“La promesa del Espíritu Santo no se limita
a ninguna edad ni raza. Cristo declaró
que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta el fin.
Desde el día de Pentecostés hasta ahora,
el Consolador ha sido enviado a todos los que se han entregado plenamente al
Señor y a su servicio. A todo el que ha aceptado a Cristo como Salvador
personal, el Espíritu Santo ha venido
como consejero, santificador, guía y testigo. Cuanto más cerca de Dios
han andado los creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de
su Redentor y de su gracia salvadora” (Los Hechos de los Apóstoles, pág.
40).
LOS PROFETAS HABLAN
1.....¿Qué gran promesa fue hecha al pueblo de Dios siglos
antes de la era cristiana?
Ezequiel 39:29.- Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel,
dice Jehová el Señor.
Isaías 44:3.- Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal,
y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu
generación, y mi bendición sobre tus renuevos.
“No tenía excusa la ceguera de Israel en cuanto a la regeneración. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, Isaías
había escrito: ‘Todos
nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia’. David había orado:
‘Crea en mí, oh Dios, un corazón
limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí’. Y por medio de Ezequiel había sido hecha la
promesa: ‘Y os daré corazón
nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré
dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos’ (Isaías
64:6; Salmos 51:10; Ezequiel 36:26, 27) (El Deseado de
Todas las Gentes, pág. 145).
2.....¿Qué predijo la profecía sobre los efectos de esta gran
lluvia de bendiciones?
Joel 2:28-29.- (28) Y después de esto derramaré mi Espíritu
sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. (29) Y también sobre los siervos y sobre las
siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
Isaías 44:4.- Y brotarán entre hierba, como sauces
junto a las riberas de las aguas.
“Si esta profecía de Joel se cumplió
parcialmente en los días de los apóstoles, estamos viviendo en una época en que debe ser evidentemente aún más
manifiesto para el pueblo de Dios. Él
concederá su espíritu a su pueblo para que así se conviertan en una luz en
medio de las tinieblas morales; y una
gran luz se reflejará en todas las partes del mundo. Que nuestra fe pueda incrementarse y que el
Señor obre poderosamente con su pueblo” (Manuscrito 49, 1908) (Seventh-day
Adventist Bible Commentary, vol. 4, p. 1175).
PROMESA REPETIDA POR JESÚS
3.....¿Qué declaró Jesús con respecto a todos los que creen en
Él? ¿Cómo reafirmó la promesa de su maravilloso don a sus discípulos?
Juan 7:38-39.- (38) El que cree en mí, como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. (39) Esto dijo del Espíritu que habían de
recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu
Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Juan 14:16-17.- (16) Yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: (17) el Espíritu de verdad, al cual el mundo
no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
“Cuando Cristo dio a sus discípulos la promesa del Espíritu, se estaba
acercando al fin de su ministerio terrenal. Estaba a la sombra de la cruz, con una comprensión plena de la carga de culpa que estaba por descansar
sobre él como portador del pecado. Antes de ofrecerse a sí mismo como
víctima destinada al sacrificio, instruyó
a sus discípulos en cuanto a la dádiva más esencial y completa que iba a
conceder a sus seguidores: el don que iba a poner al alcance de ellos los
recursos inagotables de su gracia. ‘Y yo rogaré al Padre–dijo él–y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre: al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce: más vosotros le conocéis; porque está
con vosotros, y será en vosotros’ (Juan 14:16, 17). El Salvador estaba señalando adelante al
tiempo cuando el Espíritu Santo vendría para realizar una obra poderosa como
su representante. El mal que se
había estado acumulando durante siglos, habría de ser resistido por el divino
poder del Espíritu Santo” (Los Hechos de los Apóstoles, pág.
39).
4.....¿Qué les dio Jesús en su primera aparición justo después
de su resurrección? Antes de darles el Espíritu Santo, ¿qué comisión les
encomendó?
Juan 20:21-23.- (21) Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz
a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
(22) Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo:
Recibid el Espíritu Santo. (23) A quienes remitiereis los pecados, les son
remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
“Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar
sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. Él desea que al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto
de controversia, o de lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado
llevando. Lo que necesitamos es
mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: ‘Separados de mí nada podéis hacer’”... (Mensajes Selectos,
Tomo 3, pág. 385).
PREPARACIÓN A TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA UNIDAD
5.....¿Qué instrucciones recibieron para experimentar la
promesa del Padre? ¿Cómo llevaron a cabo estas indicaciones?
Lucas 24:49.- He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de
Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Hechos 1:4-14.- (4) Y estando juntos, les
mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la
promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. (14) Todos éstos perseveraban unánimes en
oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y
con sus hermanos.
“Antes de dejar a sus discípulos, Cristo ‘sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo’. Otra vez dijo: ‘He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros’ (Juan
20:22; Lucas 24:29). Sin embargo, este
don no fue recibido en su plenitud hasta después de la ascensión. No
fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los
discípulos se consagraron plenamente para efectuar la obra de Cristo.
Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a
los seguidores de Cristo. ‘Subiendo a lo alto, llevó cautiva la
cautividad, y dio dones a los hombres’.
‘A cada uno de nosotros es dada la
gracia conforme a la medida del don de Cristo’, y el Espíritu reparte
‘particularmente a cada uno como quiere’ (Efesios 4:8, 7; 1 Corintios 12:11).
Los dones ya son nuestros en Cristo,
pero su posesión verdadera depende de nuestra recepción del Espíritu de Dios”
(Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 263).
PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO Y PODER DEL MENSAJE
6.....¿Qué recibirían los discípulos cuando el Espíritu Santo
viniese a ellos? ¿Qué efecto tendría su presencia en sus predicaciones?
Hechos 1:8.- Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último
de la tierra.
“La presencia visible de Cristo estaba por serles quitada a los
discípulos, pero iban a recibir
una nueva dotación de poder. Iba
a serles dado el Espíritu Santo en su plenitud, el cual los sellaría para
su obra. ‘He aquí—dijo el Salvador, —yo
enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: más vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis
investidos de potencia de lo alto’ (Lucas 24:49). ‘Porque Juan a la verdad bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo no muchos días después de éstos’. ‘Más recibiréis la
virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en
Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra’ (Hechos
1:5, 8)” (The Acts of the Apostles, pp. 30, 31).
7.....¿Cuándo y dónde se cumplió la maravillosa promesa del
Espíritu Santo? ¿Experimentaron los discípulos este poder cuando predicaron el
mensaje?
Hechos 2:1-4, 43, up.- (1) Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos unánimes juntos. (2) Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la
casa donde estaban sentados; (3) y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose
sobre cada uno de ellos. (4) Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron
a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. (43) Y sobrevino temor a toda persona; y muchas
maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
Hechos 4:33.- Y con gran poder los apóstoles daban
testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era
sobre todos ellos.
“¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día de
Pentecostés? Las alegres
nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las más alejadas partes del
mundo habitado. Mientras los discípulos proclamaban el mensaje de la
gracia redentora, los corazones se entregaban al poder de su mensaje. La iglesia veía afluir a ella conversos de
todas direcciones. Los apóstatas
se reconvertían. Los pecadores
se unían con los creyentes en busca de la perla de gran precio. Algunos de los que habían sido los más
enconados oponentes del Evangelio, llegaron a ser sus campeones. Se cumplió la profecía: ‘El que entre ellos fuere flaco,... será
como David: y la casa de David... como el ángel de Jehová’ (Zacarías
12:8). Cada cristiano veía en su hermano una revelación del amor y la
benevolencia divinos. Un solo interés
prevalecía, un solo objeto de emulación hacía olvidar todos los demás. La ambición de los creyentes era
revelar la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar para el engrandecimiento de su reino.
“… Gracias a estas labores fueron añadidos a
la iglesia hombres escogidos que, al recibir la palabra de verdad, consagraron
sus vidas al trabajo de dar a otros la esperanza que llenaba sus corazones de
paz y gozo. No podían ser refrenados ni intimidados por amenazas. El Señor hablaba por su medio, y
mientras iban de un lugar a otro, predicaban el Evangelio a los pobres, y se
efectuaban milagros de la gracia divina” (Los Hechos de los
Apóstoles, pág. 40).
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“Únicamente a aquellos que esperan
humildemente en Dios, que velan
para tener su dirección y gracia, se da el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos lo pidan
y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las
demás bendiciones en su estela” (El Deseado de todas las gentes pág.
47).
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