“Mas el príncipe del rey de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme; y quedé allí con los reyes de Persia” Daniel 10:13.
LA APARIENCIA DE UN SER GLORIOSO Y PODEROSO
1. ¿Qué experimentaron los judíos después que recibieron permiso del rey Ciro para regresar a Jerusalén en el 536 a. C. y comenzar con la restauración? ¿Qué pensaba el profeta Daniel sobre esto? Esdras 3:8; 4:4, 5; Daniel 10:1.
En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová. Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia. En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.
“Cuando el templo de Jerusalén fue reconstruido en los días de Esdras, los samaritanos quisieron contribuir a su erección juntamente con los judíos. Este privilegio les fue negado, y esto suscitó una amarga animosidad entre los dos pueblos. Los samaritanos edificaron un templo rival sobre el monte Gerizim. Allí adoraban de acuerdo con el ritual mosaico, aunque no renunciaron completamente a la idolatría” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 159).
“Este versículo [Daniel 10:1] introduce la última visión del profeta Daniel que haya sido registrada, pues la instrucción que le fue impartida en esta ocasión continúa en Daniel 11 y 12” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, págs. 157-160).
2. ¿Qué experimentó el profeta? ¿Dónde encontramos una descripción similar? ¿Quién era? Daniel 10:4-6; Apocalipsis 1:13-15.
(VISION). Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
“Nada menos que un personaje como el Hijo de Dios se apareció a Daniel. Esta descripción es similar a la que presenta Juan cuando Cristo se le reveló en la isla de Patmos. Ahora viene nuestro Señor con otro mensajero celestial para enseñarle a Daniel lo que sucedería en los últimos días. Este conocimiento le fue dado a Daniel y ha sido registrado por la Inspiración para nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos (The Review and Herald, 8 de febrero, 1881)” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 1195).
3. ¿Qué efecto tuvo esta revelación sobre Daniel? ¿Qué más pasó entonces y quién lo levantó? Daniel 10:7-12.
Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
“Después que Daniel hubo caído ante la majestuosa aparición de Cristo, el ángel Gabriel, quien es obviamente el que habla en los vers. 11-13, puso su mano sobre él para infundirle seguridad y confianza. Le dijo a Daniel que era hombre muy amado. ¡Admirable declaración! ¡Un miembro de la familia humana, de nuestra misma raza, amado, no simplemente en el sentido general en que Dios amó al mundo entero cuando dio a su Hijo para que muriese a favor de la humanidad, sino amado como individuo, y amado en gran manera! Bien pudo infundir confianza al profeta una declaración tal. Le dice, además, el ángel, que ha venido con el propósito de conversar con él, y desea poner su ánimo en condición de comprender sus palabras. Así alentado, el profeta santo y amado seguía, sin embargo, temblando delante del ángel” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 185).
ÁNGELES MALIGNOS OBSTACULIZAN LA OBRA
4. ¿Por qué Daniel no recibió una respuesta durante tres semanas de ferviente oración y súplica? ¿Quién más habló de tal Príncipe? Daniel 10:13, primera parte; Efesios 6:11, 12.
Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
“Mientras Satanás estaba procurando influir en las más altas potestades del reino de Medo - Persia para que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obraban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la controversia. Por intermedio del profeta Daniel se nos permite vislumbrar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del mal. Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro; y antes que terminara la contienda, Cristo mismo acudió en auxilio de Gabriel;…” (Profetas y Reyes, pág. 420).
5. ¿Recién cuándo se obtuvo la victoria en esta batalla entre los ángeles buenos y los malvados? ¿Qué más se le mostró a Daniel? Daniel 10:13, última parte, 14.
He aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.
“...y antes que terminara la contienda, Cristo mismo acudió en auxilio de Gabriel… Todo lo que podía hacer el cielo en favor del pueblo de Dios fue hecho. Se obtuvo finalmente la victoria;…” (Profetas y Reyes, págs. 419, 420).
“Por esto comprendemos que los instrumentos celestiales tienen que luchar con obstáculos antes de que a su tiempo se cumpla el propósito de Dios. El rey de Persia estaba dominado por el más poderoso de todos los ángeles malos. Como Faraón, rehusaba obedecer la palabra del Señor. Gabriel declaró: Se me opuso durante veintiún días mediante sus acusaciones contra los judíos. Pero Miguel vino en su ayuda, y entonces permaneció con los reyes de Persia, manteniendo dominados los poderes, dando buenos consejos en oposición a los malos consejos. Los ángeles buenos y malos tienen una parte en los planes de Dios para su reino terrenal. El propósito de Dios es llevar adelante su obra dentro de pautas correctas, mediante formas que redunden para su gloria. Pero Satanás siempre procura contrarrestar el propósito de Dios. Los siervos de Dios pueden hacer adelantar su obra sólo si se humillan delante del Señor. Nunca deben depender para el éxito de sus propios esfuerzos ni de una exhibición ostentosa (Carta 201, 1899)” (C. Bíblico Adventista, tomo 7-A, pág. 183).
FUERZA Y LUZ IMPARTIDAS
6. ¿Qué sucedió nuevamente? ¿Desistieron finalmente Satanás y sus ángeles? Daniel 10:15-21.
Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a tí? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.
“El profeta queda al fin fortalecido para oír toda la comunicación que el ángel tiene que impartirle. Gabriel dice: ‘¿Sabes por qué he venido a ti?’ ¿Entiendes mi propósito como para no temer ya? Le anuncia luego su intención de volver a luchar con el rey de Persia tan pronto como termine su comunicación” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 188).
7. ¿A quién más puso resistencia el maligno en ese tiempo? ¿Qué obra de los poderes del mal se describe como precediendo la venida de Cristo? Zacarías 3:1-5; Apocalipsis 16:14.
Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.
“Entonces el Señor le envió mensajes de aliento, declarando que le libraría del cautiverio y le devolvería su favor. Esto era lo que Satanás quería resueltamente impedir. Un remanente de Israel había vuelto ya a su patria, y Satanás estaba tratando de inducir a las naciones paganas, que eran sus agentes, a destruirlo completamente.
“Mientras Josué suplica humildemente que Dios cumpla sus promesas, Satanás se levanta osadamente para resistirle. Señala las transgresiones de los hijos de Israel como razón por la cual no se les podía devolver el favor de Dios. Los pide como su presa y exige que le sean entregados para ser destruidos….
“Si el velo que separa el mundo visible del invisible pudiese alzarse, y los hijos de Dios pudiesen contemplar la gran controversia que se riñe entre Cristo y los ángeles santos y Satanás y sus huestes perversas a propósito de la redención del hombre; si pudiesen comprender la admirable obra de Dios para rescatar las almas de la servidumbre del pecado, y el constante ejercicio de su poder para protegerlas de la malicia del maligno, estarían mejor preparados para resistir los designios de Satanás” (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 171).
ESTUDIO PERSONAL
“En esta ocasión visitó a Daniel un ser majestuoso. La descripción que de él se da aquí es comparable a la que se hace de Cristo en Apocalipsis 1:14-16. Además, como la aparición tuvo sobre Daniel un efecto similar al que experimentaron Pablo y sus compañeros cuando el Señor se les presentó en el camino a Damasco (Hechos 9:1-7), deducimos que fue Cristo mismo quien apareció a Daniel. En el vers. 13 se nos comunica que Miguel vino a asistir a Gabriel para influir en el rey de Persia. ¡Cuán natural era, pues, que se manifestase a Daniel en esa ocasión!” (Uriah Smith, Las Profecías de Daniel y el Apocalipsis, pág. 184).
“La luz que Daniel recibió directamente de Dios le fue dada especialmente para estos últimos días. Las visiones que tuvo a orillas del Ulai y del Hidekel, los grandes ríos de Sinar, ahora están en el proceso de su cumplimiento, y pronto habrán sucedido todos los acontecimientos predichos (Carta 57, 1896)” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 1189).
Lección 25 - Guerra en el Mundo Invisible
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