I
Creemos que la
Biblia es la Palabra de Dios y
que Él mismo es el Autor, habiéndonos revelado su voluntad en el Antiguo y el
Nuevo Testamento. Son inspiradas directamente por Dios. En la Biblia se
nos muestra el conocimiento necesario y el camino para la salvación de nuestra
alma. Las Sagradas Escrituras, como la verdadera y completa revelación de Dios,
son la única regla infalible de nuestra fe.
Base
Bíblica: 1 Tesalonicenses 2:13; Salmo 119:105; Jeremías 15:16. / 2 Pedro
1:19-21; 2 Timoteo 3:15-17.
II
Creemos en un Dios
eterno, omnipotente, omnipresente y omnisapiente. Él es el
Creador, Gobernante y Sustentador de todo el universo. Creemos que “Dios es Espíritu” y un Ser
personal. A través de la creación del ser humano según “su imagen” se reveló como
un Dios personal. La fe en Cristo es el único camino por medio del cual
podemos llegar a Dios.
Base
Bíblica: Génesis 17:1; Salmos 90:1, 2; 91:1, 2; 139:1-12; Isaías 44:6;
45:5, 6, 18; 1 Timoteo 6:16. / Juan 4:24. / Génesis 1:26, 27; Daniel 7:9,
10. / Hebreos 11:6.
III
Creemos que Jesucristo es
el Hijo de Dios; es la imagen misma de su Padre. Creemos que Jesucristo ya existía en
forma de Dios en el cielo, antes de venir a la tierra. Por medio de Él creó
Dios todas las cosas. “Como ser personal, Dios se ha revelado en su Hijo.
Jesús, el resplandor de la gloria del Padre, ‘y la misma imagen de su
sustancia’. Mediante su encarnación, crucifixión y resurrección, Jesús se
reveló como el Salvador. Es el único Mediador entre Dios y la humanidad caída.
Su vida es un ejemplo singular para toda la humanidad y especialmente para todos
sus seguidores. Es hoy nuestro Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo del
santuario celestial, y realiza la obra final de reconciliación.
Base
Bíblica: Hebreos 1:1-3, 8; Colosenses 1:15; 2:9; 1 Timoteo 3:16. / Juan
1:1, 2; Filipenses 2:5, 6; Colosenses 2:9; Juan 1:14; Miqueas 5:2. / Juan
1:1-3; Colosenses 1:16, 17. / Hechos 4:12; Filipenses 2:5-8; 1 Timoteo 2:5, 6;
Hebreos 2:17; 1 Pedro 2:21; Deuteronomio 18:15; Juan 18:37. / Hebreos 8:1, 2;
7:24, 25; 4:15, 16; 9:24-26.
IV
Creemos que el Espíritu Santo se encontró en
acción desde el principio, y se encuentra constantemente en acción en la
salvación. La Biblia nos informa ya en sus primeras páginas sobre su actuación
en los corazones de los seres humanos. Creemos que el Espíritu Santo es el
representante de Cristo en la tierra. Él convence de pecado,
lleva al arrepentimiento y a la conversión. Renueva y transforma al ser humano.
Además, guía a la verdad, lleva al conocimiento de la voluntad divina, y da
fuerza para la obediencia y la victoria sobre el pecado.
Base
Bíblica: Génesis 1:2; Salmo 51:11; Isaías 63:10, 11. / Génesis 6:3 /
Juan 3:5, 6; 14:16, 17; 16:13.
V
Creemos que Dios,
en el sexto día de la creación, creó al hombre a su imagen, perfecto y
con libre albedrío. Su naturaleza estaba en armonía con
la voluntad de Dios. Su mente era capaz de comprender las cosas divinas. Sus
afectos eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la
razón. Era santo y se sentía feliz…” No existe fundamento alguno para la
suposición de que el hombre llegó a existir mediante un lento proceso evolutivo
de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Tales enseñanzas rebajan la
obra sublime del Creador al nivel de las mezquinas y terrenales concepciones
humanas.
Base Bíblica: Génesis
1:26-28.
VI
Creemos que por su desobediencia al
mandamiento divino el ser humano introdujo el pecado en el mundo y por ello su
naturaleza se hizo mala. La consecuencia del pecado es la muerte. Pero
Dios es amor. Este amor insondable había previsto un camino de salvación para
la humanidad perdida. No existía otra posibilidad, sino que Jesús tomase sobre
sí la culpa y el castigo del pecado. Sólo mediante la muerte vicaria de
Jesús y su vida justa, es posible obtener el perdón de los pecados y la
justificación... Jesucristo es el Cordero de Dios que quita los
pecados del mundo, ya previsto por Dios antes que el mundo fuese. Mediante la
fe en Jesús como Salvador personal, la cual se revela en la fiel obediencia, el
pecador recibe la vida eterna. La obediencia es el verdadero fruto de la
salvación. Por amor y agradecimiento al inconmensurable don de Dios el creyente
es obediente a todos sus requerimientos mediante el poder del Espíritu Santo.
Base
Bíblica: Génesis 2:16, 17; 3:6. / Romanos 5:12; 6:23; Salmo 14:3; Job
14:4 / 1 Juan 4:16; Juan 3:16; Isaías 53:4-6; 1 Pedro 2:24. / Romanos
4:25; 5:1; 3:24 / Juan 1:29; 1 Pedro 1:18-20. / Romanos 8:1-4; Juan 14:15, 21.
/ Efesios 2:8, 9; Juan 15:10; 1 Juan 5:3.
VII
Creemos que los Diez
Mandamientos son
perfectos y como norma de vida y práctica tienen vigencia para todos los seres
humanos. La Biblia enseña que Dios mismo proclamó los Diez Mandamientos sobre
el monte Sinaí y los escribió con su propio dedo en las dos tablas de piedra.
Mediante el reconocimiento y la observancia de los sagrados Diez Mandamientos
del Señor, manifestamos que amamos a Dios el Padre y a su Hijo. La Ley de Dios
es una revelación de su voluntad y carácter. Es una imagen de la perfección
divina y refleja el verdadero carácter de Dios. En la Ley se muestra
especialmente el principio de amor, justicia y orden divino. Como ella es
espiritual sólo puede ser observada mediante el poder de Dios y la fe en
Jesucristo.
Base
Bíblica: Eclesiastés 12:13; Mateo 5:17, 18; Romanos 3:28, 31; 7:12;
Apocalipsis 12:17; 14:12; Éxodo 31:18; 32:15, 16; Deuteronomio 4:12, 13.
Romanos 13:10; 1 Juan 5:3. Éxodo 20:2-17.
VIII
Creemos que el cuarto mandamiento es
inmutable, igual que todos los demás, y es válido para todos los seres humanos. El sábado fue instituido por Dios después de los
seis días de la creación, quien lo bendijo y santificó; y distinguió mediante
su descanso. Fue dado como memorial de la creación y como día de reposo para
los seres humanos; por lo tanto, es llamado también día del Señor. Dios nos
ordena santificar este día por medio del descanso del trabajo, empleando su
tiempo en la adoración y el servicio religioso. El sábado es al mismo tiempo
símbolo de salvación, una señal de santificación, un testimonio de obediencia y
una anticipación de lo que será la vida eterna en el reino de Dios. El día de
reposo divino es la señal especial de sus hijos obedientes en el tiempo del
fin.
Dios ha mandado que se atienda a los que sufren y a los
enfermos; el trabajo necesario para darles bienestar es una obra de misericordia,
y no es una violación del sábado; pero todo trabajo innecesario debe evitarse.
Según el orden de la creación el día empieza y concluye a la
puesta del sol. Así pues, el sábado se inicia el viernes por la tarde con la
puesta del sol y finaliza el sábado por la tarde con la puesta del sol
Base
Bíblica: Génesis 2:1-3; Éxodo 20:8-11; 31:15; Levítico 23:3; Marcos
2:27, 28; Lucas 16:17. Génesis 1:5; Levítico 23:32; Lucas 4:31, 40.
IX
Creemos que Dios instituyó el
matrimonio en el
Paraíso y lo bendijo y santificó. “De manera que la institución del matrimonio
tiene como su autor al Creador del Universo. … Fue una de las primeras dádivas
de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída,
llevó Adán consigo al salir del paraíso.” –PP,
pág. 27. El matrimonio fue instituido: a) para que el hombre y la mujer se
ayuden y complementen uno a otro en amor (Génesis 2:18); b) para que se
reproduzca la raza humana (Génesis 1:27, 28). 1 Corintios 7:1-9.
El matrimonio es un pacto que debe ser basado en el amor y la
fidelidad de por vida entre un hombre y una mujer. Dios estableció el matrimonio
en los principios de la abnegación, el amor, el aprecio, el respeto, la
disposición al sacrificio y la responsabilidad. El hombre fue creado primero;
él es el guía natural y soporte de la familia. La esposa debe respetar el
liderazgo del esposo, pero éste debe amar a su esposa como Cristo amó a su
iglesia, por la cual dio su vida.
El matrimonio verdadero constituye, por lo tanto, una unidad
espiritual, mental y corporal: armonía de fe, corazón y cuerpo. La mujer y el
hombre forman una carne. Creemos que los cristianos deben observar el principio
de la temperancia, de modo que sus fuerzas físicas y mentales no sean
sacrificadas en el altar de la pasión y las bajas concupiscencias carnales. Los
consejos dados en este sentido, en la Palabra de Dios, nos indican el camino de
la pureza y de una vida agradable al Señor. Creemos que los miembros de iglesia
no deben contraer matrimonio con miembros de otras denominaciones o incrédulos,
ya que las Sagradas Escrituras consideran tal matrimonio como pecado. Creemos
que el divorcio no está en conformidad
con la voluntad de Dios.
Base
Bíblica: Mateo 19:4; Malaquías 2:14 ÚP. Efesios 5:23, 25. Génesis 2:24; Mateo 19:5, 6. 1
Tesalonicenses 4:3-5. Deuteronomio 7:3, 4, 6; 2 Corintios 6:14, 15. Mateo
19:3-9; Marcos 10:9-12; Romanos 7:1-3; 1 Corintios 7:10, 11.
X
Creemos
que la profecía de Daniel 7:25, “… y
pensará en cambiar los tiempos y la ley;…”, se ha cumplido. Se anuló de
los Diez Mandamientos el segundo que prohíbe la veneración y adoración de las
imágenes. El sábado, establecido en el cuarto mandamiento, se cambió por la
introducción injustificada del primer día de la semana, el domingo, como día de
reposo del estado y de la iglesia. El décimo mandamiento fue dividido en dos
para restablecer de nuevo el número “diez”.