“‘…Y
Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab,
ha enviado a decirme: He aquí, este
pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo. Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al
pueblo, porque bendito es’. El ángel dice a Balaam que los hijos de
Israel son conducidos para el estandarte del Dios del Cielo, y que ninguna maldición de hombre podría
retardar su progreso” (Spirit of
Prophecy, tomo 1, pág. 320).
1.....Al reunirse con el rey Balac después de encontrarse con
el ángel que le resistió con espada en mano, ¿qué le dijo Balaam?
Números 22:36-38.- (36) Oyendo Balac que Balaam
venía, salió
a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, que
está al extremo de su territorio. (37) Y Balac dijo a Balaam:
¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No
puedo yo honrarte? (38) Balaam respondió a Balac:
He aquí yo he venido a ti;
mas ¿podré ahora hablar alguna cosa?
La palabra que Dios pusiere en mi
boca, esa hablaré.
“El rey de Moab, informado de que Balaam se acercaba, salió
con un gran séquito hasta los confines de su reino, para recibirlo. Cuando expresó
su asombro por la tardanza de Balaam, en vista de las ricas recompensas que
le esperaban, el profeta le dio esta contestación:
‘Mira, ya he venido ante ti;
pero ¿podré ahora decir alguna cosa?
La palabra que Dios ponga en mi boca,
esa hablaré’. Balaam lamentaba
que se le hubiera impuesto esta restricción; temía que sus fines no pudieran cumplirse porque el poder del Señor
le dominaba” (Patriarcas y
profetas, pág. 420).
EL PRIMER INTENTO
DE MALDECIR A ISRAEL
2.....Después de haber hecho el sacrificio, ¿qué dijo Balaam frente
al rey Balac y los príncipes moabitas? ¿Qué había indicado Jehová a Balaam que
dijera al rey?
Números 23:3-8.- (3) Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto,
y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro,
y cualquiera cosa que me mostrare, te
avisaré. Y se fue a un monte
descubierto. (4) Y vino Dios al encuentro de
Balaam, y éste le dijo: Siete
altares he ordenado, y en cada
altar he ofrecido un becerro y un carnero. (5) Y Jehová puso palabra en la boca
de Balaam, y le dijo: Vuelve a
Balac, y dile así. (6) Y volvió a él, y he aquí estaba
él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. (7) Y él tomó su parábola, y dijo: De
Aram me trajo Balac, Rey de
Moab, de los montes del oriente;
Ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a
Israel. (8) ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no
ha execrado?
“Con los nobles y los príncipes de Moab, el rey se quedó de pie al lado del sacrificio,
mientras que la multitud se congregó
alrededor de ellos, y todos esperaban
el regreso del profeta. Por último volvió,
y el pueblo esperó oír las palabras capaces de paralizar para siempre
aquel poder extraño que se manifestaba en favor de los odiados israelitas…
“Balaam confesó que había venido con el objeto de maldecir a Israel;
pero las palabras que pronunció
contradijeron rotundamente los sentimientos de su corazón. Se lo obligó a pronunciar bendiciones,
mientras que su alma estaba llena de
maldiciones.
“Mientras Balaam miraba el campamento de Israel, contempló con asombro la evidencia de su
prosperidad. Se lo habían
pintado como una multitud ruda y desorganizada que infestaba el país
con grupos de merodeadores que afligían y aterrorizaban las naciones circunvecinas;
pero lo que veía era todo lo
contrario. Notó la vasta
extensión y el orden perfecto del campamento, y que todo denotaba disciplina y orden cabales. Le fue revelado el favor que Dios
dispensaba a Israel, y el carácter
distintivo de ese pueblo escogido.
No había de equipararse a las otras naciones, sino de superarlas
en todo.
El ‘pueblo que habita confiado, y no se cuenta entre las naciones’. Cuando se
pronunciaron estas palabras, los
israelitas aún no se habían establecido permanentemente en un sitio, y Balaam no conocía su carácter particular y
especial ni sus modales y costumbres. Pero ¡cuán sorprendentemente se
cumplió esta profecía en la historia ulterior de Israel! A través de todos los años de su cautiverio y de todos los siglos de
su dispersión, han subsistido como pueblo distinto de los demás. Así
también los hijos de Dios, el
verdadero Israel, aunque dispersados
entre todas las naciones, no son
sino advenedizos en la tierra, y su ciudadanía está en los cielos” (Patriarcas y profetas, págs. 421, 422).
3.....¿Cómo reaccionó el rey cuando escuchó lo que dijo Balaam?
Números 23:11, 12.- (11) Entonces Balac dijo a Balaam:
¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis
enemigos, y he aquí has
proferido bendiciones. (12) El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga
en mi boca?
“Si Balaam hubiera estado dispuesto a aceptar la luz que Dios le
había dado, habría cumplido su
palabra; e inmediatamente habría
cortado toda relación con Moab. No
hubiera presumido ya más de la misericordia de Dios, sino que se habría vuelto hacia él con profundo arrepentimiento.
Pero Balaam amaba el salario de
iniquidad, y estaba resuelto a
obtenerlo a todo trance.
“Balac había esperado confiadamente que una maldición caería como
plaga fulminante sobre Israel; y al oír las palabras del profeta exclamó apasionadamente: ‘¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis
enemigos, y tú has proferido
bendijones’. Balaam, procurando
hacer de la necesidad una virtud, aseveró que, movido por un respeto concienzudo de la voluntad de Dios, había pronunciado palabras que
habían sido impuestas a sus labios
por el poder divino. Su contestación fue: ‘¿No debo cuidarme de decir lo que Jehová ponga en mi boca?’ ”
(Patriarcas y profetas, pág. 423).
EL SEGUNDO INTENTO
4.....¿Qué dijo Jehová por medio de Balaam cuando el rey Balac
lo llevó a la cumbre de la montaña de Pisga para maldecir a Israel por segunda
vez?
Números 23:18-21.- (18) Entonces él tomó su parábola,
y dijo: Balac, levántate y oye; escucha
mis palabras, hijo de Zipor: (19) Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que
se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (20) He aquí, he recibido orden
de bendecir; Él dio bendición,
y no podré revocarla. (21) No ha notado iniquidad en Jacob,
ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová su Dios está con él, y
júbilo de rey en él.
“Embargado por el temor reverente que le inspiraban estas revelaciones,
Balaam exclamó: ‘Porque contra Jacob no vale agüero, ni
adivinación contra Israel’ (Números 23:23). Conforme al deseo
de los moabitas, el gran mago había
probado el poder de su encantamiento; pero precisamente con respecto a esta ocasión se iba a decir de los hijos
de Israel: ‘¡Lo que ha hecho
Dios!’ Mientras estuvieran
bajo la protección divina, ningún
pueblo o nación, aunque sea
auxiliado por todo el poder de Satanás, podría prevalecer contra ellos.” (Patriarcas y profetas, pág. 424).
5.....Cuando vio que no obtuvo lo que deseaba, ¿qué dijo Balac
a Balaam? ¿Cuál fue la respuesta?
Números 23:25, 26.- (25) Entonces Balac dijo a Balaam:
Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas.
(26) Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?
“El rey de Moab, desalentado
y angustiado, exclamó: ‘Ya que no
lo maldices, tampoco lo
bendigas’. No obstante, subsistía
una débil esperanza en su corazón, y decidió
hacer otra prueba” (Patriarcas y
profetas, pág. 424).
EL ÚLTIMO INTENTO
6.....Después que Balaam había pronunciado bendiciones de parte
de Dios sobre Israel en dos oportunidades, ¿qué hizo Balac, pensando quizás que
Dios era como él y cambiaría de opinión? ¿Qué reveló Dios en el tercer oráculo?
Números 23:27; 24:5-9.- (23:27) Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo
maldigas… (24:5) ¡Cuán hermosas son tus
tiendas, oh Jacob, tus
habitaciones, oh Israel! (24:6) Como arroyos están extendidas, como
huertos junto al río, como áloes plantados por Jehová, como cedros junto a
las aguas. (24:7) De sus manos destilarán aguas, y su descendencia será en muchas
aguas; enaltecerá su rey más que Agag, y su reino será engrandecido. (24:8) Dios lo sacó de Egipto;
tiene fuerzas como de búfalo.
Devorará a las naciones enemigas, Desmenuzará sus huesos, y las traspasará
con sus saetas. (24:9) Se encorvará para echarse
como león, y como leona; ¿quién
lo despertará? Benditos los que
te bendijeren, y malditos los que te maldijeren.
“El mundo entero iba a maravillarse de la obra asombrosa de Dios en
favor de su pueblo, a saber, que un
hombre empeñado en seguir una conducta pecaminosa fuera de tal manera dominado por el poder divino que se
viera obligado a pronunciar, en
vez de imprecaciones, las más ricas y las más preciosas promesas en el lenguaje sublime y fogoso de la poesía.
Y el favor que en esa ocasión Dios
concedió a Israel había de ser garantía de su cuidado protector hacia sus hijos
obedientes y fieles en todas las edades. Cuando Satanás indujera a los impíos a que calumniaran, maltrataran y
exterminaran al pueblo de Dios, este
mismo suceso les sería recordado y fortalecería su ánimo y fe en Dios” (Patriarcas y profetas, pág. 424).
7.....¿Qué hizo el rey Balac cuando vio que todos sus planes se
habían esfumado y el pueblo de Israel había sido bendecido? ¿Qué gran promesa
hay para todos los que bendice el Señor?
Números 24:10.- Entonces se encendió la ira
de Balac contra Balaam, y batiendo
sus manos le dijo: Para maldecir
a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces.
Nehemías 13:2.- Por cuanto no salieron a
recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los
maldijera; mas nuestro Dios
volvió la maldición en bendición.
Romanos 8:31-34.- (31) ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (32) El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas? (33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. (34) ¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aún, el que también
resucitó, el que además está
a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros.
“Recordemos que nuestro gran Sumo Sacerdote está
implorando por nosotros ante el propiciatorio en favor de su pueblo redimido.
Siempre vive para hacer intercesión por nosotros…
“No olvidará a su iglesia que está en un mundo de tentación. Contempla a su pueblo probado y sufriente,
y ruega por ellos… Sí, contempla a su pueblo en este mundo,
el cual es un mundo perseguidor, y todo está cauterizado y dañado por la
maldición, y sabe que necesitan
todos los recursos divinos de su simpatía y amor. Nuestro Antecesor ha entrado velo adentro por nosotros, sin
embargo, está unido a su pueblo por la
cadena dorada del amor y la verdad en la más cercana simpatía” (Review and Herald, 15 de agosto de 1893).
PARA UN ESTUDIO
ADICIONAL
“Balaam
había sido una vez hombre bueno y profeta de Dios; pero había apostatado, y se había
entregado a la avaricia; no obstante, aun profesaba servir fielmente al
Altísimo. No ignoraba la obra de Dios en favor de Israel; y cuando los
mensajeros le dieron su recado, sabía muy bien que debía rehusar los presentes
de Balac, y despedir a los embajadores. Pero se aventuró a jugar con la
tentación, pidió a los mensajeros que se quedaran aquella noche con él, y les
dijo que no podía darles una respuesta decisiva antes de consultar al Señor.
Balaam sabía que su maldición no podía perjudicar en manera alguna a los
israelitas. Dios estaba de parte de ellos; y siempre que fueran fieles, ningún
poder terrenal o infernal adverso podría prevalecer contra ellos. Pero
halagaron su orgullo las palabras de los embajadores: ‘El que tú bendigas, será
bendito, y el que maldigas, maldito quedará’. El soborno de los regalos
costosos y de la exaltación en perspectiva excitaron su codicia. Ávidamente
aceptó los tesoros ofrecidos, y luego, aunque profesando obedecer estrictamente
a la voluntad de Dios, trató de cumplir los deseos de Balac” (Patriarcas y profetas, pág. 416).
“Todo
aquel que quede libre de la esclavitud y servicio de Satanás, y se ponga bajo
el estandarte manchado con sangre del Príncipe Emmanuel, será guardado por las
intercesiones de Cristo. Cristo, como nuestro Mediador, a la mano derecha del
Padre, siempre nos contempla, porque es necesario que nos guarde mediante sus
intercesiones así como Aquel que nos redimió con su sangre. Si nos dejara por
un solo momento, Satanás está listo para destruir. Aquellos que compró con su
sangre, ahora los guarda mediante sus intercesiones…” (Manuscrito 73, 1893; Manuscript Releases, tomo 15, pág. 104).
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