolorosa. Tuvo que alzar la mano para quitar una
vida que sólo Dios podía dar. Por primera vez iba a presenciar la muerte,
y sabía que si hubiese sido obediente a Dios no la habrían conocido el hombre
ni las bestias. Mientras mataba a la inocente víctima
temblaba al pensar que su pecado haría derramar la sangre del Cordero
inmaculado de Dios. Esta escena le dio un sentido más profundo y
vívido de la enormidad de su transgresión, que nada sino la muerte del
querido Hijo de Dios podía expiar” (Patriarcas y Profetas, págs. 54, 55).
8.
¿Cómo podemos relacionar el hecho que un cordero fuese sacrificado después
que Adán pecó mientras que hoy por el evangelio somos salvos gratuitamente por
fe? Juan 1:29; 3:16.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo:
He
aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
“Si la
fe y las obras pudieran comprar el don de la salvación, entonces el Creador
estaría obligado ante la criatura. En este punto la falsedad tiene una
oportunidad de ser aceptada como verdad. Si algún hombre puede merecer la
salvación por algo que pueda hacer, entonces está en la misma posición del
católico que cumple penitencia por sus pecados. La salvación, en tal caso, es
en cierto modo una obligación, que puede ganarse como un sueldo. Si
el hombre no puede, por ninguna de sus buenas obras, merecer la salvación,
entonces
ésta debe ser enteramente por gracia, recibida por el hombre como
pecador porque acepta y cree en Jesús. Es un don absolutamente
gratuito. La justificación por la fe está más allá de controversias.
Y toda esta controversia termina tan pronto como se establece el punto de que
los méritos de las buenas obras del hombre caído nunca puede procurarle la vida
eterna” (Fe y Obras, págs. 17, 18).
REPASO Y MEDITACIÓN
·
Después de la transgresión de Adán, ¿qué
reunión se hizo en el cielo?
·
Compara el dolor del hombre a causa del
pecado con el de Dios.
·
¿Por qué no murió Adán en el día de su transgresión?
Lección 04 - El Consejo de Paz
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