“Dios
es el Padre de Cristo; Cristo es
el Hijo de Dios. A Cristo ha
sido dada una posición exaltada. Ha
sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para
su Hijo” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266).
SU PREEXISTENCIA
1. ¿Dónde
encontramos testimonios en las Escrituras relacionados con la preexistencia del
Hijo de Dios? Juan 1:1, 2;
Miqueas 5:2; Colosenses 1:16.
En el
principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar
entre las familias de Judá, de ti me
saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el
principio, desde los días de la eternidad. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
“Cristo es el Hijo de Dios preexistente y
existente por sí mismo... Al hablar de esta preexistencia, Cristo hace
retroceder la mente hacia las edades sin
fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando Él no haya estado en estrecha
relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese
momento había estado junto a Dios” (El Evangelismo, pág. 446).
“Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios,
era uno solo con el Padre eterno, uno
solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de
Dios. ‘Y llamaráse su nombre
Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre
eterno, Príncipe de paz’ ‘sus
salidas son desde el principio, desde
los días del siglo’ (Isa. 9:6; Miq. 5:2)” (Patriarcas y Profetas, pág. 12).
2. ¿Qué declaraciones confirman que Jesús es Hijo
de Dios? Lucas 3:22; Salmo
2:7; Hebreos 1:5.
Y descendió el
Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz
del cielo que decía: Tú eres mi
Hijo amado; en ti tengo complacencia. Yo publicaré el decreto; Jehová
me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo
te engendré hoy. Porque ¿a cuál
de los ángeles dijo Dios jamás: Mi
Hijo eres tú, Yo te he
engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí
hijo?
“Las Escrituras indican claramente la
relación que hay entre Dios y Cristo, y hacen resaltar muy claramente
la personalidad individual de cada uno. “‘Dios,
habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo,... el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su
sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia,
habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en
las alturas, hecho tanto más
excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre
que ellos. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, hoy
yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré a Él Padre, y Él me será a mí hijo?’ (Hebreos 1:1-5)” (Joyas de los Testimonios, tomo
3, pág. 266).
UN DON INCALCULABLE
3. ¿Cómo expresó Dios su amor supremo por la
raza humana caída? Juan 3:16;
1 Juan 4:9, 10, 14.
Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna. En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a su Hijo
unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros, y envió
a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Y nosotros hemos
visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
“Tenemos
todo lo que pudiéramos pedir para inspirarnos fe y confianza en Dios. En las cortes terrenales, cuando un rey
quiere dar la máxima garantía que asegure su veracidad, da a su hijo como rehén,
para ser rescatado cuando se cumpla la
promesa del rey. Y he aquí, qué prenda de la fidelidad del Padre, porque
cuando quiso asegurar a los hombres de la inmutabilidad de su consejo, dio a su unigénito Hijo para que viniera
a la tierra y tomara la naturaleza humana, no sólo por los cortos años de vida, sino para retener esa naturaleza en las cortes celestiales como garantía eterna de la fidelidad de
Dios. ¡Oh, la profundidad de las riquezas tanto de la sabiduría como
del amor de Dios! ‘Mirad cuál amor nos
ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios’ (1 Juan 3:1)” (Mensajes
Selectos, tomo 1, pág. 302).
EL ENEMIGO DEL HIJO DE DIOS
4. Así como
Satanás no aceptó la autoridad del Hijo de Dios en el cielo, ¿cómo continuó su
lucha contra Cristo en la tierra y por qué? Mateo 4:3, 6.
Y vino a él el
tentador, y le dijo: Si eres Hijo
de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo;
porque escrito está: A sus
ángeles mandará acerca de ti, y, En sus
manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
“Pero luego
se llenó del orgullo de su propia
gloria. Volvió a su deseo de
supremacía, y nuevamente dio
cabida a su envidia hacia Cristo.… ¿Por qué –se preguntaba el poderoso ángel– debe Cristo tener la
supremacía? ¿Por qué se le honra más que a mí?” (Patriarcas y Profetas, pág. 16).
“Si la confianza de Cristo en Dios podía
ser quebrantada, Satanás sabía
que obtendría la victoria en todo el conflicto. Vencería a Jesús. Esperaba que bajo el imperio de la
desesperación y el hambre extrema, Cristo perdería la fe en su Padre, y
obraría un milagro en su propio favor.
Si lo hubiera hecho habría malogrado el plan de salvación” (El Deseado de Todas las Gentes,
pág. 94).
EL HIJO DE DIOS EN LA TIERRA
5. ¿En qué ocasiones reveló Dios su parentesco
con Cristo? Mateo 3:16, 17;
17:5.
Y Jesús, después
que fue bautizado, subió luego del
agua; y he aquí cielos le fueron
abiertos, y vio al Espíritu de
Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube,
que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
“En ocasión del bautismo y de la
transiguración, se había oído la voz de Dios proclamar a Cristo como su Hijo…
“Entre la vasta muchedumbre que estaba congregada a orillas del Jordán, pocos,
además de Juan, discernieron la visión celestial. Sin embargo, la solemnidad de la presencia divina
embargó la asamblea. El pueblo se
quedó mirando silenciosamente a Cristo. Su persona estaba bañada de la luz que rodea siempre el trono de Dios.
Su rostro dirigido hacia arriba
estaba glorificado como nunca antes habían visto ningún rostro humano.
De los cielos abiertos, se oyó una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.’
“Estas palabras de confirmación fueron dadas
para inspirar fe a aquellos que presenciaban la escena, y fortalecer al Salvador para su misión.
A pesar de que los pecados de un mundo
culpable pesaban sobre Cristo, a pesar de la humillación que implicaba el tomar sobre sí nuestra naturaleza caída,
la voz del cielo lo declaró Hijo del Eterno” (DTG, págs. 696, 86, 87).
6. ¿A quién le fue dado conocer y creer que
Jesús era el Hijo de Dios? Juan
1:49; Mateo 16:15-17; 14:33.
Respondió Natanael
y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. El
les dijo: Y vosotros, ¿quién
decís que soy yo? Respondiendo Simón
Pedro, dijo: Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Entonces
los que estaban en la barca vinieron y
le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
“Jesús hizo entonces una segunda pregunta
relacionada con los discípulos mismos: ‘Y vosotros,
¿quién decís que soy?’ Pedro
respondió: ‘Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente.’ “Desde el principio, Pedro
había creído que Jesús era el Mesías.… Él no esperó que los honores regios coronasen a su Señor, sino que le aceptó en su humillación.… “La verdad que Pedro había confesado es el fundamento
de la fe del creyente. Es lo que Cristo mismo ha declarado ser, vida
eterna” (DTG, págs. 379, 380).
CONDENADO A MUERTE
7. Habiéndose declarado a sí mismo Hijo de Dios,
¿qué le esperaba a Jesús? Mateo
26:63, 64; Juan 10:36; 19:7.
Más Jesús callaba.
Entonces el sumo sacerdote le dijo:
Te conjuro por el Dios viviente, que nos
digas si eres tú el Cristo, el
Hijo de Dios. Jesús le
dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al
Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
¿Al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas,
porque dije: Hijo de Dios soy? Los judíos
le respondieron: Nosotros tenemos
una ley, y según nuestra ley debe
morir, porque se hizo a sí mismo
Hijo de Dios.
“Cristo no podía callar ante esta demanda.
Había tiempo en que debía callar, y
tiempo en que debía hablar. No
habló hasta que se le interrogó directamente. Sabía que el contestar ahora aseguraría su muerte” (El
Deseado de Todas las Gentes, pág. 653).
“Y así, por la tercera condena de las autoridades
judías, Jesús había de morir” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 661).
“El enemigo esperaba que tanta burla y
violencia arrancara del Hijo de Dios alguna queja o murmuración; o que manifestara su poder divino y se
librara de la multitud y que de esa manera fracasara el plan de
salvación” (La Historia de la Redención, pág. 220).
MEDITACIÓN
“Los que con irrisión dijeron: ‘Confió en Dios: líbrele
ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios,’ no pensaron que su
testimonio repercutiría a través de los siglos. Pero aunque fueron dichas en
son de burla, estas palabras indujeron a los hombres a escudriñar las
Escrituras como nunca lo habían hecho antes. Hombres sabios oyeron, escudriñaron,
reflexionaron y oraron. Hubo quienes no descansaron hasta que, por la
comparación de un pasaje de la Escritura con otro, vieron el significado de la
misión de Cristo. Nunca antes hubo un conocimiento tan general de Jesús como
una vez que fue colgado de la cruz. En el corazón de muchos de aquellos que
presenciaron la crucifixión y oyeron las palabras de Cristo resplandeció la luz
de la verdad” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 696, 697).
ESTUDIO PERSONAL
· 2 Pedro
1:16-18
· Juan
12:28-30; 11:27; 5:36, 37
“Era
igual a Dios, infinito y omnipotente… Es el Hijo eterno y existente por sí
mismo” (El Evangelismo, pág. 446).
“El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de
todos los seres celestiales. ‘Porque por Él fueron criadas todas las cosas,…
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado
por Él y para Él’ (Col. 1:16)” (Patriarcas y Profetas, pág. 12).
01 | El hijo de Dios
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