domingo, 6 de marzo de 2011

11 | Caída del Imperio Romano


“…el cuarto reino será fuerte como el hierro… Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, el reino será dividido…” Daniel 2:40, 41.


EL PRÍNCIPE DE PAZ Y EL IMPERIO ROMANO
1.   ¿Qué hermosa promesa expresaron los ángeles a los pastores cuando Jesús, el Príncipe de paz nació? ¿Qué condición extraña existía en aquel tiempo? Lucas 2:13, 14.
Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
“‘Mas venido el cumplimiento del tiempo, DIOS ENVIÓ A SU HIJO. ’La Providencia había dirigido los movimientos de las naciones, así como el lujo y relujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador. Las naciones estaban unidas bajo un mismo gobierno. Un idioma se hablaba extensamente y era reconocido por doquiera como la lengua literaria. De todos los países, los judíos dispersos acudían a Jerusalén para asistir a las fiestas anuales, y al volver a donde residían, podían difundir por el mundo las nuevas de la llegada del Mesías” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 24, 25).

2.  ¿Qué potencia mundial confirmó y llevó a término la sentencia de muerte pronunciada contra el Hijo de Dios? Mateo 27:24-31.
ROMA. Pilato al ver más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. El pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. Fue soltado Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado. Llevaron a Jesús al pretorio, y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.
En el tribunal de Pilato, el gobernador romano, Cristo estaba atado como un preso. En derredor de Él estaba la guardia de soldados, y el tribunal se llenaba rápidamente de espectadores. Afuera, cerca de la entrada, estaban los jueces del Sanedrín, los sacerdotes, los príncipes, los ancianos y la turba.
Después de condenar a Jesús, el concilio del Sanedrín se había dirigido a Pilato para que confirmase y ejecutase la sentencia” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 672).

EL CRIMEN DE PILATO Y SUS CONSECUENCIAS
3.  ¿Qué hizo el cielo para proteger a Pilato de la enorme culpa que acarrearía sobre sí al condenar injustamente a Jesús? ¿Cómo finalizó la carrera y vida de Pilato? Mateo 27:19; Job 20:4-7; 2 Corintios 4:7-11.
Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él. ¿No sabes esto, que así fue siempre, Desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra, Que la alegría de los malos es breve, Y el gozo del impío por un momento? Aunque subiere su altivez hasta el cielo, Y su cabeza tocare en las nubes, Como su estiércol, perecerá para siempre; Los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él?.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.  Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
Si desde el principio Pilato se hubiese mantenido irme, negándose a condenar a un hombre que consideraba inocente, habría roto la cadena fatal que iba a retenerle toda su vida en el remordimiento y la culpabilidad.  Si hubiese obedecido a sus convicciones de lo recto, los judíos no habrían intentado imponerle su voluntad. Se habría dado muerte a Cristo, pero la culpabilidad no habría recaído sobre Pilato. Más PILATO HABÍA VIOLADO POCO A POCO SU CONCIENCIA.  Había buscado pretexto para no juzgar con justicia y equidad, y ahora se hallaba casi impotente en las manos de los sacerdotes y príncipes.  Su vacilación e indecisión provocaron su ruina….
Pilato cedió a las exigencias de la turba. Antes que arriesgarse a perder su puesto entregó a Jesús para que fuese crucificado, pero a  pesar de sus precauciones aquello mismo que temía le aconteció después.  Fue despojado de sus honores, fue derribado de su alto cargo y, atormentado por el remordimiento y el orgullo herido, POCO DESPUÉS DE LA CRUCIFIXIÓN SE QUITÓ LA VIDA.  Asimismo, todos los que transigen con el pecado no tendrán sino pesar y ruina. ‘Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 681, 688, 689).

CONSECUENCIAS FATALES PARA EL PUEBLO JUDÍO
4.  ¿Qué sucedió con los judíos después de su rechazo del Príncipe de Paz? Lucas 19:41-44; Mateo 22:4-7.
Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
Así selló el pueblo judío su rechazamiento de la misericordia de Dios. El resultado fue predicho por Cristo en la parábola. El rey, ‘enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad’. El juicio pronunciado vino sobre los judíos en la destrucción de Jerusalén y la dispersión de la nación” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 251).

PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS
5.  ¿Desde el tiempo de Nerón, cómo trató Roma a los seguidores de Cristo? 1 Corintios 4:7-11.
Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros! Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros DESPRECIADOS. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.
“Durante el encarcelamiento de Pablo, los conversos al cristianismo habían llegado a ser tan numerosos que atrajeron la atención de las autoridades y suscitaron su enemistad. 
La ira del emperador se desató especialmente por causa de la conversión de gente de su propia casa, y pronto encontró pretextos para que LOS CRISTIANOS FUERAN OBJETO DE SU DESPIADADA CRUELDAD” (Los Hechos de los Apóstoles, 389).
“Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón, cerca del tiempo del martirio de S. Pablo, continuaron con mayor o menor furia por varios siglos. Los cristianos eran inculpados calumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados como la causa de las mayores calamidades: hambres, pestes y terremotos. Como eran objeto de los odios y sospechas del pueblo, no faltaban los delatores que por vil interés estaban listos para vender a los inocentes. Se los condenaba como rebeldes contra el imperio, enemigos de la religión y azotes de la sociedad. Muchos ERAN ARROJADOS A LAS FIERAS O QUEMADOS VIVOS EN LOS ANFITEATROS. ALGUNOS ERAN CRUCIFICADOS; A OTROS LOS CUBRÍAN CON PIELES DE ANIMALES SALVAJES Y LOS ECHABAN A LA ARENA PARA SER DESPEDAZADOS POR LOS PERROS. Estos suplicios constituían a menudo la principal diversión en las fiestas populares. Grandes muchedumbres solían reunirse para gozar de semejantes espectáculos y saludaban la agonía de los moribundos con risotadas y aplausos” (El Conflicto de los Siglos, pág. 45).

DIVISIÓN DEL IMPERIO ROMANO
6.   ¿Cómo presenta la profecía el final del Imperio Romano? ¿Cuándo fue dividida la férrea monarquía? Daniel 2:33, 41.
Sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.
Aquí se presenta pues una división; y ¿qué nos lo indica en el símbolo? Nada menos que los dedos de los pies de la imagen. A menos que éste sea su significado, estamos completamente a obscuras en cuanto a la naturaleza y la extensión de la división que la profecía revela. Suponer esto sería dudar seriamente de  la profecía misma. Nos vemos pues obligados a concluir que los diez dedos de los pies de la imagen representan las diez partes en las cuales fue dividido el Imperio Romano. Esta división se realizó entre los años 351 y 476 de nuestra era. Esta época de disolución abarcó pues 125 años, desde mediados del siglo IV hasta el último cuarto del V. Ningún historiador que conozcamos fija el comienzo del desmembramiento del Imperio Romano antes de 351 de la era cristiana, y hay acuerdo general en cuanto a designar el año 476 como el final del proceso” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 42).

7.   ¿Qué presenta la historia acerca de la división del Imperio? Daniel 2:42, 43.
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
“Las potencias terrenales se encuentran agitadas. No necesitamos, y no podemos esperar unión entre las naciones del mundo. Nuestra posición en la imagen de Nabucodonosor está representada por los dedos de los pies, en estado de división, y de un material deleznable que no puede mantener su cohesión. La profecía nos muestra que el gran día de Dios está sobre nosotros. Se aproxima rápidamente” (Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 322).
“Las diez naciones que más contribuyeron a desmenuzar el Imperio Romano, y que en alguna época de su historia ocuparon respectivamente porciones del territorio romano como reinos separados e independientes, pueden enumerarse (sin tener en cuenta la fecha de su establecimiento) como sigue: los hunos (Hungría), los ostrogodos (Alemania), los visigodos (España), los francos (Francia), los vándalos, los suevos (Portugal), los burgundios (Suiza), los hérulos, los anglosajones (Inglaterra) y los lombardos (Italia)” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 42).

ESTUDIO PERSONAL:        
·       El Deseado de Todas las Gentes, pág. 25.
·       Profetas y Reyes, pág. 378.

"Del segundo regente romano: Numa Pompilius (716- 673), dice la historia que edificó un templo a Jano... este templo debía permanecer abierto en tiempos de guerra y cerrado en los de paz. Durante el tiempo de Numa, permaneció siempre cerrado. Después de Numa, durante todo el período de la República de Roma, ocurrió  tan sólo dos veces–la primera vez, al concluir  la primera guerra púnica y otra  vez  al  comienzo  del  reinado  de Augusto,  el  primer  emperador" (Dr. Starke, Römische Geschichte, pág. 9).

Lección 11 - Caída del Imperio Romano

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