Qué fácil es recordar
un momento alegre y
feliz,
y qué difícil es
olvidar
un momento triste o
desliz.
Pero pienso y
recapacito,
pues hoy es un día
santo,
y por lo tanto de
mucha alegría,
que hay que vencer el
quebranto
y expresar nuestra
mejor melodía.
También me pongo a
meditar,
y me pregunto el Porqué
de tan dura tribulación
si tengo el tiempo
para orar
y vencer así, esta
infausta situación.
Confieso que: Si no habría
mi corazón
para exteriorizar mi
triste amargura,
quizá hubiese perdido
la razón
o pasar a ser
pesimista y sin cordura.
Y es por eso, que hoy
me aferro
a ese amor puro,
santo
y sin mancha de un Salvador,
prometiendo no más
dudar y ser un líder triunfador.
Reconozco que el
egoísmo me dominó
y que me deje llevar
por la emoción,
al pensar que todo
terminó,
y que abandonar mi
Iglesia sería la solución.
Ahora a manera de
plegaria,
pido a mi apreciada
hermandad,
que oremos todos para
estar en alegría,
para dejar este
pesimismo, cual enfermedad.
Y a la querida
Juventud, con emoción,
les expreso que les
llevo en mi corazón,
y mientras tenga
fuerzas les ayudaré,
y por todos
continuamente oraré.
Amén
(Guillermo Castillo
Gallardo)
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