“Debemos orar fervientemente por la
venida del Espíritu Santo así
como los discípulos oraron en el Día de Pentecostés. Si ellos lo necesitaban en ese momento, lo necesitamos aún más hoy”
(Eventos de los últimos Días, pág. 193).
EL DON DEL ESPÍRITU SANTO
1.....¿Qué deseo debe tener cada creyente?
Salmos 143:10.- Enséñame a hacer
tu voluntad, porque tú eres mi
Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
Otras versiones traducen este versículo de la
siguiente manera:
“Enséñame a
hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a
tierra firme.” Biblia de las Américas (1995). “Enséñame a hacer tu voluntad;
porque tú eres mi Dios: que tu buen Espíritu me guíe en un país llano”
– Biblia Darby. “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu
buen Espíritu me guiará a la tierra derecha” – Biblia
Douay-Valera.
2 Reyes 2:9.- Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo:
Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado
de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu
espíritu sea sobre mí.
“Ruego a los miembros de cada iglesia que busquen ahora la mayor bendición
que el Cielo puede otorgar, el Espíritu Santo. Si buscan con fe una medida mayor del Espíritu de Dios, estarán constantemente recibiéndola y
comunicándola. Diariamente
recibirán una provisión fresca, su experiencia cotidiana será enriquecida
con la abundante corriente del amor. Delante de ustedes yacen vastos campos de
verdad, vastas fuentes de poder. Que la
oración diaria sea: “Quita de
nosotros lo que quieras quitar, pero no nos prives de tu Santo Espíritu”.
Debemos tener el don del Espíritu Santo”. Alza tus Ojos, pág.
141.
CELOSOS Y ASTUTOS
2.....¿Qué está dispuesto a dar el Señor a los que le pidan con
todo su corazón? ¿Para quién pidió Jesús el bautismo diario del Espíritu?
Mateo 7:11.- Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
“Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de poder
impartírnoslo…. no para sí
mismo, sino para los demás.
De las horas pasadas en comunión con
Dios él volvía mañana tras
mañana, para traer la luz del cielo a los hombres. Diariamente recibía un nuevo bautismo
del Espíritu Santo”. –Palabras de Vida del Gran Maestro,
pág. 105.
“Puesto que éste es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿por qué no tener más hambre y sed del
don del Espíritu? ¿Por qué no
hablamos de él, oramos por él y predicamos respecto a él?... Cada obrero debiera elevar su petición a
Dios por el bautismo diario del Espíritu”. La Maravillosa
Gracia de Dios, pág. 219.
UNIDAD PERFECTA
3.....¿Qué
hizo posible que los discípulos recibieran el Espíritu Santo? ¿Y cuál fue el
resultado?
Hechos 2:1.- Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban
todos unánimes juntos…
Hechos 5:42.- Y todos los días, en el templo y por las
casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo…
Hechos 8:25.- Y ellos, habiendo testificado y
hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas
poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.
1 Corintios 1:10.- Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya
entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos
en una misma mente y en un mismo parecer.
1 Corintios 12:12.- Porque así como el cuerpo es uno,
y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo,
siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
“Notemos que el Espíritu fue derramado después que
los discípulos hubieron llegado a la unidad perfecta, cuando ya no contendían por el puesto más
elevado. Eran unánimes.
Habían desechado todas las
diferencias. Y el testimonio que se da de ellos después que les fue
dado el Espíritu es el mismo. Notemos
la expresión: “Y la multitud de
los que habían creído era de un corazón y un alma...’ (Hechos
4:32). El Espíritu de Aquel que
había muerto para que los pecadores vivieran animaba a toda la congregación de
los creyentes.
“Los discípulos no pidieron una bendición para ellos mismos.
Sentían preocupación por las almas.
El evangelio había de ser proclamado
hasta los confines de la tierra y solicitaban la medida de poder que Cristo
había prometido. Entonces fue
cuando se derramó el Espíritu Santo y miles se convirtieron en un día”.
Testimonios para la Iglesia, Tomo 8, pág. 27, 28.
4.....¿Por
qué debe luchar hoy la iglesia en particular?
Romanos 15:6.- Para que unánimes, a una voz,
glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Efesios 4:1-6.- (1)
Yo pues, preso
en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, (2) con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con
paciencia los unos a los otros en amor, (3) solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz; (4) un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis
también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; (5) un Señor, una fe, un bautismo, (6) un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos,
y por todos, y en todos.
“La respuesta puede venir con celeridad repentina y con poder
abrumador, o puede demorarse
por días y semanas, y nuestra fe ser probada. Pero Dios sabe cómo y cuándo contestar nuestra oración. Nuestra parte del trabajo es ponernos en
conexión con el canal divino. Dios es responsable por su parte del trabajo.
Fiel es el que ha prometido. El asunto grande, e importante para
nosotros es ser de un corazón y mente, desechando toda envidia y malicia y, como humildes suplicantes, velar y esperar. Jesús, nuestro Representante y Cabeza,
está listo para hacer por nosotros lo que hizo por los que estaban orando y
velando en el Día de Pentecostés”. The Spirit of Prophecy 3:272 (1878);
Eventos de los Últimos Días, pág. 165.
“Así puede suceder ahora. Desechen los cristianos todas las disensiones, y entréguense a Dios
para salvar a los perdidos. Pidan
con fe la bendición prometida, y ella les vendrá”. Testimonios para la
Iglesia, Tomo 8, pág. 28.
CONSAGRACIÓN, FE Y SINCERIDAD
5.....¿Qué
otras condiciones deben cumplirse para que el Señor conceda las peticiones de
su pueblo?
Romanos 12:11.- En lo que requiere
diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al
Señor.
1 Corintios 15:58.- Así que, hermanos míos amados, estad
firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
“Cuando tengamos una consagración completa y
sincera al servicio de Cristo, Dios
reconocerá el hecho mediante un derramamiento de su Espíritu sin medida;
pero esto no ocurrirá mientras la mayor
parte de la iglesia no esté trabajando juntamente con Dios. –The Review and Herald,
21 de julio de 1896. Evangelismo, pág. 507.
“Cada individuo tiene la obligación de dar a otros la verdad que
posee. No debe permitirse nada
que impida que el siervo de Cristo haga brillar su luz sobre sus conciudadanos...
Debiéramos crecer diariamente en
nuestra capacidad de hacer la preciosa obra de ganar almas para Cristo.
¡Es una obra tan preciosa y
satisfactoria! Y todo el Cielo
está esperando que haya canales por medio de los cuales pueda derramar el
aceite celestial para refrescar y fortalecer las almas necesitadas. El Señor protegerá y guiará a los que
permitan que la plenitud de El fluya de sus labios en alabanza agradecida, y
que trabajen por medio de obras de
caridad y amor, para bendecir a la
humanidad. Tales obreros serán
agentes consagrados a Dios”… Reflejando a Jesús, pág. 94.
6.....¿Qué
otro factor es esencial para recibir el don del Espíritu Santo? ¿En qué medida
será recibido?
Mateo 21:22.- Y todo lo que pidiereis en oración,
creyendo, lo recibiréis.
1 Corintios 2:5.- Para que vuestra fe no esté fundada en
la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Hebreos 11:6.- Pero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que
le hay, y que es galardonador de los que le buscan
“La medida del Espíritu Santo que recibamos estará en proporción a
la medida de nuestro deseo de recibirlo y de la fe que ejerzamos para ello,
y del uso que hagamos de la luz y el
conocimiento que se nos dé. No
estamos suficientemente dispuestos a importunar al Señor con nuestras
peticiones y pedirle el don del Espíritu Santo. El Señor quiere que lo importunemos con este asunto. Quiere que insistamos con nuestras
peticiones ante el trono”. –Eventos de los Últimos Días, pág.
161.
“Que los cristianos... pidan
con fe la bendición prometida, y la recibirán. El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue la
lluvia temprana, y gloriosos fueron los resultados. Pero la lluvia tardía será aún más abundante. –The Signs of the Times,
17 de febrero de 1914; Evangelismo, pág. 508.
7.....¿Qué
podemos esperar si pedimos fervorosa y sinceramente el Espíritu Santo?
Salmos 145:18.- Cercano está Jehová a todos los que le
invocan, a todos los que le invocan de veras.
Proverbios 15:29.- Jehová está lejos de los impíos; pero
él oye la oración de los justos.
“A Jesús, quien se entregó
por entero para la salvación de la humanidad perdida, se le dio sin medida el Espíritu Santo.
Así será dado también a cada seguidor
de Cristo siempre que le entregue su corazón como morada. Nuestro Señor mismo nos ordenó: “Sed llenos de Espíritu”, y este mandamiento es también una promesa de
su cumplimiento. Era la voluntad del
Padre que en Cristo “habitase toda la plenitud”; y “vosotros estáis completos en
él’ (Colosenses 1:19; 2:10)”. –DMJ, pág. 22.
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“El descenso del Espíritu Santo sobre la
iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del futuro; pero es el privilegio de la iglesia tenerlo
ahora mismo. Buscadlo, orad por
él, creed en él. Debemos tenerlo, y el cielo está esperando concederlo”.
–Evangelismo, pág. 508.
“Se
me mostró que si el pueblo de Dios no
hace ningún esfuerzo de su parte, sino
que esperan que el refrigerio venga sobre ellos y les quite sus defectos y
corrija sus errores; si dependen de
eso para ser limpiados de contaminación de la carne y el espíritu y ser preparados para participar en el
fuerte clamor del tercer ángel, serán
hallados faltos. El
refrigerio o poder de Dios viene únicamente sobre los que se han preparado para
recibirlo, al hacer la obra que Dios les ordena; a saber, limpiarse de toda impureza de la carne y
el espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. Testimonios para la
Iglesia, Tomo 1, pág. 536.
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