“Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón,
la voluntad se fusiona con su
voluntad, la mente llega a ser
una con su mente, los pensamientos
se sujetan a Él; vivimos su vida. Esto
es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia.
Entonces, cuando el Señor nos contempla,
Él ve no el vestido de hojas de higuera,
no la desnudez y deformidad del pecado, sino
su propia ropa de justicia,…” (Palabras de Vida del Gran Maestro,
págs. 253, 254).
JUSTICIA ES PRERROGATIVA DIVINA
1......Aunque mucha gente se ve a sí misma como honesta y
respetable, ¿qué cuadro completamente distinto presenta la Palabra de Dios? ¿En
quién solamente se puede encontrar justicia?
Isaías
64:6.-
Si bien todos nosotros somos como suciedad,
y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia; y caímos todos
nosotros como la hoja, y nuestras
maldades nos llevaron como viento.
Jeremías
23:6.-
En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este
será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.
“Tenemos un Salvador viviente. No se halla en el sepulcro nuevo de José; resucitó y ascendió al cielo como Sustituto y Garante de cada alma creyente. ‘Justificados, pues, por la fe, tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo’ (Romanos
5:1). El pecador es justificado por los méritos de Jesús, y esto
es el reconocimiento de Dios de la perfección del rescate pagado en favor del
hombre. El hecho de que Cristo fue
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, es prenda de la aceptación del
pecador arrepentido por parte del Padre. Entonces, ¿nos permitiremos tener una experiencia
vacilante de dudar y creer, creer y dudar? Jesús es la prenda de nuestra aceptación por parte de Dios. Tenemos el favor de Dios, no porque haya mérito alguno en nosotros,
sino por nuestra fe en ‘el Señor,
nuestra justicia’ ” (Fe y Obras, pág. 111).
LA JUSTICIA Y EL EVANGELIO
2......¿Dónde se revela especialmente la justicia de Dios? ¿Cómo
explica el Espíritu de Profecía la justificación?
Romanos
1:16, 17.- (16) Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. (17) Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
“¿Qué es justicia? Es la
satisfacción que Cristo dio a la divina ley en nuestro favor.
Él soportó la prueba en cada punto en que el pecador debe
soportarla.
Fue tentado en todo los puntos en los
que somos tentados,… No cedió ni
en el más mínimo grado al poder del enemigo” (Review and Herald,
21 de agosto de 1894).
“La gracia de Cristo ha de justificar gratuitamente al pecador sin
mérito ni pretensión de parte de él. La justificación es el perdón total y completo del pecado. En el momento en que el pecador acepta a
Cristo por la fe, es perdonado. La
justicia de Cristo le es imputada, y ya no ha de dudar de la gracia perdonadora
de Dios” (Reflejemos a Jesús, pág. 70).
SÓLO POR GRACIA
3......¿Cómo puede obtenerse la justicia, por obras o por
gracia? ¿Existe alguien que pueda ser justificado por sus propios méritos y
obras?
Romanos
3:20, 28.-
(20) Ya que por las obras de la
ley ningún ser humano será justificado delante de Él; porque por medio de la ley es el conocimiento
del pecado… (28) Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
“La justificación es enteramente por gracia y no se consigue por
ninguna obra que el hombre caído pueda realizar. El punto ha sido
presentado delante de mí con claridad, que si
el hombre rico tiene dinero y posesiones, y los ofrenda al Señor, se introducen ideas falsas que estropean la
ofrenda por pensar que merece el favor de Dios, que el Señor está obligado a considerarlo con especial benevolencia
en virtud de su donación… “La
justificación es lo opuesto a la condenación. La ilimitada misericordia de Dios se ejerce sobre los que son
totalmente indignos. Él perdona
transgresiones y pecados por amor a Jesús, quien se ha convertido en la propiciación por nuestros pecados. Mediante la fe en Cristo, el transgresor
culpable entra en el favor de Dios y en la firme esperanza de la vida eterna”
(Fe y Obras, págs. 18, 108).
SE REQUIERE FE
4......Semejante a Abraham, ¿qué es necesario para que alguien sea
justificado? ¿Es posible agradar a Dios y recibir la imputación de su justicia
sin creer en Él?
Gálatas
3:6.- Así Abraham creyó a Dios, y le
fue contado por justicia.
Hebreos
11:6.-
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan.
Lucas 17:5.- Dijeron los
apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
“Cuando el pecador penitente, contrito delante de Dios, comprende
el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio como su única
esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados.
Esto es justificación por la fe.
Cada alma creyente debe conformar
enteramente su voluntad a la voluntad de Dios y mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos expiatorios
del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en
gloria. “El perdón y la justificación
son una y la misma cosa. Mediante
la fe, el creyente pasa de la posición
de un rebelde, un hijo del
pecado y de Satanás, a la
posición de un leal súbdito de Jesucristo, no en virtud de una bondad inherente, sino porque Cristo lo recibe como hijo suyo por adopción” (Fe y Obras, pág.
107).
RESULTADOS DE LA JUSTIFICACIÓN
5......Cuando una persona es declarada justa o justificada, ¿qué
ocurre a la condenación que merece?
Romanos
8:1, 34.- (1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús, los que
no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (34) ¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aun, el
que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
“Habiéndonos justificado por la imputada justicia de Cristo, Dios nos
declara justos y nos trata como justos. Nos mira como sus amados hijos. Cristo obra contra el poder del pecado y, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”
(La Fe por la Cual Vivo, pág. 114).
“El pecador recibe el perdón de sus pecados, porque estos pecados son
cargados por su Sustituto y Garante. El Señor le dice a su Padre celestial: ‘Este es mi hijo. Suspendo
la sentencia de condenación de muerte que pesa sobre él, dándole mi póliza de seguro de vida –vida
eterna– en virtud de que yo he
tomado su lugar y he sufrido por sus pecados. Ciertamente, él es mi hijo amado’. De esa
manera el hombre, perdonado y
cubierto con las hermosas vestiduras de la justicia de Cristo, comparece sin tacha delante de Dios” (Fe y Obras, pág.
107)
6......¿En qué relación permanecerá con Dios aquel que es
justificado? ¿Qué efecto tendrá la justicia?
Romanos
5:1.-
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio
de nuestro Señor Jesucristo.
Isaías
32:17.-
Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.
“Cristo es el ‘Príncipe de paz’ (Isaías 9:6), y su misión es devolver al cielo y a la
tierra la paz destruida por el pecado. ‘Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo’ (Romanos 5:1). Quien consienta en renunciar al pecado y abra el corazón al amor de Cristo
participará de esta paz celestial” (El Discurso Maestro de Jesucristo,
pág. 27).
“La justificación por la fe en Cristo se manifestará en la
transformación del carácter. Esta
es para el mundo la señal de la verdad de las doctrinas que profesamos. La evidencia diaria de que somos una
iglesia viviente se ve en el hecho
de que practicamos la Palabra. Un
testimonio viviente se manifiesta al mundo en una acción cristiana consecuente”
(Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1070).
7......¿Qué garantía es dada a aquellos que han sido
justificados por la fe en Jesús? ¿Qué hará el Señor por aquellos que ha justificado?
Romanos
8:33, 30 parte media y última.- (33) ¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios
es el que justifica… (30) y a los
que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
“Jesús no quiere que los comprados a tanto precio sean juguete de las
tentaciones del enemigo. No
quiere que seamos vencidos ni que perezcamos. El que dominó los leones en su foso, y anduvo con sus fieles
testigos entre las llamas, está
igualmente dispuesto a obrar en nuestro favor para refrenar toda mala
propensión de nuestra naturaleza. Hoy
está ante el altar de la misericordia, presentando a Dios las oraciones de los
que desean su ayuda. No
rechaza a ningún ser humano lloroso y contrito. Perdonará sin reserva a cuantos acudan a Él en súplica de perdón y
restauración. A nadie dice todo lo que pudiera revelar, sino que exhorta a toda alma temblorosa a que
cobre ánimo. Todo el que quiera
puede valerse de la fuerza de Dios, y hacer la paz con Él, y el Señor la hará
también” (El Ministerio de Curación, pág. 59).
PARA UN ESTUDIO ADICIONAL
“No es por conflictos penosos ni por rudo
trabajo, ni aun por dones o sacrificios, como se obtiene la justicia; sino que se concede gratuitamente a toda
alma que tiene hambre y sed de recibirla. ‘A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed,… sin dinero y
sin precio’. ‘Su justicia de por mí,
dijo Jehová’. ‘Este será su nombre que le llamarán: Jehová, Justicia Nuestra’ ” (La Fe por la Cual
Vivo, pág. 111).
“Nuestra fe debe alcanzar hasta dentro
del velo, donde Jesús ha entrado
por nosotros. Debemos aferrarnos
firmemente de las infalibles promesas de Dios. Debemos tener fe que no será negada, fe que se aferrará de
lo invisible, fe que es firme, inamovible.
Una fe tal traerá las bendiciones del
cielo a nuestras almas” (My Life Today, pág. 8).
“Justificación es la recompensa de la fe
en la justicia de Cristo. Su justicia
imputada trae a cada ser, que le acepta a Él como a su Salvador personal, a
estar en conformidad con la voluntad de Dios. Su justicia va delante de él. Él va adelante en el camino
invitándonos a seguirle. Quien sigue
a Cristo debe vivir en obediencia a la ley de Dios. El pecado y la santidad no pueden unirse”
(Manuscript Releases, tomo 18, pág.96).
“A las almas que se vuelven a Él en busca
de amparo, Jesús las levanta sobre toda acusación y calumnia. Ningún hombre ni ángel maligno puede
incriminar a estas almas. Cristo
las une con su propia naturaleza divina y humana. Están al lado de
Aquel que lleva los pecados, en la luz procedente del trono de Dios” (El Ministerio de
Curación, pág. 60).
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