jueves, 12 de marzo de 2015

Lección 11 | Contristando al Espíritu Santo


No es necesario que ninguno de nosotros ceda a las tentaciones de Satanás, y así viole su conciencia y agravie al Espíritu Santo. Ha sido hecha en la Palabra de Dios toda provisión para que todos tengan la ayuda divina en sus esfuerzos para vencer(Testimonies for the Church, vol. 5, p. 574).

DUDA Y DESOBEDIENCIA
1.....Cuando Dios revela claramente su voluntad de salvarnos, ¿qué pasará si nos comprometemos con el pecado o si consentimos siquiera un pecado?
Deuteronomio 30:15-18.- (15) Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; (16) porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus es­tatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. (17) Más si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, (18) yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
El hombre es responsable por recibir o rechazar la verdad sagrada y eterna. El Espíritu de Dios está de continuo convenciendo, y hay almas que se de­ciden en pro o en contra de la verdad. ¡Cuán importante es, pues, que cada acto de la vida sea tal que no haya necesidad de arrepentirse de él, es­pecialmente entre los embajadores de Cristo, que obran en su lugar”! –Obreros Evangélicos, pág. 183.
Dios no obliga a los hombres a re­nunciar a su incredulidad. Delante de ellos están la luz y las tinieblas, la ver­dad y el error. A ellos les toca decidir lo que aceptarán. La mente humana está dotada de poder para discernir entre lo bueno y lo malo. Dios quiere que los hombres no decidan por im­pulso, sino por el peso de la evidencia, comparando cuidadosamente un pasaje de la Escritura con otro”. –El Desedo de Todas las Gentes, pág. 422.

2.....¿Qué está prácticamente ha­ciendo la gente cuando des­confía de las promesas de Dios y duda de su amor?
Juan 3:16.- Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna
Juan 3:18-19.- (18) El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (19) Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres ama­ron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Cuando parece que dudamos del amor de Dios y que desconfiamos de sus pro­mesas, lo deshonramos y contristamos su Santo Espíritu... ¿Cómo puede mi­rarnos nuestro Padre celestial cuando desconfiamos de su amor, que le ha inducido a dar a su Hijo unigénito para que tengamos vida? El apóstol dice: ‘El que ni aun a su propio Hijo perdonó, sino que le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar también de pura gracia todas las cosas? (Romanos 8:32) Y sin embargo, cuántos están diciendo con sus hechos si no con sus palabras: ‘El Señor no dijo esto para . Tal vez ame a otros, pero a mí no me ama’”. –La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 216.

MIEDO, QUEJAS Y RECHAZO EN EL SERVICIO DEL SEÑOR
3.....¿Cómo contristamos al Espíri­tu Santo a través de nuestros miedos y descontento?
Lamentaciones 3:37-40.- (37) ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? (38) ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bue­no? (39) ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado. (40) Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová.
Éxodo 16:2,7.- (2) Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;… (7) y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmura­ciones contra Jehová; porque noso­tros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
1 Juan 4:18.- En el amor no hay te­mor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Muchos recuerdan a los israelitas de an­taño, y se maravillan de su incredulidad y murmuración, creyendo que ellos no habrían sido tan ingratos; pero cuando se prueba su fe, aun en las menores dificul­tades, no manifiestan más fe o pacien­cia que los antiguos israelitas. Cuando se los coloca en situaciones estrechas, murmuran contra los medios que Dios eligió para purificarlos. Aunque se suplan sus necesidades presentes, muchos se niegan a confiar en Dios para el futuro, y viven en constante ansiedad por temor a que los alcance la pobreza, y que sus hijos tengan que sufrir a causa de ellos. Algunos están siempre en espera del mal, o agrandan de tal manera las dificultades que realmente existen, que sus ojos se incapacitan para ver las muchas bendi­ciones que demandan su gratitud. Los obstáculos que encuentran, en vez de guiarlos a buscar la ayuda de Dios, úni­ca fuente de fortaleza, los separan de él, porque despiertan inquietud y quejas.
“¿Hacemos bien en ser tan incrédulos? ¿Por qué hemos de ser ingratos y des­confiados? Jesús es nuestro amigo; todo el cielo está interesado en nuestro bien­estar; y nuestra ansiedad y temor ape­sadumbran al Santo Espíritu de Dios”. –Historia de los Patriarcas y Profetas, pág. 299.

4.....¿Cómo contristó el joven rico al Espíritu Santo? ¿Cómo po­demos aplicar en nuestra ex­periencia personal con Jesús?
Mateo 19:20-22.- (20) El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? (21) Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y ten­drás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. (22) Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Lucas 9:23.- Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Es algo serio contristar al Espíritu Santo; y se lo contrista cuando el ins­trumento humano trata de trabajar él mismo y rehúsa entrar en el servicio del Señor debido a que la cruz es de­masiado pesada o la negación de sí mismo demasiado grande. El Espíritu Santo trata de morar en cada alma. Si se le da la bienvenida como a un hués­ped honrado, los que lo reciben llega­rán a ser completos en Cristo”. –La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 216.
El Espíritu Santo es un Maestro divi­no. Si obedecemos sus lecciones, nos haremos sabios para salvación. Pero necesitamos proteger adecuadamen­te nuestros corazones, porque con demasiada frecuencia olvidamos las instrucciones celestiales que hemos recibido y procuramos seguir las incli­naciones naturales de nuestras mentes no consagradas. Cada uno debe pelear su propia batalla contra el yo. Aceptad las enseñanzas del Espíritu Santo. Si lo hacéis, esas enseñanzas serán repeti­das vez tras vez hasta que las impresio­nes sean tan claras como si hubieran sido “grabadas en la roca para siem­pre”... –Consejos Sobre la Salud, pág. 561.

5.....¿Cómo puede nuestra con­ducta contristar al Espíritu Santo?
Efesios 4:29-32.- (29) Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (30) Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. (31) Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. (32) Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonán­doos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Cuando sufrimos pruebas que pare­cen inexplicables, no debemos permi­tir que nuestra paz sea malograda. Por injustamente que seamos tratados, no permitamos que la pasión se despierte. Condescendiendo con un espíritu de venganza nos dañamos a nosotros mis­mos. Destruimos nuestra propia con­fianza en Dios y ofendemos al Espíritu Santo. Hay a nuestro lado un testigo, un mensajero celestial, que levantará por nosotros una barrera contra el enemigo. Él nos envolverá con los brillantes rayos del Sol de Justicia. A través de ellos Sata­nás no puede penetrar. No puede atra­vesar este escudo de luz divina”. –Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 135.

MALA INFLUENCIA Y NEGLIGENCIA
6.....¿Qué ocurrirá con el Espíritu Santo, cuando al conocer el mandato de Jesús permane­cemos indiferentes y negli­gentes?
Mateo 28:19-20.- (19) Por tanto, id, y haced discípulos a todas las nacio­nes, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20) enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Los que conocen la verdad son res­ponsables de los que no la conocen. Como parte de la gran empresa de Dios, tenemos una obra que hacer en la construcción de los intereses de la misma. Como instrumentos de justicia, hemos de edificar el reino de Dios, de acuerdo con los planes que haya pues­to ante nosotros. Todos los que están conectados con Dios serán imbuidos de su Espíritu. La luz que les ha sido dada comunicará a los que están en tinieblas. Nunca cesarán sus esfuerzos por ganar almas para Cristo. Esta es la obra de todos los que dicen creer en Jesús. Y en esta obra se entregarán a Dios, en cuerpo, alma y espíritu. Lleva­rán su carga de alma en oración a Dios, para que los que le conozcan no sean condenados sino convertidos. Descui­dar esta obra es insultar a Jehová, con­tristar al Espíritu Santo, y ser desleales a Cristo–Review and Herald, July 18, 1899.
La obra está delante de nosotros. ¿Nos ocuparemos de ella? Debemos trabajar rápidamente, debemos avanzar conti­nuamente. No tenemos tiempo que perder, no tenemos tiempo para ocu­parnos en propósitos egoístas. Ha de ser amonestado el mundo. ¿Qué es­tamos haciendo individualmente para llevar la luz ante otros? Dios ha dejado su obra para cada hombre; cada uno tiene una parte que hacer, y no pode­mos descuidar esa obra, a menos que pongamos en peligro nuestras almas.
“Oh mis hermanos, ¿contristaréis al Espíritu Santo y lo haréis alejarse? ¿Excluiréis al bendito Salvador por­que no estáis preparados para su presencia? ¿Dejaréis que las almas perezcan sin el conocimiento de la verdad porque amáis demasiado vuestra comodidad para llevar la car­ga que Jesús llevó por vosotros”? –Mensajes Selectos, Tomo 1, pág. 147.

7.....¿Qué sucede cuando conoce­mos la voluntad de Dios más no la respetamos en cada as­pecto de nuestra vida?
1 Corintios 10:31.- Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
1 Timoteo 2:9, 10.- (9) Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decoro­sa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, (10) sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
Romanos 14:13.- Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tro­piezo u ocasión de caer al hermano.
Contristar al Espíritu Santo que lo convertiría a usted en testigo de Cris­to es un asunto terrible. Uno no sabe cuándo puede apesadumbrarlo por última vez. El Espíritu Santo no obra sobre el corazón humano para for­zarlo a entregarse a Cristo, para obli­garlo a rendir su conciencia; por el contrario, brilla en las cámaras de la mente de una manera tal que conven­ce de pecado y lo atrae a la justicia. Si no confiesa a Cristo ahora, llegará el momento en el cual, abrumado por el sentimiento de lo que ha perdido, sí lo hará. Pero, ¿por qué no hacerlo mien­tras la voz de la misericordia lo invita a dar ese paso”? (The Youth’s Instructor, August 1, 1895) –Recibiréis Poder, pág. 302.
Cualquier hábito o práctica que pue­da inducir a pecar y atraer deshon­ra sobre Cristo, debe ser desechado cueste lo que costare. Lo que des­honra a Dios no puede beneficiar al alma. La bendición del Cielo no puede acompañar a un hombre que viole los eternos principios de la justicia. Y un pecado acariciado es suficiente para realizar la degradación del carácter y extraviar a otros”. –El Deseado de Todas las Gentes, pág. 406.
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El Testigo verdadero dice: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo(Apocalipsis 3:20). Toda amonestación, reprensión y súplica de la Palabra de Dios o de sus mensajeros es un llamamiento a la puerta del corazón. Es la voz de Jesús que procura entrada. Con cada llamamiento desoído se debilita la inclinación a abrir. Si hoy son despreciadas las impresiones del Espíritu Santo, mañana no serán tan fuertes. El corazón se vuelve menos sensible y cae en una peligrosa inconsciencia en cuanto a lo breve de la vida frente a la gran eternidad venidera. Nuestra condenación en el juicio no se deberá al hecho de que hayamos estado en el error, sino al hecho de haber descuidado las oportu­nidades enviadas por el cielo para que aprendiésemos lo que es la verdad”. –El Deseado de Todas las Gentes, pág. 454.



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