“A toda madre
se le confían oportunidades de valor inestimable e intereses infinitamente
valiosos. El humilde conjunto de deberes
que las mujeres han llegado a considerar como una tarea tediosa debiera ser
mirado como una obra noble y grandiosa.
La madre tiene el privilegio de
beneficiar al mundo por su influencia, y al hacerlo impartirá gozo a su
propio corazón. A través de luces y sombras, puede trazar sendas rectas para los pies de sus hijos, que los
llevarán a las gloriosas alturas celestiales. Pero sólo cuando ella procura seguir en su propia vida el camino de las
enseñanzas de Cristo, puede la madre tener la esperanza de formar el carácter
de sus niños de acuerdo con el modelo divino. El mundo rebosa de
influencias corruptoras. Las modas y las costumbres ejercen sobre los jóvenes
una influencia poderosa. Si la madre
no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos, éstos aceptarán naturalmente
lo malo y se apartarán de lo bueno. Acudan todas las madres a menudo a su Salvador con la oración: ‘¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué
ha de hacer?’ Cumpla ella las instrucciones que Dios dió en su Palabra,
y se le dará sabiduría a medida que la necesite”. –Patriarcas y
Profetas, pág. 618.
UN MATRIMONIO SIN PROGENIE
1.....¿Por qué Ana estaba triste, aunque estaba
casada y su marido la amaba tiernamente? ¿Cómo podemos entender su problema?
1 Samuel 1:2, 4-6.- (2) Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era
Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos,
mas Ana no los tenía. (4) Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía
sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a
cada uno su parte. (5) Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a
Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. (6) Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola,
porque Jehová no le había concedido tener hijos.
“Elcana, un levita del monte de Efraín, era hombre rico y de mucha
influencia, que amaba y temía al Señor. Su
esposa, Ana, era una mujer de piedad fervorosa. De carácter amable y modesto, se
distinguía por una seriedad profunda y una fe muy grande.
{PP, 614}
A esta piadosa pareja le había sido negada la
bendición tan vehementemente deseada por todo hebreo. Su hogar no conocía la alegría de las
voces infantiles; y el deseo de
perpetuar su nombre había llevado al marido a contraer un segundo matrimonio,
como hicieron muchos otros. Pero este paso, inspirado por la falta de fe en
Dios, no significó felicidad. Se
agregaron hijos e hijas a la casa; pero se había mancillado el gozo y la
belleza de la institución sagrada de Dios, y se había quebrantado la paz de
la familia. Peninna, la nueva esposa, era celosa e intolerante, y se conducía
con mucho orgullo e insolencia. Para
Ana, toda esperanza parecía estar destruída, y la vida le parecía una carga pesada; no obstante, soportaba la prueba
con mansedumbre y sin queja alguna”. –Patriarcas y
Profetas, pág. 614.
TRISTEZA Y DOLOR
2.....¿Qué pasaba cada año cuando Elcana, el
esposo, y su familia iban a la casa del Señor? En vez de ser una ocasión de
felicidad y gratitud, ¿en qué se convirtieron la visitas a la casa de oración?
1 Samuel 1:3, 7, 8.- (3) Y todos los años aquel varón subía de su
ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos
en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes
de Jehová. (7) Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por
lo cual Ana lloraba, y no comía. (8) Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por
qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está
afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
“Aun en medio de las sagradas festividades relacionadas con el servicio
de Dios, se hacía sentir el espíritu maligno que afligía su hogar. Después de presentar las ofrendas,
participaba toda la familia en un festín solemne aunque placentero. En esas
ocasiones, Elcana daba a la madre de
sus hijos una porción para ella y otra para cada uno de sus hijos; y en señal de consideración especial para
Ana, le daba a ella una porción doble, con lo cual daba a entender que su afecto por ella era el mismo que si le
hubiera dado un hijo. Entonces la
segunda esposa, encendida de celos, reclamaba para sí la preferencia como
persona altamente favorecida por Dios, y echaba en cara a Ana su condición de esterilidad como evidencia de
que desagradaba al Señor. Esto
se repitió año tras año hasta que
Ana ya no lo pudo soportar. Siéndole imposible ocultar su dolor, rompió a llorar desenfrenadamente y se
retiró de la fiesta. En vano
trató su marido de consolarla diciéndole: ‘Ana, ¿por qué lloras? ¿y por
qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez
hijos’”? –PP, pág. 614.
LA ORACIÓN DE FE
3.....En profunda angustia del alma, llorando
desconsoladamente, ¿qué oración exclamó Ana delante del Señor? ¿Qué voto hizo
de todo corazón?
1 Samuel 1:9-11.- (9) Y se levantó Ana después que hubo comido
y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una
silla junto a un pilar del templo de Jehová, (10) ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. (11) E hizo voto,
diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de
tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que
dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos
los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
“Ana no emitió reproche alguno. Confió a Dios la carga que ella no podía compartir con ningún amigo
terrenal. Fervorosamente pidió
que él le quitase su oprobio, y que le
otorgase el precioso regalo de un hijo para criarlo y educarlo para él.
Hizo un solemne voto, a
saber, que si le concedía lo que pedía,
dedicaría su hijo a Dios desde su nacimiento. Ana se había acercado a la
entrada del tabernáculo, y en la angustia de su espíritu, ‘oró a Jehová, y lloró abundantemente’. Pero hablaba con el Señor en silencio, sin emitir sonido alguno”. –Patriarcas y
Profetas, pág. 615.
4.....¿Comprendió Elí, el sumo sacerdote en ese
tiempo, que ella estaba abriendo su corazón al Señor? ¿Qué bendición pronunció
cuando se dio cuenta de su oración ferviente?
1 Samuel 1:12-17.- (12) Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. (13) Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente
se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
(14) Entonces le
dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
(15) Y Ana
le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de
espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi
alma delante de Jehová. (16) No tengas a tu sierva por una mujer impía;
porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta
ahora. (17) Elí
respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que
le has hecho.
“Rara vez se presenciaban semejantes escenas de adoración en aquellos
tiempos de maldad. En las mismas fiestas religiosas eran comunes los
festines irreverentes y hasta las borracheras; y Elí, el sumo sacerdote, observando a Ana, supuso que estaba ebria.
Con la idea de dirigirle un merecido reproche, le dijo severamente: ‘¿Hasta
cuándo estarás borracha? Digiere
tu vino’. “Llena de dolor y
sorprendida, Ana le contestó suavemente: “No, señor mío: mas yo soy una mujer trabajaba de espíritu:
no he bebido vino ni sidra,
sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía: porque por la magnitud
de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora”. “El sumo sacerdote se conmovió
profundamente, porque era hombre
de Dios; y en lugar de continuar reprendiéndola pronunció una bendición sobre ella: ‘Ve en paz, y el Dios de Israel
te otorgue la petición que le has hecho’”. –Patriarcas y
Profetas, págs. 615, 616.
LA RESPUESTA DEL SEÑOR A SU ORACIÓN
5.....¿Qué promesa acompaña las oraciones de fe?
¿Se cumplió esta promesa en el caso de la oración sincera de Ana?
Marcos 11:24.- Por tanto, os digo que todo lo que
pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
1 Samuel 1:18-20.- (18) Y ella dijo: Halle tu sierva gracia
delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y
no estuvo más triste. (19) Y levantándose de mañana, adoraron delante de
Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se
llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. (20) Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber
concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel,
diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
“Le fue otorgado a Ana lo que había pedido; recibió el regalo por el cual había
suplicado con tanto fervor. Cuando
miró al niño, lo llamó Samuel, ‘demandado de Dios’”. –PP, pág. 616.
“Esta responsabilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño y forma
su armazón física, le comunica
también influencias intelectuales y espirituales que tienden a formar la
inteligencia y el carácter. Jocabed,
la madre hebrea de fe robusta y que no temía “el mandamiento del rey” (Hebreos
11:23), fue la mujer de la cual nació
Moisés, el libertador de Israel. Ana,
la mujer que oraba, abnegada y movida por la inspiración celestial, dio a luz a
Samuel, el niño instruido por el Cielo, el juez incorruptible, el fundador de las escuelas sagradas de
Israel. Elisabet, la parienta de María de Nazaret y animada del mismo
espíritu que ésta, fue madre del precursor del Salvador”. –El Ministerio de
Curación, pág. 287.
RECIBIDO Y CONSAGRADO AL SEÑOR
6.....Después que nació el niño, ¿se olvidó Ana o
recordó el voto que hizo? Aún cuando el niño era pequeño, ¿dónde llevaron los
padres a Samuel?
1 Samuel 1:24-26.- (24) Después que lo hubo destetado, lo llevó
consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo
trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. (25) Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.
(26) Y ella
dijo: !!Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer
que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.
“Al trabajar por vuestros hijos, valeos del gran poder de Dios. Confiad vuestros hijos al Señor en
oración. Obrad por ellos
fervorosa e incansablemente. Dios
oirá vuestras oraciones y los atraerá a sí mismo. Luego, en el último
gran día, podréis presentarlos a Dios diciendo: ‘He aquí, yo y los hijos que me
dio Jehová’. “Cuando Samuel reciba la
corona de gloria, la mecerá delante del trono para rendir honor, y reconocerá
con gozo que las lecciones que su madre le dio fielmente por los méritos
de Cristo le coronaron de gloria inmortal. “Nunca apreciará el mundo la
obra de los padres prudentes, pero
cuando sesione el juicio y se abran los libros, esa obra se verá como Dios la
ve y será recompensada delante de hombres y ángeles. Se verá que un hijo
criado fielmente fue una luz en el mundo. Velar
sobre la formación del carácter de ese hijo costó lágrimas, ansiedad y noches
de insomnio, pero la obra se hizo sabiamente, y los padres oyen al
Maestro decir: ‘Bien, buen siervo y fiel’”. –Hogar Cristiano,
págs. 385, 386.
7.....¿Cuán agradecida estaba Ana por la gracia
que ella había recibido? ¿A quién dedicaron ella y su esposo el niño que había
sido recibido por gracia? ¿Dónde comenzó a servir Samuel cuando era muy joven?
1 Samuel 1:27, 28.- (27) Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que
le pedí. (28) Yo,
pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será
de Jehová. Y adoró allí a Jehová.
“Tan pronto como el niño tuvo suficiente edad para ser separado de su
madre, cumplió ella su voto.
Amaba a su pequeñuelo con toda la
devoción de que es capaz un corazón de madre; día tras día, mientras
observaba su crecimiento, y escuchaba su parloteo infantil, sus afectos lo enlazaban cada vez más
íntimamente. Era su único hijo,
el don especial del Cielo, pero lo había recibido como un tesoro
consagrado a Dios, y no quería privar al Dador de lo que le pertenecía”.
–PP, pág. 616.
“De Silo, Ana regresó quedamente a su hogar en
Ramatha, dejando al niño Samuel para que, bajo la instrucción del sumo
sacerdote, se le educase en el servicio de la casa de Dios. Desde que
el niño diera sus primeras muestras de inteligencia, la madre le había enseñado a amar y reverenciar a Dios, y a considerarse a sí mismo como del Señor.
Por medio de todos los objetos familiares que le rodeaban, ella había tratado
de dirigir sus pensamientos hacia el Creador. Cuando se separó de su hijo no cesó la solicitud de la madre fiel
por el niño. Era el tema de las
oraciones diarias de ella. Todos
los años le hacía con sus propias manos un manto para su servicio; y cuando
subía a Silo a adorar con su marido, entregaba al niño ese recordatorio de su
amor. Mientras la madre tejía cada una de las fibras de la pequeña
prenda rogaba a Dios que su hijo fuese puro, noble, y leal. No pedía para él grandeza terrenal,
sino que solicitaba fervorosamente
que pudiese alcanzar la grandeza que el cielo aprecia, que honrara a Dios y beneficiara a sus
conciudadanos”. –Patriarcas y Profetas, pág. 617.
8.....¿Por qué están estas experiencias con el
Señor registradas en las Escrituras? Cuándo recibes niños del Señor, ¿deseas
consagrarlos a Él, como lo hicieron Ana y Elcana?
1 Corintios 10:6 pp, 11.- (6) Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para
nosotros. (11) Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
Romanos 15:4.- Porque las cosas que se escribieron
antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que
por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
“Cada mañana consagraos a Dios con vuestros hijos”. –TI, Tomo 7, pág.
46.
“Los que obtienen un conocimiento de la voluntad de
Dios, y practican la enseñanza de su palabra, se encontrarán fieles en cualquier posición de confianza que puedan
ser colocados. Padres,
consideren esto y coloquen a sus hijos donde puedan ser educados con los
principios de la verdad, donde cada esfuerzo será hecho para ayudarles a
mantener su consagración, si convertidos, o si inconversos, a influirles a
convertirse en hijos de Dios, y así prepararles
a seguir adelante para ganar otros para la verdad.” (Extractos de un artículo en
Bible Echo para el 1 de septiembre de 1892.) –Fundamentals of
Christian Education, pág. 205.
MEDITACIÓN
- ¿Cuántos del pueblo de Dios tienen el gran deseo de dedicar sus hijos al Señor, como lo hizo Ana?
- ¿Tenemos fe y espiritualidad para ayudar a nuestros hijos en su misión para Dios?
- ¿Qué ambiente constante en la familia ayuda a preparar a nuestros hijos para el servicio del Señor?
ESTUDIO ADICIONAL
Éxodo 13:2; Isaías
8:18.
“[Samuel] era bondadoso, generoso, obediente y respetuoso…
Samuel era servicial y afectuoso, y ningún padre amó jamás a un hijo más
tiernamente que Elí a este joven. Era
cosa singular que entre el
principal magistrado de la nación y un niño sencillo existiera tan cálido
afecto. A medida que los achaques de la vejez le sobrevenían a Elí,…
[él] buscaba consuelo en Samuel”. –Patriarcas y
Profetas, pág. 617.
“Enséñese a los jóvenes y niños a escoger para sí la vestidura real
tejida en el telar del cielo, el
‘lino fino, limpio y resplandeciente’ que usarán todos los santos de la tierra.
Se ofrece gratuitamente a todo ser humano esta vestidura, el carácter
inmaculado de Cristo. Pero todos los que la reciban la han de recibir y usar
aquí.
Enséñese a los niños que al abrir la mente a
los pensamientos puros y amantes, y al hacer algo útil y amable, se visten con
el hermoso atuendo del carácter de Cristo. Ese traje les dará
hermosura e influirá para que sean amados aquí, y más adelante será su título
de admisión al palacio del Rey. Su promesa es: ‘Andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos’”. –La Educación, págs.
223, 224.
No hay comentarios:
Publicar un comentario