“Existe sólo una verdadera religión, sólo un camino al cielo, sólo una luz para iluminar la senda a medida que los peregrinos avanzan de prisa. En tanto prosigamos en el conocimiento del Señor, reconoceremos a cada paso que Cristo es la ‘Luz del mundo’, que Él es ‘el Camino, la Verdad, y la Vida’; y veremos que la senda por la que nos pide que transitemos es ‘como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto’ (Prov. 4:18)” (Alza tus Ojos, pág. 231).
EL CAMINO
1. ¿Cómo se refirió Jesús acerca de sí mismo en
respuesta a una pregunta desus discípulos? Juan 14:6.
Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
“No hay
muchos caminos que llevan al cielo. No
puede cada uno escoger el suyo.Cristo dice: ‘Yo soy el camino.... Nadie
viene al Padre, sino por mí.’ Desde que
fue predicado el primer sermón evangélico, cuando en el Edén se declaró que
la simiente dela mujer aplastaría la cabeza de la serpiente, Cristo ha sido enaltecido como el
camino, la verdad y la vida. Él
era el camino cuando Adán vivía, cuando Abel ofreció a Dios la sangre del
cordero muerto, que representaba la sangre del Redentor. Cristo fue el camino por el cual los
patriarcas y los profetas fueron salvos. Él es el único camino por el cual podemos tener acceso a Dios”
(El Deseado de Todas las Gentes, pág.
618).
2.
¿Por qué es importante seguir este sendero
único? Hechos 4:12; 1 Timoteo2:5,
6.
Y en ningún otro hay salvación;
porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de
lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
“Dios se
acerca al hombre por medio de Jesucristo, el mediador, único medio por el cual perdona los pecados.
Dios no puede perdonar los pecados en menoscabo de su justicia, su santidad y su
verdad. Pero, perdona los pecados y lo hace plenamente. No hay pecados que no perdonará por medio del Señor Jesucristo.
Esta es la única esperanza del pecador,
y si descansa en ella con fe sincera,
puede estar seguro del perdón pleno y gratuito. Hay sólo un canal y éste es accesible a todos y por medio de este canal
el alma penitente y contrita recibe abundante perdón y hasta los pecados más
negros son lavados” (CBA,
tomo 7, pág. 912).
LA VERDAD
3.
¿Quién es el fundamento de toda verdad? Juan 14:6; 18:37; 1:14.
Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego,
eres tú rey? Respondió Jesús: Tú
dices que yo soy rey. Yo para esto he
nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.
Todo aquel que es de la verdad, oye
mi voz. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre
nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de
gracia y de verdad.
“Los que
pretenden ser amantes de la verdad tienen los medios para ser mansos y humildes
de corazón, como fue el gran Maestro. Los que han estado trabajando diligentemente en las minas de la Palabra
de Dios y han descubierto el
precioso mineral en las ricas vetas de verdad, en los divinos misterios
que han estado ocultos durante siglos, ensalzarán al
Señor Jesús, la Fuente de toda verdad, revelando en sus caracteres el
poder santificador de lo que creen. Jesús
y su gracia deben ser entronizados en el santuario más íntimo del alma.
Entonces Él será revelado en
palabras, en oración, en exhortación, en la presentación de la sagrada verdad,
pues éste es el gran secreto del éxito espiritual” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 473, 474).
4. ¿Quién nos puede instruir y guiar para
permanecer en la verdad? Juan15:26;
16:13; 1 Juan 5:6.
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede
del Padre, él dará testimonio acerca de mí Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;
porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y
os hará saber las cosas que habrán de venir.Este es Jesucristo, que vino
mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio;
porque el Espíritu es la verdad.
“El
Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador. Es su oficio presentar a
Cristo, la pureza de su justicia y la gran salvación que tenemos por Él.
Jesús dice: Él ‘tomará de lo mío, y os lo anunciará’ (S. Juan 16:14). El Espíritu de verdad es el único
maestro eficaz de la verdad divina. ¡Cuánto no estimará Dios a la raza humana, siendo que dio a su Hijo para
que muriese por ella y manda su Espíritu para que sea el maestro y continuo
guía del hombre!” (El
Camino a Cristo, pág. 91).
“‘Cuando Él
[el Espíritu de verdad] viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia,y
de juicio.’ La predicación de la palabra sería inútil sin la continua
presencia y ayuda del Espíritu Santo.
Este es el único maestro eficaz de la verdad divina. Únicamente cuando la verdad vaya al corazón acompañada por el
Espíritu vivificará la conciencia o transformará la vida” (DTG, pág. 625).
5. Cuando Jesús, la Verdad, mora en el
cristiano, ¿cómo se revela? Efesios
5:9;1 Juan 3:18, 19.
Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad.Hijitos míos,
no amemos de palabra ni de lengua,
sino de hecho y en verdad. Y en
esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones
delante de él.
“Cuando
la verdad de Dios sea un principio permanente en el corazón, se asemejará a una
fuente viva. Pueden hacerse tentativas para reprimirla, pero brotará en
otro lugar; si está allí no puede ser reprimida. Cuando la verdad está en el corazón es un manantial de vida” (Joyas de los Testimonios, tomo 2,
pág. 242).
LA VIDA
6.
¿En quién se encuentra, también, la preciosa
energía de la vida? Juan
1:1-4;5:26; 1 Juan 5:11.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y
el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha
sido hecho, fue hecho. En
él estaba la vida, y la vida era
la luz de los hombres. Porque como
el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en
sí mismo. Y este es el testimonio: que Dios
nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
“‘En Él
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:4). No se especifica aquí la vida física, sino
la inmortalidad, la vida que es exclusivamente la propiedad de Dios. El
Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, tenía esta vida. La vida física es algo que recibe cada individuo. No es eterna ni inmortal, pues la toma de nuevo Dios, el Dador de la
vida. El hombre no tiene dominio
sobre su vida. Pero la vida de Cristo
no era prestada. Nadie podía quitársela. ‘Yo de mí mismo la pongo’ (Juan
10:18), dijo Él. En Él estaba la vida,
original, no prestada, no derivada. Esa vida no es inherente en el hombre.Puede poseerla sólo mediante Cristo. No puede ganarla; le es dada como un don gratuito si cree en Cristo como
su Salvador personal. ‘Esta es la
vida eterna: que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado’ (Juan
17:3). Esta es la fuente de vida abierta para el mundo” (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 348, 349).
“Jesús
declaró: ‘Yo soy la resurrección y la vida.’ En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra.
‘El que tiene al Hijo tiene la vida.’ La
divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna” (La Fe por la Cual Vivo, pág. 189).
7.
Cuando el Príncipe celestial entregó su vida
por los pecadores, ¿la iba aperder? ¿Cuál es el don gratuito de Dios para el
pecador arrepentido? Juan 10:17,
18; 20:31; Romanos 6:23.
NO. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la
quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.
Este mandamiento recibí de mi Padre. Pero éstas se han escrito para que
creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo
de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
“Cuando la
voz del poderoso ángel fue oída junto a la tumba de Cristo, diciendo: ‘Tu Padre te llama,’ el Salvador salió de
la tumba por la vida que había en Él.Quedó probada la verdad de sus palabras:
‘Yo pongo mi vida, para volverla a
tomar.... Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.’…
“Para el
creyente, Cristo es la resurrección y la vida. En nuestro Salvador, la vida que se había perdido por el pecado es
restaurada; porque Él tiene vida
en sí mismo para vivificara quienes Él quiera. Está investido con el derecho de dar la inmortalidad.La vida que Él
depuso en la humanidad, la vuelve a tomar y la da a la humanidad…“La
vida está oculta con Cristo en Dios y ‘cuando Cristo, vuestra vida, se
manifestare, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs.
729-731).
MEDITACIÓN
“Más vanos son los sueños de progreso de los
hombres, vanos todos sus esfuerzospor elevar a la humanidad, si menosprecian la
única fuente de esperanza y amparo para laraza caída. ‘Toda dádiva buena y todo don perfecto’ (Santiago 1:17) es de Dios. No hayverdadera excelencia de carácter
fuera de Él. Y el único camino
para ir a Dios es Cristo, quien dice: ‘Yo soy el Camino, y la Verdad, y la
Vida; nadie viene al Padre sino por mí’ (S.Juan 14:6)” (El Camino a Cristo, pág. 19).
ESTUDIO PERSONAL
“El
Consolador es llamado el ‘Espíritu de verdad.’ Su obra consiste en definir y mantenerla verdad. Primero mora en el
corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay
consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo
en la mentira. Por medio de falsas
teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar
normas falsas, tuerce el carácter. Por
medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en
el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de
verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus
escogidos” (El Deseado de Todas las
Gentes, págs. 624, 625).
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