viernes, 13 de diciembre de 2013

24 | Conversación con los griegos


“¿Cómo iba Cristo a llevar a estas pobres almas adonde Satanás no pudiese ganar sobre ellas una victoria decisiva? ¿Cómo podría mostrarles que el mero profesar ser discípulos no los hacía discípulos, ni les aseguraba un lugar en su reino? ¿Cómo podría mostrarles que es el servicio amante y la verdadera humildad lo que constituye la verdadera grandeza? ¿Cómo habría de encender el amor en su corazón y habilitarlos para entender lo que anhelaba explicarles?” (Deseado Todas las Gentes, pág. 601).

CONEXIÓN CON ALMAS QUE BUSCAN A JESÚS
1.....¿Cuál era el deseo de algunos griegos que vinieron a adorar en la fiesta? ¿Existen hoy en día muchos que quieren encontrarse con Jesús y oír su mensaje?
Juan 12:20-22.- Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.
Cristo estaba acercándose a la consumación de su obra. El gran suceso que concernía no sólo a la nación judía, sino al mundo entero, estaba por acontecer. Cuando Cristo oyó la ferviente petición: ‘Querríamos ver a Jesús’, repercutió para él como un eco del clamor del mundo hambriento, su rostro se iluminó y dijo: ‘La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado. En la petición de los griegos vio una prenda de los resultados de su gran sacrificio.
“Así también estos griegos, representando a las naciones, a las tribus y a los pueblos del mundo, vinieron a ver a Jesús. Así también la gente de todas las tierras y de todas las edades iba a ser atraída por la cruz del Salvador. Y así ‘vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac y Jacob, en el reino de los cielos(Mateo 8:11)(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 575).

INTRODUCIENDO EL PLAN DE DIOS
2.....¿Qué dijo Jesús cuando introdujo el tema más importante al pueblo? ¿Qué es lo que vio en el interés de aquellos que vinieron a buscarle?
Juan 12:23.- Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.
Había llegado la hora de la glorificación de Cristo. Estaba en la sombra de la cruz, y la pregunta de los griegos le mostró que el sacrificio que estaba por hacer traería muchos hijos e hijas a Dios. Él sabía que los griegos le verían pronto en una situación que no podían soñarCristo sabía que su reino sería perfeccionado al hacer él esta propiciación por los pecados de los hombres, y que se extendería por todo el mundo. Él iba a obrar como Restaurador y su espíritu prevaleceríaEn estos extranjeros, vio la garantía de una gran siega, para cuando el muro de separación entre judíos y gentiles fuese derribado, y todas las naciones, lenguas y pueblos oyesen el mensaje de salvación. Expresó esta expectativa de la consumación de sus esperanzas en las palabras: ‘La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado’. Pero la manera en que debía realizarse esta glorificación no se apartaba nunca del pensar de Cristo. La reunión de los gentiles había de seguir a su muerte que se acercaba. Únicamente por su muerte podía salvarse el mundo. Como el grano de trigo, el Hijo de Dios debía ser arrojado en tierra y morir y ser sepultado; pero volvería a vivir(Deseado Todas las Gentes, pág. 576).

LA NECESIDAD DE LA MUERTE
3.....¿Qué le sigue a la muerte? ¿Qué ilustración de la naturaleza usó Jesús para describir los abundantes frutos que su muerte produciría?
Juan 12:24.- De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
Cristo presentó lo que le esperaba y lo ilustró por las cosas de la naturaleza, a fin de que los discípulos pudiesen comprenderlo. El verdadero resultado de su misión iba a ser alcanzado por su muerte. ‘De cierto, de cierto os digo —dijo—, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; más si muriere, mucho fruto lleva’. Cuando el grano de trigo cae en el suelo y muere, brota y lleva fruto. Así también la muerte de Cristo iba a resultar en frutos para el reino de Dios. De acuerdo con la ley del reino vegetal, la vida iba a ser el resultado de su muerte. “El grano de trigo que conserva su propia vida no puede producir fruto. Permanece solo. Cristo podía, si quería, salvarse de la muerte. Pero si lo hubiese hecho, habría tenido que permanecer solo. No podría haber conducido hijos e hijas a Dios. Únicamente por la entrega de su vida podía impartir vida a la humanidad. Únicamente cayendo al suelo para morir, podía llegar a ser la simiente de una vasta mies: la gran multitud que de toda nación, tribu, lengua y pueblo será redimida para Dios(El Deseado de Todas las Gentes, págs. 576, 577).

4.....De acuerdo con esta explicación, ¿cuál es el principio de la conservación? ¿Cuál es el resultado cuando se vive para uno mismo?
Juan 12:25.- El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
Pregunta para meditar: ¿Era sólo Jesús el que tenía que morir, o lo mismo debe suceder con nuestras tendencias pecaminosas?
Con esta verdad, Cristo relaciona la lección de sacrificio propio que todos deben aprender: ‘El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará’. Todos los que quieran producir frutos como colaboradores de Cristo deben caer primero en el suelo y morir. La vida debe ser echada en el surco de la necesidad del mundo. El amor y el interés propios deben perecer. La ley del sacrificio propio es la ley de la conservación. El labrador conserva su grano arrojándolo lejos. Así sucede en la vida humana. Dar es vivir. La vida que será preservada es la que se haya dado libremente en servicio a Dios y al hombre. Los que por amor a Cristo sacrifican su vida en este mundo, la conservarán para la eternidad. “La vida dedicada al yo es como el grano que se come. Desaparece, pero no hay aumento. Un hombre puede juntar para sí todo lo posible; puede vivir, pensar y hacer planes para sí; pero su vida pasa y no le queda nada. La ley del servicio propio es la ley de la destrucción propia(El Deseado de Todas las Gentes, págs. 577, 578).

SERVICIO Y DISCIPULADO
5.....¿Qué está implícito en el verdadero discipulado? ¿Es suficiente la comunión parcial? ¿Qué seguirá naturalmente al discipulado consagrado?
Juan 12:26.- Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
Si alguno me sirve —dijo Jesús—, sígame: y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará’. Todos los que han llevado con Jesús la cruz del sacrificio, compartirán con él su gloria. El gozo de Cristo, en su humillación y dolor, consistía en saber que sus discípulos serían glorificados con Él. Son el fruto de su sacrificio propio. El desarrollo de su propio carácter y espíritu en ellos es su recompensa, y será su gozo por toda la eternidad. Este gozo lo comparten ellos con Él a medida que el fruto de su trabajo y sacrificio se ve en otros corazones y vidas. Son colaboradores con Cristo, y el Padre los honrará como honra a su Hijo(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 578).

CONTEMPLANDO EL SACRIFICIO
6.....¿Qué carga abrumadora comenzó el Salvador a sentir en ese momento? ¿Solamente dónde podría encontrar ayuda para la prueba tan difícil que se aproximaba?
Juan 12:27.- Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora?
El mensaje dirigido a los griegos, al predecir la reunión de los gentiles, hizo recordar a Jesús toda su misión. La obra de la redención pasó delante de él, abarcando desde el tiempo en que el plan fue trazado en el cielo hasta su muerte, ahora tan cercana. Una nube misteriosa pareció rodear al Hijo de Dios. Su lobreguez fue sentida por los que estaban cerca de él. Quedó él arrobado en sus pensamientos. Por fin, rompió el silencio su voz entristecida que decía: Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora.’ Cristo estaba bebiendo anticipadamente la copa de amargura. Su humanidad rehuía la hora del desamparo cuando, según todas las apariencias, sería abandonado por Dios mismo, cuando todos le verían azotado, herido de Dios y abatido. Rehuía la exposición en público, el ser tratado como el peor de los criminales y una muerte ignominiosa. Un presentimiento de su conflicto con las potestades de las tinieblas, el peso de la espantosa carga de la transgresión humana y de la ira del Padre a causa del pecado, hicieron desmayar a Jesús, y la palidez de la muerte cubrió su rostro(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 578).

7.....¿De qué estaba Jesús plenamente consciente en el cumplimiento de Su misión? Él necesitaba la ayuda de su Padre, así que ¿cuánto más nosotros debemos pedir esa ayuda para hacer frente a nuestras pruebas y cumplir Su misión?
Juan 12:27, última parte.- Más para esto he llegado a esta hora.
Luego vino la sumisión divina a la voluntad de su Padre. ‘Por esto — dijo—, he venido en esta hora. Padre, glorifica tu nombre’. Únicamente por la muerte de Cristo podía ser derribado el reino de Satanás. Únicamente así podía ser redimido el hombre y Dios glorificado. Jesús consintió en la agonía, aceptó el sacrificio. El Rey del cielo consintió en sufrir como portador del pecado(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 579).

PARA MEDITAR
Hay quienes profesan santidad, quienes declaran que están completamente con el Señor, quienes pretenden tener derecho a las promesas de Dios, mientras rehúsan prestar obediencia a sus mandamientos. Dichos transgresores de la ley quieren recibir todas las cosas que fueron prometidas a los hijos de Dios; pero eso es presunción de su parte, por cuanto Juan nos dice ‘el que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Jesús dicehe guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor’. Juan 15:10. La obediencia es la prueba del discipulado. ‘No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21)(Gospel Workers [1892], págs. 226, 227).



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