viernes, 22 de marzo de 2019

Lección 12 | Espiritualidad y Entrada al Reino


Jesús declaró positivamente que a menos que un hombre nazca de nuevo, no puede discernir el reino que Cristo vino a establecer en la tierra....
“Debe haber un nuevo nacimiento, una nueva mente a través de la operación del Espíritu de Dios, que purifica la vida y ennoblece el carácter. Esta conexión con Dios capacita al hombre para el glorioso reino de los cielos(Spirit of Prophecy, tomo 2, pág. 132).

ESTABLECIDO EN EL CORAZÓN
1.....¿Qué le preguntaron los fariseos a Jesús en una ocasión? ¿Qué reveló su respuesta?
Lucas 17:20.- Los fariseos preguntaron a Jesús, cuándo había de venir el reino de Dios. Y él respondió: El reino de Dios no vendrá con manifestación exterior.
“Algunos de los fariseos habían venido a Jesús y le habían preguntado ‘cuándo había de venir el reino de Dios.’ Habían pasado más de tres años desde que Juan el Bautista diera el mensaje que a manera de toque de trompeta había repercutido por el país: ‘Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado.’ Y sin embargo los fariseos no veían señal alguna del establecimiento del reino. Muchos de aquellos que habían rechazado a Juan y que a cada paso se habían opuesto a Jesús, estaban insinuando que su misión había fracasado(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 467).

2.....¿Está establecido el trono o la sede del reino celestial en Jerusalén o en algún otro lugar geográfico de la tierra, como imaginaron los judíos? ¿Dónde está el reino de Dios?
Lucas 17:20, segunda parte, 21.- (20) El reino de Dios no vendrá con manifestación exterior. (21) Ni dirán: ‘Aquí está, o allí’, porque el reino de Dios está entre vosotros ya.
Jesús contestó: ‘El reino de Dios no vendrá con advertencia [manifestación exterior, V.M.] ni dirán: Helo aquí, o helo allí: porque he aquí el reino de Dios entre vosotros está.’ El reino de Dios principia en el corazón. No busquéis aquí o allí manifestaciones de poder terrenal que señalen su comienzo.
El reino de Dios viene sin manifestación exterior. El Evangelio de la gracia de Dios, con su espíritu de abnegación, no puede nunca estar en armonía con el espíritu del mundo. Los dos principios son antagónicos. ‘Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente’” (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 467, 470).

3.....¿Podemos imaginar que el reino celestial está reservado para alguna casta o aristocracia en particular?
Gálatas 3:26-29.- (26) Así, todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; (27) porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. (28) Ya no hay judío ni griego, ni siervo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (29) Y ya que sois de Cristo, de cierto sois descendientes de Abrahán, y conforme a la promesa, herederos.
“Así Cristo trataba de enseñar a sus discípulos la verdad de que en el reino de Dios no hay fronteras nacionales, ni castas, ni aristocracia; que ellos debían ir a todas las naciones, llevándoles el mensaje del amor del Salvador. Pero sólo más tarde comprendieron ellos en toda su plenitud que Dios ‘de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos; para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros’ Hechos 17:26, 27” (Hechos de los Apóstoles, pág. 17).

LA JUSTICIA DIVINA
4.....¿Puede suponerse que se entrará en el reino del Señor sobre la base de la propia bondad? ¿Qué justicia, solo, entrará allí?
Mateo 5:20.- Porque os digo, que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
“Los hombres pueden profesar creer en la verdad; pero esto no los hace sinceros, bondadosos, pacientes y tolerantes, ni les da aspiraciones celestiales; es una maldición para sus poseedores, y por la influencia de ellos es una maldición para el mundo.
La justicia que Cristo enseñaba es la conformidad del corazón y de la vida a la voluntad revelada de Dios. Los hombres pecaminosos pueden llegar a ser justos únicamente al tener fe en Dios y mantener una relación vital con él. Entonces la verdadera piedad elevará los pensamientos y ennoblecerá la vida. Entonces las formas externas de la religión armonizarán con la pureza interna del cristiano. Entonces las ceremonias requeridas en el servicio de Dios no serán ritos sin significado como los de los hipócritas fariseos(El Deseado de Todas las Gentes, pág. 276).

5.....¿Qué más enseñó el Señor acerca de la entrada al reino celestial? ¿Qué profunda experiencia harán todos los que forman parte de este lugar sagrado?
Juan 3:3, 5.- (3) Jesús respondió: Te aseguro: El que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.... (5) Respondió Jesús: Te aseguro: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
“¿Alguna vez en tu vida has sido verdaderamente convertido? ¿Has nacido de nuevo? Si no lo has hecho, entonces es hora de que obtengas la experiencia que Cristo recomendó a uno de los principales gobernantes que debía tener. ‘Debes nacer de nuevo’, dijo. ‘Excepto que un hombre nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.’ Es decir, no puede discernir los requisitos esenciales para tener una parte en este reino espiritual. ‘No te maravilles que te dije: Debes nacer de nuevo’ Juan 3:3, 7. Si abres tu mente a la entrada de la palabra de Dios, con la determinación de practicarla, la luz vendrá; porque la palabra da entendimiento a los simples” (Fundamentals of Christian Education, pág. 459).

ESPÍRITU DIVINO
6.....¿Cuál será el espíritu de todos los que reciben entrada libre al reino de los cielos? ¿Qué significa?
Mateo 5:3.- Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
“Refiriéndose a los pobres de espíritu, Jesús dice: ‘De ellos es el reino de Dios’. Dicho reino no es, como habían esperado los oyentes de Cristo, un gobierno temporal y terrenal. Cristo abría ante los hombres las puertas del reino espiritual de su amor, su gracia y su justicia. El estandarte del reino del Mesías se diferencia de otras enseñas, porque nos revela la semejanza espiritual del Hijo del hombre. Sus súbditos son los pobres de espíritu, los mansos y los que padecen persecución por causa de la justicia. De ellos es el reino de los cielos. Si bien aún no ha terminado, en ellos se ha iniciado la obra que los hará ‘aptos para participar de la herencia de los santos en luz’.
“Todos los que sienten la absoluta pobreza del alma, que saben que en sí mismos no hay nada bueno, pueden hallar justicia y fuerza recurriendo a Jesús. Dice él: ‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados’. Nos invita a cambiar nuestra pobreza por las riquezas de su gracia. No merecemos el amor de Dios, pero Cristo, nuestro fiador, es sobremanera digno y capaz de salvar a todos los que vengan a él. No importa cuál haya sido la experiencia del pasado ni cuán desalentadoras sean las circunstancias del presente, si acudimos a Cristo en nuestra condición actualdébiles, sin fuerza, desesperados—, nuestro compasivo Salvador saldrá a recibirnos mucho antes de que lleguemos, y nos rodeará con sus brazos amantes y con la capa de su propia justicia(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 13).

7.....¿Cómo se confirma esta realidad en los escritos apostólicos? ¿Cuándo se abrirán las puertas del reino de la salvación?
2 Pedro 1:5-11.- (5) Por esa razón, poned la mayor diligencia en agregar a vuestra fe, virtud; (6) a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; (7) a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. (8) Porque si estas virtudes están en vosotros, y abundan, no os dejarán ociosos, ni sin fruto en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (9) El que carece de ellas, es corto de vista y ciego, y ha olvidado que ha sido purificado de sus antiguos pecados. (10) Por lo cual, hermanos, procurad tanto más afirmar vuestra vocación y elección; porque al hacer esto, no caeréis jamás. (11) De esta manera os será concedida amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
“Aquí está la condición de la única elección de salvación en la Palabra de Dios. Debemos ser partícipes de la naturaleza divina, ‘habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo a través de la lujuria’ 2 Pedro 1:4. Hemos de añadir gracia a la gracia, y la promesa es: ‘Si hacéis estas cosas, no caeréis jamás’; porque así os servirá de entrada abundantemente en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo(Manuscrito 57, 1900).
“Os señalamos la escalera que desciende hasta la tierra, y que llega hasta la ciudad de Dios. Afirmad vuestros pies en la escalera. Olvidad vuestros pecados. Ascended paso a paso y llegaréis hasta Dios, que está arriba de la escalera, y a la santa ciudad de Dios....
“Cuando se han dado todos los pasos sucesivos, cuando las gracias se han agregado una tras otra, la gracia que corona a todas las demás es el perfecto amor de Dios—el supremo amor a Dios y a nuestros semejantes. Y entonces tendremos una amplia entrada al reino de Dios(Nuestra Elevada Vocación, pág. 77).

ESTUDIO ADICIONAL
“En el sermón del monte, [Cristo] trató de deshacer la obra que había sido hecha por una falsa educación, y de dar a sus oyentes un concepto correcto de su reino y de su propio carácter. Sin embargo, no atacó directamente los errores de la gente. Vió la miseria del mundo por causa del pecado, aunque no delineó demasiado vívidamente la miseria de ellos. Les enseñó algo infinitamente mejor de lo que habían conocido antes. Sin combatir sus ideas acerca del reino de Dios, les habló de las condiciones de entrada en él, dejándoles sacar sus propias conclusiones en cuanto a su naturaleza. Las verdades que enseñó no son menos importantes para nosotros que para la multitud que le seguía. No necesitamos menos que dicha multitud conocer los principios fundamentales del reino de Dios” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 266).




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