No puede describir el corazón
su sentir al estar bajo las aguas del bautismo,
pues este se renovó
y su vida dio vuelta en un ángulo cristiano.
Abandonó los manjares del mundo
y se orientó en el camino duro,
difícil pero no imposible,
su mente hoy idealiza la sonrisa de Cristo
al saber su cambio radical.
Hoy una corona con brillantes perlas
tienen ya su nombre,
Cristo hoy ganó la batalla
y Satanás con su espeluznante rostro
aceptó su derrota.
Reyna el jolgorio y la algarabía en el cielo,
la fe dio a lugar a la rotura de las costumbres
e impuso el amor a Cristo de por medio.
El amor de un cristiano por su Dios
se manifiesta de maneras especiales,
pero la muestra para la familia cristiana
es el santo y simbólico bautismo.
(Karla Lesly
García Gerónimo)
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