“Su Salvador había sido rechazado, condenado y clavado en una cruz ignominiosa. Los sacerdotes y gobernantes judíos habían declarado en son de burla: ‘A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él’. Pero esa cruz, ese instrumento de vergüenza y tortura, trajo esperanza y salvación al mundo. Los creyentes volvieron a estrechar filas; su desesperanza y su consciente sentimiento de desvalidez habían desaparecido. Fueron transformados en carácter y unidos con los lazos del amor cristiano” (Testimonios para ministros, pág. 67).
MUCHO MÁS QUE DOLOR
FÍSICO
1......Mientras Jesús pendía de la cruz, ¿qué otra tortura
infligieron los hombres sobre Él? ¿Qué comentarios denigrantes hicieron algunos
sin tener el más mínimo conocimiento de lo que significaban las palabras del
Salvador?
Mateo 27:39, 40.- (39) Y los que pasaban le
injuriaban, meneando la cabeza, (40) y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
“Muchos serían seguidores de Cristo si él descendiera de la cruz y se presentara ante ellos en la forma en
que ellos desean. Si viniera con riquezas y placeres, muchos lo
recibirían alegremente, y se apresurarían a coronarlo como el Señor de todo. Si sólo pusiera a un lado su humillación
y sus sufrimientos y exclamara: ‘El
que quiere venir en pos de mí, agrádese a sí mismo y goce del mundo y será mi
discípulo’, multitudes creerían
en él. Pero el bendito Jesús no
vendrá a nosotros en ninguna otra forma, sino como el manso y humilde crucificado. Debemos participar de su abnegación y
sufrimientos aquí, si queremos tomar la corona en el más allá...” (Nuestra elevada vocación, pág.
290).
“Los maestros del pueblo habían incitado a la turba ignorante a
pronunciar juicio contra Uno a quien
muchos no habían mirado hasta que se
les instó a que diesen testimonio contra él” (Deseo de Todas las Gentes, pág. 696).
2......¿Estuvieron los principales sacerdotes y líderes judíos
más interesados en saber sobre las profecías que hablaban del gran sacrificio
del Cordero de Dios o en escarnecerlo?
Mateo 27:41, 42.- (41) De esta manera también los
principales sacerdotes, escarneciéndole
con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: (42) A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar;
si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos
en él.
“Jesús, sufriendo y moribundo, oía cada palabra mientras los sacerdotes declaraban: “A
otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que
veamos y creamos”. Cristo podría
haber descendido de la cruz. Pero por
el hecho de que no quiso salvarse a sí mismo tiene el pecador esperanza de perdón y favor con Dios” (El Deseado de todas las gentes,
pág.696).
“‘A otros salvó, a sí
mismo no se puede salvar’ (Marcos 15:31). Precisamente porque Cristo no se quiso salvar, el pecador tiene esperanza del perdón y el
favor de Dios. Si al tratar de
salvar al pecador Cristo
hubiera fallado o se hubiera desanimado, habría concluido la última esperanza de cada hijo e hija de Adán.
Toda la vida de Cristo estuvo
señalada por la abnegación y el sacrificio, y la razón por la cual hay tan pocos cristianos a carta cabal se debe a
que la complacencia propia ocupa el
lugar de la abnegación y el sacrificio” (Cada día con Dios, pág. 234).
3......¿Sabían los líderes religiosos las profecías
concernientes al Mesías? ¿Qué se demuestra mediante el hecho que estos hombres
hablaron las palabras exactas que la profecía puso en la boca de los
incrédulos?
Mateo 27:43.- Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere;
porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
Salmos 22:7, 8.- (7) Todos los que me ven me
escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: (8) Se encomendó a Jehová;
líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía.
“Mientras se burlaban del Salvador, los hombres que profesaban ser expositores de la profecía repetían las mismas palabras que la
Inspiración había predicho
que pronunciarían en esta ocasión. Sin embargo, en su ceguera, no
vieron que estaban cumpliendo la profecía. Los que con irrisión dijeron:
‘Confió en Dios: líbrele ahora si le
quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios’, no pensaron que su testimonio
repercutiría a través de los siglos. Pero aunque fueron dichas en son de burla, estas
palabras indujeron a los hombres a escudriñar las Escrituras como nunca lo habían hecho antes.
Hombres sabios oyeron, escudriñaron,
reflexionaron y oraron. Hubo quienes no
descansaron hasta que, por la comparación de un pasaje de la Escritura con otro,
vieron el significado de la misión de
Cristo. Nunca antes hubo un
conocimiento tan general de Jesús como una vez que fue colgado de la cruz. En el corazón de muchos de aquellos
que presenciaron la crucifixión y
oyeron las palabras de Cristo resplandeció la luz de la verdad” (El Deseado de todas las gentes, pág.
696).
GOZO Y CONSOLACIÓN
EN MEDIO DE LA PENA Y LA TRISTEZA
4......Sufriendo en agonía sobre la cruz, ¿qué dijo uno de los
ladrones a Jesús? ¿Qué le dijo el otro ladrón, reconociendo su culpa?
Lucas 23:39-41.- (39) Y uno de los malhechores que
estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. (40) Respondiendo el otro, le
reprendió, diciendo: ¿Ni aun
temes tú a Dios, estando en la misma condenación? (41) Nosotros, a la verdad, justamente
padecemos, porque recibimos
lo que merecieron nuestros hechos; más éste ningún mal hizo.
“Durante su agonía sobre la cruz, llegó a Jesús un rayo de
consuelo. Fue la petición del
ladrón arrepentido. Los dos
hombres crucificados con Jesús se habían burlado de él al principio; y por efecto del padecimiento uno
de ellos se volvió más desesperado y desafiante. Pero no sucedió así con su compañero.
Este hombre no era un criminal empedernido.
Había sido extraviado por las malas
compañías, pero era menos
culpable que muchos de aquellos que estaban al lado de la cruz vilipendiando
al Salvador… Penetró de nuevo
en su corazón la convicción de que era el Cristo. Volviéndose hacia su
compañero culpable, dijo: ‘¿Ni aun
tú temes a Dios, estando en la misma condenación?’ Los ladrones moribundos no tenían ya
nada que temer de los hombres. Pero uno de ellos sentía la convicción de que había un Dios a quien temer,
un futuro que debía hacerle temblar.
Y ahora, así como se hallaba, todo manchado por el pecado, se veía a punto de terminar la historia
de su vida. ‘Y nosotros, a la
verdad, justamente padecemos
–gimió– porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos: mas éste ningún mal hizo’” (El Deseado de todas las gentes,
pág. 697).
5......El ladrón arrepentido que reconoció la inocencia de
Jesús, ¿qué pidió de Él? ¿Qué respuesta reconfortante recibió inmediatamente?
Lucas 23:42, 43.- (42) Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu
reino. (43) Entonces Jesús le dijo:
De cierto te digo que hoy estarás
conmigo en el paraíso.
“Al ser condenado por su crimen, el ladrón se había llenado de desesperación;
pero ahora brotaban en su mente
pensamientos extraños, impregnados
de ternura… Había visto y
leído el título puesto sobre la cabeza del Salvador. Había oído a los transeúntes repetirlo, algunos con labios temblorosos y
afligidos, otros con escarnio
y burla. El Espíritu Santo
iluminó su mente y poco a poco
se fue eslabonando la cadena de la evidencia. En Jesús, magullado, escarnecido y colgado de la cruz, vio al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La esperanza se mezcló con la angustia en
su voz, mientras que su alma desamparada
se aferraba de un Salvador moribundo. ‘Señor,
acuérdate de mí – exclamó– cuando vinieres en tu reino’.
“Prestamente llegó la respuesta. El tono era suave y melodioso, y las palabras, llenas de amor, compasión y poder: De cierto
te digo hoy: estarás conmigo en el
paraíso” (El Deseado de todas
las gentes, pág. 698).
6......¿Cómo se cumplió la profecía del Mesías al morir con
criminales?
Marcos 15:27, 28.- (27) Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro
a su izquierda. (28) Y se cumplió la Escritura
que dice: Y fue contado con los
inicuos.
Isaías 53:12.- Por tanto, yo le daré parte
con los grandes, y con los
fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
“Los ladrones crucificados con Jesús estaban ‘uno a cada lado,
y Jesús en medio’. Así se había dispuesto por indicación de los
sacerdotes y príncipes. La
posición de Cristo entre los ladrones debía indicar que era el mayor criminal
de los tres. Así se cumplía
el pasaje: ‘Fue contado con
los perversos’ (Isaías 53:12). Pero los sacerdotes no podían ver el pleno
significado de su acto. Como Jesús crucificado con los ladrones fué
puesto ‘en medio’, así su cruz fue
puesta en medio de un mundo que yacía en el pecado. Y las palabras de perdón dirigidas al ladrón arrepentido encendieron
una luz que brillará hasta
los más remotos confines de la tierra.
“Con asombro, los ángeles
contemplaron el amor infinito de Jesús, quien, sufriendo la más intensa agonía mental y corporal, pensó solamente en los demás y animó al
alma penitente a creer. En su
humillación, se había
dirigido como profeta a las hijas de Jerusalén; como sacerdote y abogado, había intercedido con el Padre para que
perdonase a sus homicidas; como Salvador
amante, había perdonado los pecados del ladrón arrepentido” (El Deseado de todas las gentes,
pág. 699).
CONSUELO PARA SU
MADRE
7......En lugar de pensar en sí mismo, su dolor y su muerte
inminente, ¿qué amor reveló Jesús cuando vio el rostro de su madre cubierto de
dolor y lágrimas? ¿Al cuidado de quién la encomendó?
Juan 19:25-27.- (25) Estaban junto a la cruz
de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. (26) Cuando vio Jesús a su madre,
y al discípulo a quien él amaba,
que estaba presente, dijo a su madre:
Mujer, he ahí tu hijo. (27) Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la
recibió en su casa.
“En el momento de morir, Cristo
recordó a su madre… Juan
comprendió las palabras de Cristo y aceptó el cometido. Llevó
a María a su casa, y desde esa
hora la cuidó tiernamente. ¡Oh
Salvador compasivo y amante! ¡En medio
de todo su dolor físico y su angustia mental, tuvo un cuidado reflexivo para su madre! No tenía dinero con que proveer a su
comodidad, pero estaba él
entronizado en el corazón de Juan y le dio su madre como legado precioso.
Así le proveyó lo que más necesitaba:
la tierna simpatía de quien la amaba
porque ella amaba a Jesús. Y al
recibirla como un sagrado cometido, Juan
recibía una gran bendición. Le recordaba constantemente a su amado
Maestro.
“El perfecto ejemplo de amor filial de Cristo resplandece con brillo
siempre vivo a través de la neblina
de los siglos. Durante casi
treinta años Jesús había ayudado con su trabajo diario a llevar las cargas del
hogar. Y ahora, aun en su última
agonía, se acordó de proveer
para su madre viuda y afligida. El mismo
espíritu se verá en todo discípulo de nuestro Señor. Los que siguen a Cristo sentirán que es parte de su religión respetar
a sus padres y cuidar de ellos. Los
padres y las madres nunca dejarán de recibir cuidado reflexivo y tierna
simpatía de parte del corazón
donde se alberga el amor de Cristo” (El Deseado de todas las gentes, pág. 700).
PREGUNTAS DE
REFLEXIÓN
¿Hay
algún indicio que Jesús se sintió avergonzado porque un hombre condenado a
muerte le habló?
¿Cuánto
tiempo tuvo que esperar el ladrón penitente para recibir el perdón de sus
pecados y la promesa de salvación?
Dada
la inmediatez de la respuesta al ladrón, ¿qué confianza en Jesús debería
caracterizar nuestra relación con Él?
PARA UN ESTUDIO
ADICIONAL
“Cristo
era el Señor del cielo y de la tierra, y a pesar de ello se hizo pobre para que
a través de su pobreza pudiéramos ser enriquecidos. Era semejante a Dios; no
obstante se humilló a sí mismo y tomó la forma de siervo a fin de poder
salvarnos. Dio su vida por nuestra redención. ¿Aceptaremos el sacrificio? El
unigénito Hijo de Dios fue contado entre los transgresores a fin de que los
seres humanos no perecieran sino que tuvieran vida eterna. La vida eterna será
la herencia de ellos si consienten en humillar sus orgullosos corazones y
participar de los sufrimientos de Cristo. Él soportó pacientemente la
vergüenza, la burla y el desprecio para poder salvar a cada ser humano pecador
que se aferra de El con fe viviente. Mientras pendía de la cruz, dando su vida
por nuestra redención, sus asesinos se burlaban, diciéndole: ‘A otros salvó, a
sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la
cruz, y creeremos en él’ (Mateo 27:42). Él podría haber
descendido de la cruz; podría haber rehusado morir, pero estaba sufriendo para
que el mundo, a través de Él, pudiera ser redimido de la pretensión y autoridad
de Satanás. Mediante su muerte todos los que creen en El pueden tener vida
eterna...” (Alza tus ojos, pág.
132).
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